Se te fue el cometa, se te pasó la misa de gallo

Esa pregunta es la única que se me ocurre cuando alguien no está ni estará tan cerca de mí, ideal para aliviar o al menos falsear la verdadera dimensión de lo que hace sentir una valiosa oportunidad perdida. A todos los hombres nos ha pasado alguna vez, pero siempre dudé respecto de las mujeres, a las que siempre consideré más tolerantes con las elecciones de algunos hombres, con giros del destino y del mercado y, finalmente, no muy afectadas porque la soledad no las carcome tanto. Eso hasta hace unos días.



Debo admitir que con J sigo en perhaps, perhaps, perhaps***. Sin embargo, el hecho de estar en la punta a uno le llena la cabeza de expectativas y muchas cosas cambian, por lo menos a los ojos de otros: Parezco más motivado (por el hecho de gustarle a alguien, inevitable), tiendo a hacer mejor mi chamba para no tener que perder tiempo valioso de ella, etc., sobretodo por el período de negación que pasé en el último verano. Y aparentemente, hay quien comienza a sentir la existencia de uno.



K



El hecho de llevar casi todos mis cursos con ella en la segunda mitad del año pasado ayudó mucho. Recién la conocía, pues no solía hacer mucha vida social en la facultad y con un poco de tiempo me empezó a gustar, me agradaba estudiar con ella y de a pocos, ir compartiendo otras cosas, de a pocos y cautelosamente, no sólo por no atosigarla, sino también porque aún estaba desilusionado y lesionado por lo que había pasado con limona entre Mayo y Junio: Gastritis, un poco de temor para empezar de nuevo, tenerla aún en el cerebro. Todo eso me confundía, me hacía pensar que estaba perdiendo el dominio de mi soledad y que podía estar disfrazando eso con la atracción que me despertaba K.



Para Noviembre y Diciembre fui disipando todo eso y encontrando más espacio para continuar con ella sin tener materias académicas entre los dos; por otra parte, la gastritis desapareció y la esta nueva mancha el salamandra la tendría que llevar adelante como galón de guerra, así que decidí ser más agresivo. Una inocente salida de café era un buen paso. Debo confesar que la pasamos bien, excepto por un detalle: Ella tenía enamorado, aunque no le molestaba salir con otras personas en "plan tranqui" porque, entre otras cosas, había ciertas complicaciones ahí.



Las complicaciones en una pareja son terrenos fertiles para estrategias duchos. En realidad, no mucho entusiasmo mostraba ella en su relación y también parecía ir tanteando nuevas casas o ir tomándose muy en serio eso de "ver a otras personas", pues volvimos a salir. Ese sábado después de Talk Show tuvo hambre y también sed, parecía que había leido la notita que había tirado al pozo de los deseos, así que con una jarra en un pub muy acogedor fue suficiente como para conocer ciertas partes más graciosas de nuestras personalidades, con mucha cautela de todos modos, de mi lado y del suyo, a pesar de que estábamos jugando Yo nunca*** y haciendo confesiones superlargas e hilarantes, intercalándolas con ciertas miradas cheleras y ciertos tonos de voz, sin contar la ya suelta sonrisa de la complicidad del trago. Nuestras conversaciones generalmente eran de volumen bajo, taciturnas, de sonrisas y muecas, la de esa noche fue de carcajadas, algunas palabras muy pronunciadas y todo, hasta que aposté a confundirla, confundirme y hacer una mezcolanza de no muy buen sabor.



Sólo digamos que me fui hasta más allá del codo y no podía excusar mi conducta sino en la confusa situación de "darse un tiempo y salir con otra gente", un beso generalmente no es resistible y bueno, me extrañó mucho su recato aún con algo de trago; felizmente esa jarra ya estaba casi vacía, pues ya nos íbamos, ninguno de los dos se sentía cómodo a pesar de que no me arrepentía de mi atrevimiento y que había apresurado ciertas conclusiones. Luego de tres días hablamos por teléfono muy pausadamente, de todos modos ya habíamos pensado en que decir en esa conversación, en definir todo aunque sea de ese modo aún sabiendo que ya no iba a tener vela en ese entierro; me pidió disculpas por dejarme tanto espacio, sabía que debió ser más cuidadosa y yo también admití lo mío. Después llegó la navidad, una noche de hacer dominadas y cabecitas con el condón inflado que no usé ese día, y acabó de forma elíptica como ese preservativo un año realmente desastroso, al menos tenía una chamba para el 2007, de mierda, pero chamba al fin y al cabo.



Nos evitamos lo más posible en el verano, sin que me produjera tormento alguno, y todo fue bueno hasta que volvimos a coincidir en un curso, de tres horas, una vez por semana. En realidad, felizmente tanto ella como yo habíamos dejado atrás el episodio de aquel sábado e incluso llegué a conocer a su enamorado, nuestra amistad siguió una normalidad bastante cómoda que no daba mucho lugar ni a cierto hastío que a veces se siente por el sólo hecho de ver a una persona cotidianamente, sabiendo que será a la misma hora y haciendo lo mismo, más todavía si nos sentábamos juntos todas las clases. Eso hasta hace algo así como un mes...



Ya había comenzado a salir con J y no era de extrañar encontrarme con un mail o mensaje suyo, pero el de aquel día fue inesperado. Vibró en plena mesa, antes del comienzo de esa sesión, lo que dio lugar incluso a bromear con el profesor (normal, es un profe amigo y ducho en la materia) acerca de la identidad de quien había mandado aquel mensaje.



- No, profe, una amiga con la que salgo.

- Ah, ya, buena fortuna de todos modos.



A partir de eso, fue una seguidilla de errores. En vez de apagar el celular o salir a responder, decidí contarle a mi amiga del costado sobre este nuevo feliz episodio.



- Ella es J, es una chica de patatús***, en serio. Es psicóloga, trabaja en...



K casi ni me habló en toda la clase, ni en el receso, se fue sin despedirse. Algo así debí intuir cuando sólo me dijo "Ah" con un levante de ceja que no necesariamente significa complacencia, cuando le hablé sólo escuchaba "Creo que no" o "Puede ser, si esa era la causa" con una frialadad que hasta me inhibió de espiarla con el rabillo del ojo. Ya de regreso a casa su actitud seguía desconcertándome, en parte porque siempre me molesta tener algún lío amical casi tanto como que alguien se moleste por alguien que no conoce o porque le hablo de ella, J; igual me extrañaba, sólo la había mencionado una vez esa noche, mientras pude hacerlo, no tenía porque sentirse hastiada de ese tema que en realidad había surgido accidentalmente, que de no ser por una mezcla infortunada de circunstancias hubiese quedado ahí nomás.



Me pregunté por eso hasta el sábado de esa semana, cuando me encontré de nuevo con K, mientras estaba mandando un mensaje. Nos saludamos, conversamos unas tres líneas mientras terminaba con ese mensaje (a un compañero, coordinando horarios para un asunto del trabajo).



- ¿Qué, le escribes a J?



No respondí inmediatamente, luego fui diciéndole que era otro asunto, sin sonreir ya que realmente no había porqué y no estábamos bromeando (generalmente no lo haciamos tanto ni nos animamos a trivializar ciertos asuntos). Cuando sentí que felizmente había que olvidar eso, alguien no lo había dejado, no entendía porqué seguía con J en su cabeza, ¡si tiene que estar sólo en la mía!



Yo espero que no moleste a nadie más la presencia de J, sería ideal aunque no me importaría en absoluto si es que algo similar aparece o continua. No pude evitar pensar muchas cosas, entre ellas esa de J molestando a mucha gente, pero igual entonces decidí dejarlo de lado y pensar en cosas más importantes. Eso, hasta que sucedió algo similar días después...



¿Qué creen?









***Perhaps, perhaps, perhaps: Estado de indecisión, de tratativas, de cortejo, momento de mover las piezas con cautela. Es extraño que no salga con nadie más si sólo anda en perhaps perhaps perhaps con ella.



***Yo nunca: Juego de confesiones donde cada jugador indica un hecho después de lo cual, quien haya pasado por eso debe tomar de su copa.



***De patatus: Algo muy genial, de locura.