jueves, 17 de septiembre de 2009

¿Alguien más en tu caída vida?

A priori, no me cayó bien Lucho. Me pareció uno de esos gorditos chela que conversan combinando pasos salseros y creen ser campeones de Copa Libertadores sólo por haberle sacado el MSN a una secretaria rica y por supuesto, con su pulsera con las imágenes de santos, esa huevada que me parecía horrorosa. El punto problemático es que este es un lector fiel y, por lo que descubrí, promotor de este blog y sus artes perversas.

- ¿Sabes? Yo creo que Car'e Cerebro tiene la culpa de que te hayas ido de la oficina.

- ¿Qué tiene que ver la tía esa? Oye, son áreas distintas. Aparte, yo renuncié, no hubo reducción ni nada parecido.

- ¿Ves lo que te digo? Entonces, renunciaste cuando viste su cacharro, no jodas.


- Ya, por favor, jajajajajajaja.


- Huevón, no duraste ni una semana más - dijo, levantando el dedo, como indicando qué decir en caso de ser interrogado -. Renunciaste porque el ambiente de trabajo se había afeado tanto, que incluso comenzó a perjudicar tu salud.


- Ya párala, pobre tía, ¿te ha hecho algo?


- A mí no, a tí sí, según dicen en el banco. Incluso imprimieron esa cosa que escribiste en tu blog sobre ella y la pegaron en el panel, hasta Claudine (mi ex jefa) sabe a quien se refiere.


- No jodas - cambién mi ánimo, alarmadísimo -. ¿Sabe que yo fui quien escribió eso?

- No, solo el pata de sistemas que reviso tu máquina, fácil sus amigos, Luciana, Karen y Charito, la secre de Enrico.

- Normal, no me interesa mucho. Luciana casi ni se habla con Claudine, Karen creo que ya sale también... pero huevón, igual, ¿por qué te la agarras sólo con ella? ¿Sólo porque no puedes tirarte a Karen?


- Aguanta, flaquito, hay que aclarar un par de factores. Primero, Carlitos y tú empezaron el chongo contra ella, así que...


- Oe, comenzamos, pero ustedes la continúan, incluso sin mí en la oficina.


- Es un cague de risa, no seas cojudo. Aparte, los patas de Riesgo me contaron que es insufrible, medio botada y encima, tiene una voz de mierda.

- Tú también tienes una voz de mierda y nadie te jode.


- Pero igual pues...

- Pobre chibola, querrá unirse al grupo y ustedes, hijos de puta, no la dejan.


- Puta madre, el defensor del pueblo - respondió Luchito, riéndose de nuevo, abriendo los brazos muy reclamón -. ¿Quieres su teléfono? Veo un extraño brillo en tu mirada...

- Sí, son mis anteojos, tarado. Pero párala, jode a otros hombres aunque sea, para que te saquen la mierda.

- No, están saliendo nuevos chistes...

- Ya, basta - traté de ser tajante -, ¿tan alicaída está nuestra vida en cuanto a mujeres, que nuestro centro de atención es una chica más fea que flan de ajo? Ya, de una vez...

Lucho se mató de la risa durante varios minutos, su blandengue y grueso cuerpo adoptaba movimientos de ameba, de manguera de bombero doblada para ser guardada, mientras se carcajeaba y se sostenía el abdomen, como si se le fuera a caer. Cuando recuperó el aire, se quedó callado un instante y encendió un cigarro.

- Tienes razón, parece que habláramos de la puta de moda.


- Mujeres sobran, como Karen...

- Ah, ella, puta, no me dejaste terminar - dijo Lucho, recuperando una expresiva excitación y autoridad al hablar -. Yo no mezclo trabajo con tire, donde se come no se caga.

- Brother, tú eres el único huevas que caga sobre quien debería montarse, ¿qué problema hay?

- ¿Y qué problema había con Charito?


- Con ella ninguno, sólo que me tenía hinchadas las sienes con Ritmo Romántica - dije, refiriéndome a la secretaria de mi sección, estereotípica chica adicta a la radio propiedad de Myriam Hernández -.

- ¿Y con Claudine?

- ¿Qué tiene que ver ella?


- Desde que la gente de sistemas se llevó tu máquina, todo el mundo comenzó a sospechar.

- ¿Ves que es bueno cambiar de personaje? Eso es importantísimo - Le dije, en una, despejando y tirando la pelota lo más lejos posible -. Yo acabo de encontrar en el Facebook a un compañero de cole que sólo conoce gente del cole o sólo tiene contacto en el cole, por mucho que los años hayan pasado - decía, tranquilo, confiado en que Lucho me seguiría la corriente -. Esa situación es patética, ¿no crees?

- Sí, que triste tu pata...

- No es mi pata - corregí -. De hecho, lo acepté sólo para comprobar lo que te venía diciendo. El punto es que, bueno, chochera, somos hombres de mundo, tenemos profesiones, inteligencia, chispa y hasta algo de pinta si quieres, no deberíamos estar desperdiciando nuestras palabras en Cara de Pepián.

- Pero es divertido, no lo niegues. Podría jurar que hasta transcribirás el tema de esta conversación en tu blog. Por cierto, ¿tú harás algo el viernes?

- Quedarme en mi casa, estoy en plan conservador. ¿Tú?

- Quería ir al cine...

- Sé que eso es una maldición permanente, aunque por otro lado, ¿qué hacemos acá, en tu carro? De hecho, protegiéndonos de conocer nuevas mujeres, que nos traigan nuevas desgracias.

Entonces, Luchito dijo algo que nunca olvidaré.

- Raúl, puede que me case con la próxima mujer que ame, ¿y tú?

- Dije lo mismo respecto de la última mujer que amé. Espero que no llegues a amar a Car'e Cerebro.

- Yo también espero que no.

- Si lo haces, ni gastes tu plata en Ripley Novios, mejor ve al banco de órganos. Ni me mandes invitación a la boda.

- Tú tampoco.

- Y si lo haces, dejame ir con un traje y máscara de cuero.

- Y a mí, vestido de exorcista.

Hacía unos minutos, estaba interesado en detener la avalancha que había producido con mis chistes. Ahora, creo que es más importante para ambos tener a alguien en quien pensar. Dentro de unos minutos no sé, el tiempo pasa demasiado rápido.


Bueno jóvenes, los dejo con una canción previsible. En verdad, incluyo la versión original de Tita Merello y la de la archiconocida novela que ya se va por los 10 años y que, sí, merece su homenaje, aunque sea desde este austero y conservador blog.




domingo, 6 de septiembre de 2009

Una historia de combi (y de la vida real)

Me gusta sentarme en esos asientos que están entre las puertas de la combi, entre la ubicación del cobrador y la del chofer. Muchos pensarán que podría ser la capital de la pestilencia, pero nada que ver, es el sitio ideal para estirar las piernas, acomodarse sabiendo que pocos son los que se atreven a sentarse ahí (no tan pocos como los que se van hacia atrás), donde "posiblemente se sentó ese cochino y necesitado cobrador"; claro, como la libido se queda impregnada en el asiento, en fin, quienes suelen señalar a los transportistas pues tan decentes no son... queja oímos, culos no imaginamos.

Si la chica que esta en el asiento que se parece al mío, frente a mí, piensa cosas como las del párrafo anterior, tendrá justificación. Hace rato que quería saber de una queja legítima, de una chica que tuviera razones para despotricar contra ellos fuera de que las miren hombres feos, hace mucho quería toparme también con un chofer que escuchara las noticias de RPP, todo el Perú a la vez, en lugar de sus indeseables cumbias o de la cada vez más trillada ochentería; todo me indicaba que esta tarde sería como las de antes, como las de los años vividos, los días de triunfo, las tardes de gloria. Esta vez no, como dije, era el reclamo de una niña a la que no querían cobrarle medio pasaje.

- Pero este carnet todavía es vigente - decía ella, con una voz que construía un firme muro agudo -, aún no han sacado el otro carnet.

- No amiguita, ya hay gente que tiene el otro carnet.

- Pero este aún es vigente, ha sido prorrogado.

Era justo, era cierto lo de la prórroga, todos los años sucedía, era una costumbre difícil de ignorar. Me pasmaba la pasividad del resto de gente, que más bien parecía desaprobar la treta de esa mujer, ¿qué sabía nadie sobre eso? ¿Alguno de esos había tenido que pasar por eso alguna vez? Claro que no, no saben, no opinan, no intervienen, yo sí. Además, tengo ganas de interactuar con alguien.

- Compadre, ha sido prorrogado hasta fin de mes, cóbrale bien.

- No, no, ya, ya, paga completo.

- Veinte céntimos menos no te van a hacer más pobre.

En estos casos, el juez suele emitir voz y voto dirimente desde la parte delantera y así pasó esta vez, con una ligera diferencia: No fue el chofer. Era el mismo que se encargaba de la locución de Mentol Chino, Nopucid, Cafetal, la gran Marathon RPP, ese tío que muchas veces era confundido con Iván Marquez: "Les recordamos a los señores transportistas que la vigencia del carnet universitario emitido el año 2008, ha sido ampliada hasta el 30 de Septiembre del año en curso, por lo que se les invoca cumplir con cobrar la tarifa correspondiente a los estudiantes que porten dicho cocumento", resolución clara, firme, inapelable.

- ¿Ya ves?

- JAJAJAJAJAJAJA, ¡TE CAGÓ!

No le quedó otra que recibir de buena gana el sencillo de la chica, previa venia del chofer. Resolución consentida y ejecutoriada. El problema es tener los audífonos de nuevo a todo volumen y decir que uno diga "Jajajajaja, ¡te cagó!" aparentemente bajito, la solución es que la chica te sonría, clara señal de entendimiento y aprobación del chiste.

Días después, pensándolo bien y con mayor conocimiento de causa, esta mujer sabe.

Si quieren seguir con un debate más importante socialmente hablando, recomiendo seguir con el post anterior.