domingo, 8 de abril de 2007

CAPITALIZAD! Parte II (Más vale conocido???)

Secuela de esto.

Mi segunda salida de la semana con S terminó, y comento lo mismo en el refugio más seguro que puedo tener después de tarde-noches como esta: Un grupo de amigos con una caja de chelas en el medio. En refugios como este, aunque no lo crean, hay también espacio para la verdad, en realidad espacio excluyente. Mi confesión es larga y, obviamente, escuchada entre la bulla del grupo, cómplice de su mala memoria que me permitirá reflorearlos*** cuanto yo quiera: No sé si enfoqué mal mi intento de capitalización, si debí ir directamente al KAS en vez de la sensual pero demencial cosa llamada amor, campeonato, relación seria y sólida. Posiblemente, había hecho la cosa demasiado suave, confortable amistad, sin las estrías de emoción suficientes del enamoramiento, y con lo poco que se permite hacer desde el asiento del copiloto del carro de ella; en fin, fallas que van y vienen, que pueden sonar a excusas, fracasos de los que ya hay conocimiento ancestral, una baldosa más del mismo sendero.

Mis amigos se quedaron con esa parte de la información, equidistante de la trascendencia y de la intrascendencia total, el resto es para mis estimados y muy graciosos lectores (que presumo serán 85% hombres, ya que estoy en mis minutos "A las mujeres no les importo mucho, ni para que se rían, soy demasiado extraño para ellas").

Si hubiera querido purito KAS, simplemente no hubiera salido con ella en la tarde al Parque Salazar, sino a una disco (no a Voodoo, esa sí es para raspa y gana con garantía de no encontrarse nunca más), en taxi. Se sintió cómoda, esperando algo nuevo, y yo también, aunque tenía conocimiento de algo que me sirve para escribir el tema principal de este episodio: Una relación bastante endeble que sostenía con un individuo que no era de tener presencia constante.

Cuando uno sale con alguien, siempre es riesgoso tocar el tema de la vida sentimental propia y de la otra persona, (lamentablemente) soy de aquellos que prefieren correr ciertos riesgos, en mi caso porque me interesaba y porque ayuda en cierta forma a conocer y hacerse conocer, siendo muy prudente con la información respecto de mí por supuesto. Lleva S alrededor de tres de años de relación con el individuo, que últimamente había optado por una labor que implicaba ciertos viajes y, sobretodo, cierta distancia emocional. Dentro de toda nuestra charla, ella utilizó una frasecita con la cual se requiere valentía para darse por seguro: "...me hace bien salir con alguien", mientras me contaba que cuando había oportunidad de verse, S e individuo no disfrutaban tanto las cosas que hacían, demasiadas veces preferían ver a amigos comunes, entre otras cosas. Sabía que en alguna ocasión anterior, alguien estaba haciendo las veces mías, cosa que no me inquietaba como el hecho de la importancia de aquel otro tío o, mucho más todavía, mi importancia en su vida.

Notaba que las palabras sobre los otros dos tíos con los que alguna vez salió en algún momento (no muy lejano) como el de ahora simplemente eran, como ella dijo, "un chico con el que fui a ver una película" o "un amigo del colegio que me cae muy bien". Guardé una pregunta que me pareció clave para después de nuestros sundaes, del que mencionó que nunca tomaba con el individuo, menos de los sabores frutales de Laritza, "...nunca había probado este, ahora tengo ganas de arriesgar un poco" le dije como le decía casi todas las cosas, mientras sonreía.

Esa fue la primera de tres veces que mencionó al individuo en toda la jornada, hasta que la suerte me iluminó cuando de pasada, una chica de mi colegio me saludó y me soltó un par de líneas, dándole espacio a S para preguntar sobre ella y dándomelo a mí para preguntarle sólo una cosa sobre el chico del colegio que le cae muy bien (no sin dejar de flotar un poquito, como todo hombre, por el inesperado interés en saber sobre mi ex compañera escolar): "¿JP te gustaba?". Hizo que el helado se le derritiera en la lengua para responder claramente su incertidumbre: JP le agradaba mucho, era un tío con cierta pinta y divertido, pero no sabría siquiera como iniciar con él ni que esperar, levantando repetidamente las cejas mientras soltaba las palabras serenamente.

De camino al punto donde me botaría (supuestamente, "cerca de mi casa", a eso de las 9:30, ya sabiendo que KAS no quería ni habría como), me comentaba que el individuo volvería de Quito en un par de semanas, siempre con un regalo del lugar y una cena. Me confesó que pensaba que aquí tenía más cosas que atender que a los lugares donde solía viajar, desde donde no se comunicaba tanto como podría esperarse, pero que igual esperaba que viniera un poco menos "presionado" que en otras ocasiones. Cuando la dejé, me preguntó "No estás en las tardes, ¿verdad? Nunca te veo a la salida", le dije que sí podría si me decía cuando y sólo aproximó una fecha en la próxima semana, puesto que el individuo llegaría de vuelta el 17.

Ahora, confieso nuevamente ante ustedes. Sí, es cierto que he dado demasiada blandura al terreno, pero creo que el espacio queda sólo para ello, al menos por ahora. Por otra parte, no recuerdo demasiado entusiasmo en S cuando mencionaba al individuo, no tanto al menos que cuando me habló de alguno de sus viajes o cuando hablábamos de ciertas cosas de la oficina, pero eso no es de gran ayuda para mí, definitivamente. Eso sí, estoy seguro de algo que hubiera descubierto aún si hubiera avanzado más agresivamente: Creo que S prefiere lo ya bien conocido, pues no sabría como comenzar de nuevo, al menos por ahora.




*** Reflorear: Acto de contar distintas versiones de un mismo hecho a una misma persona o grupo de personas. En realidad, el acusado estuvo refloreando a la fiscalía, llegando a mencionar en su tercera declaración que no había tratado amicalmente con el testigo, cuando antes había afirmado tal hecho.

1 comentario:

Martín dijo...

"me hace bien salir con alguien" Es la primera parte, la primera estación, del coqueteo. A veces con KAS y otras sin KAS. Pero bueno, siempre nos quedará algo para recordar... Cary Grant.