lunes, 30 de abril de 2007

Sí, dispuesto a ser estúpido

Esta es la parte final del recuento del inicio del caso D, alguna vez volveré a revisar todo el expediente, incluso desde la etapa previa, de la cual no hablé con nadie.


Mi planteamiento fue demasiado conservador para haber decidido arriesgar tanto. No opté por rodear a D con mi brazo, ni tomar su mano ni cualquier otra cojudecita de mi sudorosa adolescencia.

Realmente, no le di mucha atención al musical y (para mi alivio) creo que D tampoco, puesto que había ciertas ocasiones en que me mencionaba pequeñas veleidades para terminar en largas oraciones al respecto, cosa que en otras circunstancias me hubiese molestado mucho, pero se trataba de ella y un presunto indicio de desinterés, aunque debo admitir que al comienzo dijo un par de cosas sobre el ex que realmente me hicieron pensar en decir que iba al baño y nunca volver a la sala, ni volver a su vida.

Como dije, esperamos ahora a que la regular cantidad de gente que fue al espectáculo se retire, hasta quedarnos los dos solos y bajar hacia el estrado. Cuando estuvimos ahí, el bajo y en ese momento nuevamente me vi forzado a una veloz deliberación, a un atado de preguntas que sólo una persona insegura como yo se hace: ¿Para que quedarse si el ya no interesa? ¿No hubiese sido mejor dejarlos? Tuve que responderme a mí mismo con una sola respuesta, que me pareció entonces muy tonta pero útil: No nos hemos soplado casi dos horas de bailecitos cincuenteros por gusto, es hora de enfrentar la realidad y, al menos, ahorrar ciertas cosas que podrían ser frustrantes.

Por último, ¿este no era el momento propicio para demostrar que yo era el clavo que sacaría a ese clavo? Pues eso pensé, como dijo Alejandro Toledo en alguna propaganda: "Nos vemos en el cambio de mando".

Al bajar, el ex se sorprendió incomodamente con mi presencia, me saludó como dudando sobre mi existencia y tratando de ser lo más esquivo posible mientras D le hablaba de mí. Ya estaba seguro de que podré sacar pingües ventajas de esto. Cuando recordó mi nombre, lo hizo gracias a una supuesta alusión que hizo L (ya mencionada mejor amiga de D y también del ex, a quién aún no conocía) como "el chico interesante que conoció D hace poco", lo que D afirmó además de decir que fue muy chévere de mi parte en venir, sonriente y mirándome. Ventaja, muchas gracias por afirmarlo, ex de D; 1-0 y puede que hasta más. Algo había encendido mi espíritu competitivo

Fuimos subiendo las gradas, mientras se preguntaban cosas con respuestas cortas e incluso monosilábicas. Condenado silencio incomodo entre los dos y tentador para mí, pues sus respuestas terminaban en cosas como "mmm... siiiiiiii" o algo como "y ya puesssssss...", tenía la tentación de entrar a tallar y así cagarme sólo, cagar la conversación y darle una segunda oportunidad para replantear; por eso, preferí que D y el ex terminen con la existencia de su diálogo y dejen palpable esa incomodidad. Fue D quien terminó con aquel momento denso con su ex y me dijo algo que pude continuar fluidamente, aunque en ese momento afloró el último riesgo sobre el que debí responderme en segundos: ¿Y si llego a parecer arrogante?

"Cuando uno lleva ventaja sobre el ex, y esto es posiblemente lo único medianamente cierto de las historias del cine comercial yankee, lo peor que puede hacer es empezar a mostrar arrogancia, superioridad, levantar la cola como un pavo real. Si bien es cierto que uno de los objetivos principales es competir y ganar, el preponderante es ella, y ver al rey muerto siendo pista de baile del aventajado como que no le reporta nada a él, pero a mí me da números negativos."

La persona que me dijo eso es un tío que generalmente termina y permanece como Mascort, aparte, yo no creo NADITA de nada de lo que sale entre los gringos y sus aventuras cinematográficas. Total, la chica que finalmente se estableció con el bueno debe tirar con él pensando siempre en el malo, cosa más fea. Simplemente seguí adelante, total, estaba como en la película esa en la que la protagonista no podía bajar la velocidad sino su carro explotaba, creo que se llamaba El cochebomba camino a Solgas por la Av. Javier Prado. Sí, el ex terminó diciendo "mmmm... bueno..." y despertando cierta risa en D (2-0), aunque con cierta mirada reprobatoria, realmente no quisiera repetir lo que dije puesto que es de esas cosas que van con efecto.

De todos modos, no me sentía seguro de mí mismo, aun cuando parecía que el ex estaba un poquito de más, no hay resultado más peligroso que un 2-0, sobretodo cuando la mancha del chico (los otros actores, hasta donde sabía) se aparecieron por ahí. Era mi momento de asegurar y así paso: "Oye, tus amigos te están llamando, creo que quieren conversar contigo" a riesgo de que los haga esperar o haga pensar que lo estoy botando, pensamientos que se disiparon cuando fue a su encuentro, lo que nos dejó tiempo a D y a mí para planear que hacer después de esto, incluyendo una caminata maleconera o algo caliente en Z (3-0 y a cobrar, quién aseguraba si "a gozar") que aún tenía posibilidades de ser arruinada porque todo acaba cuando acaba o cuando me deshaga definitivamente del ex. Debo admitir que él ayudó mucho, pues nos dijo de lejos que se quedaría un rato más y D sólo se despidió de él de lejos, el resto fueron sólo instantes de trámite (4-0).

Ya en Z, hablando sobre nuestros hábitos tabacaleros, me sentí mucho más seco y tranquilo, con la sensación de haber hecho lo correcto al asumir el riesgo que parecía podía enterrarme esa y otras noches. Después me comentó que la actitud de ex la había incomodado un poco, algo que me desestabilizó un poco sobretodo cuando mencionó la imposibilidad de que pudiesen ser amigos, por lo que me quedé en silencio un instante mientras pensaba que no lo había podido sacar de la carrera a pesar de todo. D encendió otro cigarro y se quedó en silencio un rato, como eran más de las once, me sugirió ir por unas chelas a un lugar de por ahí, simplemente no dudé.

Ya con la primera botella, sé que nuevamente estoy en otra situación de elección simple y a la vez con muchas aristas. Aún tengo la sensación de que podría seguir trayendo a acolación al ex y de una forma más trágica y sincera con trago encima, cosa que dependería de mi mismo, así como otras posibilidades.

Siempre habrán otras posibilidades aparte de la deseada, nada es 100% y yo creo que D desea saber hasta dónde llegaré. Desafío aceptado, total, puntero y punto.

Secuela? Sí, es una trilogía.

Olvidé mencionarlo: ¿Dipuesto a ser estúpido? Tiene secuela y... precuela. Aunque en realidad, no me atrevería a incluir dentro del núcleo a la primera parte, puesto que en realidad es algo que no pasó solamente con D.

Bueno. La secuela está en camino. Vayan juicios y atentos. Adios!

sábado, 28 de abril de 2007

¿Dispuesto a ser estúpido?

(Sigo plagiando, este título corresponde realmente a este blog: http://ziempreescribe.blogspot.com, altamente recomendable)



Maldita sea, no es la primera vez que me pasa y no será la última, si es que me pasa.

A veces, no hay como dar lugar a ciertos pensamientos cuando uno es puntero*** ya un par de semans, más todavía si es que se llega a serlo después de uuuufffff... un poco más de dos años y medio. Nunca fui una persona muy entusiasta cuando no hay porqué, menos después del rompimiento, mucho menos después de uno que otro fracaso cuando volví al ruedo. Y en realidad, no debo serlo ahora, ni creo que debí serlo hace unos días, a veces pienso que ciertas tácticas femeninas son como navajas suizas, cuyos filos van más allá de ser dos. No tengo porque empilarme tanto si D quiere volver a salir conmigo hoy, viernes, como el anterior, del cual ni siquiera estoy totalmente seguro de que si la hemos pasado totalmente bien o no (parece que sí, pero sólo cuando te arañan y te estrujan la espalda puedes estar 100% seguro, las palabras nunca son tan confiables).

Entérense: Después de muchísmo tiempo puedo decir seriamente que ESTOY SALIENDO CON ALGUIEN, después de más de dos años del rompimiento, entre recuperación, negación, período de odio total y abortos de intentos que no llegaron ni a engendrar (ya se enterarán). Exactamente desde el 22-Oct de este año, cuando simplemente caminamos a lo largo de una de las hermosas avenidas de su distrito mientras ella iba a la casa de un familiar y yo volvía a la universidad. El viernes de esa semana, fuimos al cine y a probar unos nuevos sabores por ahí mismo, sin contar la visita por las distintas disqueras y el aún existente Blockbuster de por ahí, con la acostumbrada comunidad del gusto por leer la contratapa de los vídeos y DVD.

Este viernes es distinto y no sé dónde comenzó el itinerario de mi estupidez. Tal vez en esa conversación risueña que tuvimos por teléfono el miércoles cuando le dije que escogiera el lugar y cuando me super entusiasmó el hecho de que me sugiriera ir al teatro (de hecho, el viernes pasado ya había sorprendido, ya se enterarán también), lo que me hizo seguirle la corriente. Ya estaba en su casa, bebiendo limonada y viendo como un lindo sacón rojo cubría sus generosidades mientras terminaba de cerrarlo.

Ya en el taxi, comenzó a hablarme de la obra que veríamos y las dudas regresaron por un momento a mi mente: Después de lo que vimos el viernes anterior, ahora tendríamos una versión teatral de uno de esos musicales gringos sobre adolescentes que yo tanto detesto. Podía pasarlo por alto, total, el lenguaje teatral es distinto al cinematográfico, pudiendo hacer pasar ante mis ojos cualquier cosa de Kung Fu como un soberbio musical, pero lo que siguió fue lo que dio el campanazo de alerta roja: Su ex era el protagonista de la puesta en escena, y pensaba ir a saludarlo CONMIGO después de la función "ya que a tí también te gusta la actuación", D dixit.

Estuve en silencio en el tortuoso camino hasta el local, demasiado largo, cruel hora punta. Pensaba en que todo esto no significa casi nada si aún seguía presente la figura de él, no sabía que otra intención podría tener D para hacer esto o para ir a ver a alguien que la cortó por algo que ella no lograba entender. Simplemente, me atormentaba la idea de llegar a agarrar con ella esa noche mientras ella pensara en el ex, de llegar a más allá con el todavía en su mente, la idea de que yo nunca pudiese ser al menos suficiente para ella como para tenerme presente. No pude evitar ciertos silencios en el asiento, ni mirar hacia la ventana y abrirla un poco para que el viento refresque mi rostro.

Y estamos ahí. Y estoy ahí, parado en la vereda, con algunos segundos antes de que explote esta bomba de pachouli suficientes para crear excusas o enfermedad y dejar de ser puntero nuevamente. Pienso en algo que se note menos maricón, cuando siento sus dedos rodeando mi muñeca y una parte de mi mano izquierda, mas no mi mano.

- ¿Vamos? Me dice, sonriente, casi saltando los veintidos centímetros que hay entre la cúpula de su cabeza y la mía.

Mientras sonríe y me jala hacia la entrada, me doy un segundo de oxígeno ¿Cuántas estupideces puede cometer una persona normal en una noche? ¿Y cuántas podría cometer yo? Tengo la lista de las que aún puedo evitar aunque quede muy mal con ella:

a) Ver algo que siempre me pareció una bastardía del cine y los musicales.
b) Ver actores montando en escena algo que siempre me pareció una bastardía del cine y los musicales.
c) Comprobar que sí, rodea con su mano mi muñeca y parte de mi mano izquierda, pero no encerrará mi mano en la suya.
d) Dejar que D y su ex noviecito echen mutuamente bencina a sus casi muertas fogatas, EN MI CARA.
e) Mostrarme cordial con el tipo.
f) Posibilitar su reconciliación definitiva.

¿Y que tal si... llevo agua para mi molino? No sé porque me siento capaz de revertir ciertas condiciones. Posiblemente, esto sea una prueba para saber cuán puntero soy, si soy de los que ganan partidos chicos y fáciles o de los que también ganan los difíciles o aquellos contra el antagonista.

Ya entramos. Y no es la primera vez que me lo pregunto: ¿Estoy dispuesto a ser estúpido? Pues no, pero esta noche no hizo más que comenzar y, extrañamente, hoy siento que el que no arriesga no gana; y los Enanitos Verdes lo dicen, nada es tan importante como un hombre decidido.



*** Puntero: Persona que está haciéndola bien con una chica, con la mejor oportunidad para campeonar. En realidad, fue puntero desde que la conoció.

lunes, 23 de abril de 2007

Literalmente, te quiero comer


Les cuento que tuve que huir de una mujer.

El año pasado, en plena primavera interior***, me vi dolorosamente forzado a "dejar en paz" a mi postre de limón del 2006, de quien les contaré en otra entrada porque es una mujer tan increible que se merece su propio post, a pesar de todo. Eso me dejó hartas ganas de volver a dejar Lima después de mucho tiempo porque simplemente esto era insostenible en invierno. En las tres semanas (principalmente aprovechadas la Bahía de San Fernando, donde incluso escribí el guión de una teleyaculadora***), regresé muy relajado y liviano, y seguí así a pesar de haber cruzado miradas con ella el primer día de clases (algo que quería evitar). Después de ciertas pequeñas dificultades, incluyendo la mencionada, un dolor agudo me atacó continuamente el estómago haciéndome pensar lo peor, en mi riesgosamente desperdiciada vida de fumador vago y con sobrepeso, en el cáncer y en todas las revistas médicas que devoré para convencerme de dejar el cigarro y el alcohol, sin éxito.

Un médico veraz me dijo que se trataba de una simple gastritis y un psicólogo sincero (?) me dijo que estaba muy malacostumbrado a no sufrir dolor y a una salud sin complicaciones, por lo que solía (suelo, eso no se me quita) pensar infundadamente en muerte, cáncer o agonía cada vez que sintiera esas punzadas en cualquier zona del tórax. Receta: Ranitidina, Mylanta y unas cuantas pepas para evitar la ansiedad que tan al filo del abismo me había puesto.

Dejé las pastillas porque simplemente me aburre medicarme, decidí inclinarme nuevamente a la medicina de abuela (piña, manzana y papa en extracto); de la misma manera, en vez de seguir con la rutina semanal de consultas, decidí descifrar este criptograma con la más concreta y menos dolorosa forma de autosinceramiento: Mis queridas explicaciones científicas. Para mí, todo tiene trasfondo en la ciencia, si no es su explicación, al menos es su solución o su paliativo, una forma de hacerlo pasar piola si quieren.

Sucede que con el enamoramiento, aparte de la segregación generosa de distintas hormonas a través de los poros, la sensación de supuesta alegría y el aumento del ritmo cardíaco, se desencadena otra reacción mucho más común y mucho más dañina (en ciertos casos) para el cuerpo: El estómago produce mucho más ácido gástrico que de costumbre. Eso explica muchas cosas comunes entre los correspondidos y los rechazados como el incremento de apetito, ciertas vinagreras, ganas de tener algo en la boca como un cigarro, mayor salivación, entre otras.

Mientras comía mi suave y monse ensalada SIN LIMÓN (realmente monse la vida sin limón) meditaba a que se debía. Se dice con mucha razón que las incertidumbres y los miedos producen siempre estas reacciones y, justamente, uno de los estados en donde más se da esta concurrencia de sensaciones es en el enamoramiento, en la duda que suele conllevar, en la desazón de algunos errores e incluso en el éxtasis de algunos momento. Yo supuse que iba mucho más allá, que de todas maneras tenía que ampliar la teoría.

Los placeres son las respuestas a la satisfacción a las dos necesidades más eróticas del ser humano: Alimentación y Reproducción, o lo gratificante que puede ser su intento. Ambas tienen manifestaciones muy similares también cuando existe deseo de satisfacerlas y en el momento mismo, aparte de tener formas muy similares de incitar dicha necesidad. En mi caso, cuando yo deseo a alguien (pongamos como ejemplo a Limón, usando su polerón verde limón) no me basta sólo con contrasuelearla y hasta la vista oportunista, creo que a todos nos gusta explorar ciertas zonas de su cuerpo, sobretodo aquellas donde se ubican esos rollos deliciosos al tacto, saborear la piel y ponerla en contacto con la boca, olfatearla (con ciertos olores, perdemos la cabeza). Me encanta la idea de abrazar a limón, besarle la nuca, la frente, las mejillas, piel suave y muy fresca, sentir el olor de su cuello y el tan distinto de sus labios... todo eso da hambre...

Soy de esos tipos convencidos de dos cosas: 1) Lo que entra por los ojos, no siempre se queda gracias a los otros sentidos y 2) En el amor de pareja necesariamente hay un componente sexual. Acariciar a alguien es como disfrutar de a pocos un delicioso helado de menta con chocolate, o en este caso, un rico y tierno helado de suave limón. Limón es (hasta donde sé al día de hoy) una niña bastante inocente y ese mínimo sentimiento de culpa que a veces sentía no menguaba en absoluto mis deseos de COMÉRMELA.

Bueno, después de todo no comí, me quedé con las ganas. No me dio un feo "calambre genital" como pasa cuando le cierran el arco a uno, pero algo así es la gastritis que enfrentaba. Aunque, en verdad, la cura está también en comer algo, aunque sea para engañar al estómago y al corazón, al menos por salud.



***Primavera interior: Período especial del año en que uno se pone más meloso, amante y sensible que de costumbre. Está en su primavera interior, fácil no querrá pelotear el domingo.

*** Teleyaculadora: Especie extraña de culebrón televisivo donde el tema principal es un hombre en búsqueda de su felicidad o al menos de satisfacciones pasajeras. No se me ocurre ninguna oración.

sábado, 14 de abril de 2007

El Incondicional




De ida, hay mujeres que se comportan con los hombres (y conmigo) que se comportan como INDECOPI (o algún estudio de abogados que nos guste con esa misma intensidad) se comporta conmigo (y supongo que con unos cuantos más).

De vuelta, habemos hombres (o posiblemente, sólo yo) que nos comportamos con ciertas mujeres como nos comportamos con INDECOPI (o algún lugar que nos guste tanto así).

Y bueno, en realidad, eso nos pasa a hombres y mujeres, a muy tontos o muy astutos, muy pilas y muy introvertidos, muy agraciados y muy feos. Sin distinción alguna, contrariamente a lo que pudiese pensar alguien cuya cultura amorosa se basa en puros raspa y gana o la consuetudinaria afición por la canción La incondicional. No sabría como llamar a esa circunstancia, si reviso mis antecedentes como juez y parte podría llamarlo "perseverancia" o "constante preocupación y presencia en la vida de mi agridulce***", otros lo llaman "terquedad", un juez más imparcial podría llamarlo como "decoración con abundante saliva de las veredas que ella o él pisó", las estudiantes de Virginia Tech y unas pacharaquientas de Jesús María lo llamarían "hostigamiento" (claro, si es que se trata de un chino feo), unos amigos de pichanga nos calificarían como "pisados sin enamorada" o "arrastrado", en fin, adjetivos sobran.

Eso sí, hay algo claro: Para ella o él (agridulce, significant other, flan, etc. para tí) podrás ser, en un caso muy beneficioso, un super amigo (esa la utilizaron una vez para despedirme). En otros casos igual o menos favorables, puedes ser el su mejor amigo sin otro beneficio de por medio, su hermano (o su primo, su papá, su tío, cualquier otro casillero de su bingo familiar, dependiendo de la edad), un fastidioso acosador o un huevón desagradable. Tampoco descarten, en ciertas condiciones en las que la autodestrucción sea prioridad para agridulce, una relación sentimental casi de clemencia y consuelo mutuo, con ciertos resultados horrorosos.

Hay que dejar claro algo: Aunque no se lo demuestre ni a sí mismo a veces, el incondicional sabe que sus intenciones no son meramente amicales. Sin embargo, su táctica no es seducir, no es agradar o estremecer, sino que la confunde con la paciencia y laboriosidad de la hormiga, con la constancia, la fraternidad, la preocupación, esperando a cambio algo, algún guiño, o alguna muestra de afecto mayor a un inocente abrazo en un momento de debilidad (de ella, generalmente, porque nosotros en esos momentos a la última persona que quisieramos es a la incondicional, la cual se elimina sola por N razones) que podría ser bien aprovechada o, el colmo, que se enamore de nosotros por el simple hecho de que somos muy buenos y muy cariñosos con ella.

Señores y señoras incondicionales, los que fuimos y los que son, grave error: Ese tipo de afecto que damos es el mismo que puede dar un amigo, un papá, un hermano, ¡hasta un psicólogo poco ortodoxo! Es por eso que no despierta nada de la pasión, versión masculina o femenina, que es necesaria en una relación de pareja (al menos a mi parecer), máximo un poquito de comodidad, todas las camas del mundo pueden ser cómodas pero no tan calientes y fuertes como mi cama. Un novio, enamorado, pareja, consorte, consuerte de los buenos tiene ese plus, aunque después la malogre, pero eso le da prioridad de acariciar sin límite ciertas zonas, decirle ciertas cosas sin posibilidad de rechazo, usar su lengua en el cuerpo de ella, entre otras cosas comparativamente mejores que esas dos horas en Laritza D que se le da (repito, en uno de los mejores casos) porque "también quiero mi espacio y hace mucho que no hablo con mi AMIGO", osea lo que le sobra.

De hecho, se trata de una raza especial, a pesar de su numerosa existencia, que es de las pocas en la que se da coincidencia entre su versión culebronesca (el típico arrastrado que va detrás de la diva que, máximo, le tiene cariño), la vida real e, incluso, el mundo literario (tipo Werther, más o menos). Sin embargo, su destino en la vida real es variable, como en los de las telenovelas, puede que tenga su recompensa por niño o niña buena, si no es con el amado original al menos con alguien muy acorde a lo que espera (el típico personaje "peor es nada"), se convierta en otro villano que quiere destruir a la niña que lo dejó tirando cadera (magistral Leonardo Torres en una telenovela reciente, no recuerdo su nombre, donde llega a volverse loco) o simplemente se va a la mierda como Werther (lo siento Wolfgang, pero desde ciertos puntos de vista tu personaje se largó al carajo por huevón).

Aún existe una posibilidad más, que no sucede tanto y que es más de fortuna que cualquier otra cosa: Que se harte de él o ella, lo o la deje aprendiendo de su "error" (darle bola a un brother que la maltrató, cagoncete en comparación al siempre bueno y fiel babieca) porque ya encontró a alguien mejor por quien malbaratear sus feromonas, su ácido gástrico y sus electroiones de Sodio (con quien puede que se repita la historia, pobre estomago incondicional del incondicional) o simplemente prefiere una soledad sincera y concreta, sin esperanzas vagas y costosas.

Eso del hartazgo pasó conmigo, por lo cual simplemente DESALOJÉ a esa persona de mi vida, así como lo leen, sin que ella haya sido ni la primera (y creo que ni la última) mujer que haya sido víctima del SAT de mi corazón. No más llamaditas, no más desperdicio de tiempo, no más piojito ni consuelitos sin sal ni azucar, ni "buscar a una persona menos celosa y más comprensiva" (osea, a mí, pero yo tampoco te dejaría ir vestida así al cumpleaños del baboso ese), dejar de mentirle a ella y a mí, porque generalmente esto es culpa del Incondicional (a quien, por cierto, nadie le dio mesa en el ágape, al menos no cerca del anfitrión). Concibo que la amistad puede evolucionar en amor y hasta coexiste con el amor correspondido, pero siempre de manera sincera y sin que nadie quede como un tonto que no sabe lo que quiere, sin desperdicio de ilusiones en esperanzas vagas.

No sé si creen lo mismo, pero el amor apasionado y sólido es algo como el saldo de celular. Puede que en el momento más necesario o menos esperado, ya se haya acabado por andar como un picaflor incondicional que se conforma con picar sin sacar polen. Pobre, el pico se le cayó.

Bueno, llegué a ese estado con los seres humanos. ¿Y ahora qué hago con INDECOPI? Simplemente quiero llegar ahí, dejar de identificar ese organismo con los senos que nunca podré acariciar o las nalgas por las que sólo moriré por frotar sin vivir para hacerlo. Estoy registrado en su bolsa (de la que estoy pensando que es un calientamiento laboral de huevos) y ya he pasado dos convocatorias sin pena ni gloria, sólo frustración, horrible estado intermedio. Ese día se cerró la que pudo haber sido mi tercera convocatoria y por supuesto que me pasé por las gónadas eso de que "a la tercera va la vencida", bah, Pichula Cuéllar, a venderle bisoñés a los calvos.

¡Cómete esta, Instituto! Sufre porque ya tengo otra chamba (peor es nada, sopa de piedra es sopa al fin y al cabo) y CONTIGO YA NO ES, jajajajajajaja. ¡Anda, busca a otro que pueda ser feliz siendo tu empleado!

Ahora, ya conociendo los resultados de esa convocatoria, acabo de descubrir algo respecto de los incondicionales: A diferencia de los amantes, los incondicionales son perfectamente prescindibles y sustituibles, así como el incondicional puede irse detrás de otra agridulce, ella puede encontrar sin dificultad otro ser rebosante de babas, testosterona y buenas intenciones o simplemente vivir igual de tranquilas sin este mascort***.

INDECOPI simplemente contrato a otra gente y siguió recibiendo CV de otros esperanzados en lo menos probable, por primera, segunda o tercera vez. ¿Y yo? Pues ni chicha ni limonada, aunque aún tengo unas ganas locas de destilar despecho...



***Agridulce: Denominación que se da al sujeto de afecto, generalmente no correspondido, que ofrece tantas molestias y sinsabores como alegrías, incluso un poco más. En verdad, me llega al chómpiras que agridulce haya venido después de ver la puesta de su ex.
*** Mascort: Combinación de Masc-ota y el anglicismo es-cort (Guardia, escolta), referida a los tipos que van a cuidar, a seguir, a cargar cartera. La voy a acompañar a la reu, pero si regresamos junto será para kas en casa, tampoco voy a ser su mascort esta noche.

domingo, 8 de abril de 2007

CAPITALIZAD! Parte II (Más vale conocido???)

Secuela de esto.

Mi segunda salida de la semana con S terminó, y comento lo mismo en el refugio más seguro que puedo tener después de tarde-noches como esta: Un grupo de amigos con una caja de chelas en el medio. En refugios como este, aunque no lo crean, hay también espacio para la verdad, en realidad espacio excluyente. Mi confesión es larga y, obviamente, escuchada entre la bulla del grupo, cómplice de su mala memoria que me permitirá reflorearlos*** cuanto yo quiera: No sé si enfoqué mal mi intento de capitalización, si debí ir directamente al KAS en vez de la sensual pero demencial cosa llamada amor, campeonato, relación seria y sólida. Posiblemente, había hecho la cosa demasiado suave, confortable amistad, sin las estrías de emoción suficientes del enamoramiento, y con lo poco que se permite hacer desde el asiento del copiloto del carro de ella; en fin, fallas que van y vienen, que pueden sonar a excusas, fracasos de los que ya hay conocimiento ancestral, una baldosa más del mismo sendero.

Mis amigos se quedaron con esa parte de la información, equidistante de la trascendencia y de la intrascendencia total, el resto es para mis estimados y muy graciosos lectores (que presumo serán 85% hombres, ya que estoy en mis minutos "A las mujeres no les importo mucho, ni para que se rían, soy demasiado extraño para ellas").

Si hubiera querido purito KAS, simplemente no hubiera salido con ella en la tarde al Parque Salazar, sino a una disco (no a Voodoo, esa sí es para raspa y gana con garantía de no encontrarse nunca más), en taxi. Se sintió cómoda, esperando algo nuevo, y yo también, aunque tenía conocimiento de algo que me sirve para escribir el tema principal de este episodio: Una relación bastante endeble que sostenía con un individuo que no era de tener presencia constante.

Cuando uno sale con alguien, siempre es riesgoso tocar el tema de la vida sentimental propia y de la otra persona, (lamentablemente) soy de aquellos que prefieren correr ciertos riesgos, en mi caso porque me interesaba y porque ayuda en cierta forma a conocer y hacerse conocer, siendo muy prudente con la información respecto de mí por supuesto. Lleva S alrededor de tres de años de relación con el individuo, que últimamente había optado por una labor que implicaba ciertos viajes y, sobretodo, cierta distancia emocional. Dentro de toda nuestra charla, ella utilizó una frasecita con la cual se requiere valentía para darse por seguro: "...me hace bien salir con alguien", mientras me contaba que cuando había oportunidad de verse, S e individuo no disfrutaban tanto las cosas que hacían, demasiadas veces preferían ver a amigos comunes, entre otras cosas. Sabía que en alguna ocasión anterior, alguien estaba haciendo las veces mías, cosa que no me inquietaba como el hecho de la importancia de aquel otro tío o, mucho más todavía, mi importancia en su vida.

Notaba que las palabras sobre los otros dos tíos con los que alguna vez salió en algún momento (no muy lejano) como el de ahora simplemente eran, como ella dijo, "un chico con el que fui a ver una película" o "un amigo del colegio que me cae muy bien". Guardé una pregunta que me pareció clave para después de nuestros sundaes, del que mencionó que nunca tomaba con el individuo, menos de los sabores frutales de Laritza, "...nunca había probado este, ahora tengo ganas de arriesgar un poco" le dije como le decía casi todas las cosas, mientras sonreía.

Esa fue la primera de tres veces que mencionó al individuo en toda la jornada, hasta que la suerte me iluminó cuando de pasada, una chica de mi colegio me saludó y me soltó un par de líneas, dándole espacio a S para preguntar sobre ella y dándomelo a mí para preguntarle sólo una cosa sobre el chico del colegio que le cae muy bien (no sin dejar de flotar un poquito, como todo hombre, por el inesperado interés en saber sobre mi ex compañera escolar): "¿JP te gustaba?". Hizo que el helado se le derritiera en la lengua para responder claramente su incertidumbre: JP le agradaba mucho, era un tío con cierta pinta y divertido, pero no sabría siquiera como iniciar con él ni que esperar, levantando repetidamente las cejas mientras soltaba las palabras serenamente.

De camino al punto donde me botaría (supuestamente, "cerca de mi casa", a eso de las 9:30, ya sabiendo que KAS no quería ni habría como), me comentaba que el individuo volvería de Quito en un par de semanas, siempre con un regalo del lugar y una cena. Me confesó que pensaba que aquí tenía más cosas que atender que a los lugares donde solía viajar, desde donde no se comunicaba tanto como podría esperarse, pero que igual esperaba que viniera un poco menos "presionado" que en otras ocasiones. Cuando la dejé, me preguntó "No estás en las tardes, ¿verdad? Nunca te veo a la salida", le dije que sí podría si me decía cuando y sólo aproximó una fecha en la próxima semana, puesto que el individuo llegaría de vuelta el 17.

Ahora, confieso nuevamente ante ustedes. Sí, es cierto que he dado demasiada blandura al terreno, pero creo que el espacio queda sólo para ello, al menos por ahora. Por otra parte, no recuerdo demasiado entusiasmo en S cuando mencionaba al individuo, no tanto al menos que cuando me habló de alguno de sus viajes o cuando hablábamos de ciertas cosas de la oficina, pero eso no es de gran ayuda para mí, definitivamente. Eso sí, estoy seguro de algo que hubiera descubierto aún si hubiera avanzado más agresivamente: Creo que S prefiere lo ya bien conocido, pues no sabría como comenzar de nuevo, al menos por ahora.




*** Reflorear: Acto de contar distintas versiones de un mismo hecho a una misma persona o grupo de personas. En realidad, el acusado estuvo refloreando a la fiscalía, llegando a mencionar en su tercera declaración que no había tratado amicalmente con el testigo, cuando antes había afirmado tal hecho.

viernes, 6 de abril de 2007

CAPITALIZAD! Parte I (Bendita Mass Media!)



Si hay algo que he interiorizado muy bien, es que aparecer en los medios de comunicación masiva le sube los bonos*** a alguien de una manera increíble. Sé que estoy engrandeciendo demasiado este hecho, pero es con fines didácticos.

Excepto por una vieja amiga que está en el 5 ahora (Panamericana ya no le sube los bonos a nadie, ni al previamente beneficiado por ellos Carlos Galdós), conozco de casos de esos donde incluyo a conocidos míos en distintos grados. Sin despreciar su talento, no imagino que hubiera sido de la vida de Gael García sin Diarios de Motocicleta o de Ricardo Darín sin Estrellita Mía, entre otros y otras, sin ese efecto mágico del ecrán, de la vía satelite, de los impresos. Gael o Ricardo, nombres comunes y corrientes cuando no están en una cinta de 8mm, eran los mismos tipos medio federicos que los que se parecen a ellos en las calles hasta que la magia llegó a sus vidas y sus rostros, por más antiestéticos que puedan parecer, le completaron el nombre a cada uno y le inauguraron una gran cuenta de bonos que hasta ahora no baja.

Cuando uno se hace público, algo extraño sucede: Las imperfecciones faciales no existen aunque la iluminación sea inidónea, las huatas tienen la excusa de la cámara o simplemente quedan atrás en la memoria a comparación del rostro, la gente siente una extraña (y gratificante) inflamación pectoral cuando lo ve a uno, sobretodo si este uno nunca tuvo un "momento de gloria". ¿Por qué digo esto? ¿Por qué lo engrandezco? Pues porque me ha sucedido no hace mucho, sin que sea la primera vez ni culpa mía, lo que ya me permite construir ciertas hipótesis.

Hace unos años, en los meses de verano, tuve una breve aparición en una sintonizada serie, "breve" es mucho, "microscópica" es un adjetivo más adecuado: Salía junto a un amigo comprándole tarjetas de pollada al personaje más simpático del programa, resaltando mi entonces gran papada. A pesar de que sabía lo que iba a pasar y que eran sólo cinco miserables segundos, me hizo levantar las cejas y sonreir un poco, levantando las cejas.

Para hacerme levantar otras partes de mi cuerpo, cuarenta y pico minutos después recibí una llamada: Era L, una de las mejores amigas de D, la chica con la que estaba saliendo hasta hacía poco, con quien había tratado normalmente (de las amigas de D, era con la única que congeniaba) pero no tanto como para considerarnos amigos. El primer tema de conversación fue obvio y debo admitir que fue de palabrería muy risueña, luego fuimos hasta como estábamos, qué andábamos haciendo, cuándo comenzaban las clases, con cierto interés y con obvio cuidado de parte de ambos, L cuidando de no mencionar a D y yo de no preguntar por ella.

Hablamos un par de veces más durante esa semana. Nunca le di mucho pié porque, entre otras cosas, no terminaba de confiarme de ella ni de su repentino interés por mi vida, por la facultad o por mis estudios de actuación (que nunca hice sistemáticamente, así de simple, así como se lo dije) y porque aún estaba el desenlace frustrante del caso D, en el que había sido puntero del campeonato durante más de la mitad de aquel, que me dejó algo triste, y con la poserísima costumbre de bajar cualquier cojudez bailable (ya borré casi todas, por cierto, y antes de que pasaran de moda), entre otras que ya detallaré en su momento.

Volví a pensar en esa y en otras circunstancias donde agarré un poco de "protagonismo" público inusitadamente bien recibido hace unos días (la carne de cerdo SUBIÓ!). Estando en la fotocopiadora de la oficina, una de las chicas de la zona J me saludo con una actitud un poco más de viernes, con una energía mayor que la que se pone al cortés hola-chau y a medida que seguíamos con el protocolo de gente sin mucho contacto entre sí, me mencionó que había aparecido en Canal N y en El Comercio en una manifestación en el atrio de la Catedral, lo que a su vez llamó la atención de buena parte del resto de gente que estaba ahí, principalmente mujeres de la zona J. Fue el primer día en el que me ocupé en contestar tantas y tan importantes preguntas sobre mí mismo desde que había comenzado a trabajar, lo que me permitió añadirle unos cuantos toques para abrir más la conversación.

Resultaba que también había sido reconocido por la cabeza de mi sección y por unas cuantas mujeres más (no me extrañaba, hay hombres que sólo leen El Bocón, y eso, semanalmente), pero ya para el día siguiente había trazado un objetivo: CAPITALIZAR*** ese efímero favor que me hicieron unos periódicos y unos canales de televisión al decir que eso de la Catedral fue una gran manifestación, de tacharme de "caviar" o marxista-leninista en algunos casos. Obviamente, volví a pasearme por el lugar de las copias y me tope sólo con S, una de las mujeres más atractivas de la zona J, con la que volví a charlar, por supuesto de otros temas (porque los refritos enferman el estómago y el corazón) graciosos como la versión institucional de nuestra oficina del Día del Abogado hasta notar que ya tenía el suelo lo suficientemente blando para preguntarle qué hacía después del trabajo, qué iba a hacer en Semana Santa y así, de pregunta en pregunta, invitarla a salir.

Esta aparición parece que me ungió de una excelente fortuna, comparada con la de los últimos meses. S es soltera, con compromiso semidesconocido y sobretodo, de una soltura increíble hasta ahora, eso sin contar que se viste muy bien fuera de la oficina. Por otro lado, nunca llegó el memo de amonestación del cual me advirtieron, parece que en las zonas jerarcas ya bajó mi hinchazón.

El frappo que ella pidió se parece un poco a su brazo derecho, el cual he rozado un par de veces de pretendida casualidad, será igual de dulce y estimulante. Es cosa de inspirar y exhalar serenamente, S, ya estoy volviendo al anonimato, puede que llegue a ser a tu merced y perpetuamente tuyo, mi bien, aunque alguno de mis desvaríos vuelva a hacerse público, si es que así pasa, si no se nos pasa.


Semana santa, ¿verdad? Su cumpleaños es en Septiembre, habrá un cambio importante en el santoral***.


*** Subir los bonos: Mejorar la idea que hay sobre uno entre cierto segmento del público femenino, subiendo su "valor de mercado". Un cartoncito siempre le sube considerablemente los bonos a uno.


*** Capitalizar: Aprovechar ciertas situaciones en favor de uno de tal manera de que conduzcan directamente a un resultado deseado. Tienes que capitalizar las circunstancias de ese viaje.


*** Santoral: Así como el religioso, lista de fechas asignadas a cada santo o, en mi caso, a cada una de mis amistades y grados mayores. Por supuesto, el día más importante del santoral estaba en el mes de Octubre.

martes, 3 de abril de 2007

INTROITO

Si te has detenido en este espacio, significa que me conoces, me has conocido o alguna vez oíste de mi existencia. Como siempre, por un peligroso instinto de sinceridad con todo el mundo (incluyendo a las chicas con las que en ciertas veces salí o salgo) debo hacer algunas advertencias.

Adelanté las efemérides, como nunca. Para el 16-Abr se cumplirá un aniversario más de la última vez que clinchié*** un campeonato***, después de eso la cosa se puso de diferentes tonalidades de cucaracha. No hallé mejor forma de celebrar este acontecimiento poco común en un ser humano de mi edad que exponiendo lo que pasó y pasa por mi corazón, mi cerebro y mi vida en este lapso aún vigente, y que puede llegar a proporciones históricas.

Siempre quise hacer una bitácora sentimental masculina, aunque los términos les suenen contradictorios a algunos. Eso sí, debo reconocer que el espaldarazo principal (otros tantos más suaves los recibí de varias personas que mencionaré más adelante en este blog) me lo dió Renato Cisneros con su weblog Busco Novia, en el que se reconocía como un hombre que busca una relación a cierta edad y en ciertas condiciones, no sé si por sugerencia de sus amigos o por iniciativa propia, lo que tomé como una manifestación específica de algo no muy fácil de reconocer para algunos de nosotros: La inquietud por algo o alguien sentimental y significantemente única o único (Significant other, Special K o Wonderwall en inglés, me parece especialmente lindo el primero de los términos), más allá de atracción sexual o no pasar el rato solo. Me gustó su bitácora, la mención de los detalles graciosos, tormentosos, tristes, alegres, estéticos... en la soledad, el fracaso, la esperanza, la alegría, la ternura, la desilusión, el pesimismo, la compañía, la calidez, la pasión... parte de todo eso que pretende llamarse amor de pareja.

A continuación, parte del vocabulario personal de este blogger. Al pié de cada entrada, pondré el significado de alguna palabra omitida en esta lista (deben ser un huevo):


*** Campeonato: 1) Sust. Proceso de seducción y/o cortejo del sujeto de afecto, de variable duración, con intenciones duraderas y serias, mismo anuncio de periódico; 2) Sust. El mismo proceso, pero concluido con éxito. Derivado de jerga vivencial-amorosa-futbolística rescatada en la cuarta edición de Monólogos de la Bajita de Jennifer Llanos. Creo que con esta cena, puedo salvar el campeonato.

*** Campeonar: Vr. Concluir con éxito el proceso del campeonato. Hace años que no campeono.

*** KAS (o kas, cass, qas): 1) Sust. Coito, relación sexual heterosexual. Tuve mucho KAS después de la reuna. 2) Adj. Persona del sexo opuesto muy atractiva de actitud y/o de apariencia. La profe se pone muy KAS cuando incide en esas cuestiones de género. Término PLAGIADO (está muy en boga) de dos grandes maestros e ídolos del estudiantado PUCP: Juan Manuel Del Pozo y Giancarlo "Gianchico" Poma.

*** Raspa y Gana: Sust. Encuentro sexual sin necesidad algún tipo de sentimiento de afinidad permanente, que no garantiza mayor trato sexual o amoroso en un futuro cercano o lejano. Lánzate nomás, hay un montón de gente aquí en busca de un raspa y gana. Se me ocurrió un día en que estaba jugando un raspa y gana y gané diez soles.

*** Mi bien: Denominación que a veces le doy a mi sujeto de afecto, aparte de la inicial de alguno de sus nombres, dentro de mi relato. No, mi bien, todavía no es el momento.

*** Silly of me: Coloq. Especie de frase-consuelo contra frustraciones leves o sensación de estupidez después de ciertas circunstancias. Y claro que pasé con el teléfono en la barriga, silly of me. Proveniente de la lengua inglesa (Tonto de mí) y de la canción Silly of Me de Deniece Williams.
*** Clinchiar: Vr. Finiquitar, sellar o decidir en favor de uno algún proceso contínuo. Derivado del verbo inglés Clinch (Sellar). Si conseguimos esa confesión, pues clinchiearemos este juicio. Sólo necesita una canasta para clinchear la serie.
Bueno pues, provecho y servido. Gracias y buenas noches.