jueves, 31 de mayo de 2007

Indulgencia: Little Wicked Town

Forgive me
for I did not know,
'cause we were just children
pretending so much more.

Than any god could ever plan,
more than a simple woman in my life.
And now you understand how much you took from me:
That, when everything starts breaking down,
We took the pieces off the ground
and show this wicked town
something beautiful and new.

We think that luck
has left us there.
But maybe there's nothing
up in the sky but air.
And there's no mystical design,
no cosmic lover preassigned.
There's nothing you can find
that can not be found.
'cause with all the changes we've been through
It seems the stranger's always me
at the stranger place for you,
alone again in some new
Wicked little town.

So when we've got no other choice
you know you won't can follow my voice.
Through the dark turns and noise
of this wicked little town.

Oh it's a wicked, little town.
Goodbye, wicked little town.



Volví a toparme con ella, sí, con Little Miss Sanchains.

Después de mi publicada revancha, no volví a encontrármela sino hasta el de hace unas horas. Para muchos, como dije antes, podría ser normal la indiferencia hacia una persona con la que no había llegado al mes de relación, más todavía si consideramos mi largo itinerario superación después de aquel accidente. Felizmente dejé el dolor, el daño causado, aquellos sentimientos intensos que se tiene, todo lo que puede provenir de un amor que no entiende de razones, de negativas ni de tiempo, hasta que se olvida y simplemente es enterrado, después desintegrado bajo el crecimiento de un nuevo amor.

Por eso, no me sentí como aquel despechado que se consuela con el infortunio del otro como en alguna ocasión. Simplemente me bastó ver sus ojos más descubiertos que nunca aún sin sus lentes diurnos y luego su perfil, aquel que revela que encuentra consuelo en que el episodio que acababa de acontecer es sólo uno de tantos y está curtido en aquellos trotes lo suficiente como salir normalmente de ellos. Pero esta vez, era demasiado evidente pues la conocía aún como si no hubiera pasado ni un día desde que aquello ocurrió: Little Miss Sanchains sólo atinaba a seguir bailando con los ojos cerrados, alejarse a los balcones o a la barra para no ver lo que ya no tenía porque, para olvidarlo, verla sentada era verla vencida por algo ineludible.

Aún así, no podía eludir la compasión por la tristeza que ya conocía y en ese momento sólo tuve ganas de pasarle un mechón de cabello detrás de la oreja y hacerla mirarme para que se dispusiera a desahogarse, sin consolarla ni aconsejarle nada, puesto que yo conocía lo que esas facciones de momentos se deben sólo a acumular pena, decepción. Como ella me dijo aquel día, era como mirarse a un espejo, en esas circunstancias, y por eso llegué a entenderla por lo menos en ese momento, como el amigo que nunca volví a ser y del que me hubiera gustado fungir, al menos.

Según supe, su camino después de mí tuvo sus momentos de alegría y decepción, de avance y retroceso, como todos. No tuve satisfacción ni demasiada pena al ver que ella, al menos ahora, se sentía como yo en otras ocasiones, sino que comencé a pensar que aparte del conocimiento de ese terreno (en sus manifestaciones de soledad e incomodidad), el resto de cosas importantes ya se habían desvanecido. No creí que esta coincidencia no forzada de la barra me fuera favorable, me quedé unos minutos más ahí hasta que volví con mi grupo de amigos, sin dejar de verla.

Contradictoriamente, evité acercarme no sólo por ser muy desconfiado de esas señales sino que, como dije, soy de esas personas que no olvidan y que no dudan que quién hiere una vez, puede herir aún más en cualquier momento. Simplemente la dejé con mi condescendencia y una hora después vine a tipear esto. De todos modos, no puedo evitar en lo que habría pasado, si hubiera sido bueno abordarla o no, volver a cruzar más de cuatro oraciones, saber cuanto ha cambiado en todo este tiempo según ella misma.

No dejo de escuchar Wicked Little Town por ser una canción sincera, de redescubrimiento de seres humanos que, por eso, merecen algo de misericordia. Me gusta la canción y escucharla ahora, pensando en lo que hemos dejado el uno en el otro en ese corto tiempo, porque ella solía hablar del destino y uno de sus alegatos para terminar conmigo giró en torno a mi intención de torcer nuestros designios, y para admitir finalmente que todos nos habíamos equivocado. Eso sí, era mejor dejarla sufrir sola que comprarle su desdicha ahora que aquel incidente tiene más de cinco años de acontecido, así como ahora y por mi lado, admito toda la verdad, sin aspaviento.

Escuchar aquella canción es lo único que haré mientras tomo mi Kiwigen, mientras descubro que no puedo conmoverme un poco más, ni esfrozándome, de lo que puede uno al percibir el sentimiento que ya tuvo. Sólo el agradecimiento de toda la inspiración (2002-2004) y, como a todos, el hecho de haber arrendado un lote en mi vida, aunque se haya quedado demasiado tiempo sin pagar la renta como Don Ramón.

martes, 29 de mayo de 2007

¿Cancionero? Sí

Bueno, para variar me plego muy tarde a esta especie de cadena blogger que ha aparecido. Perdon si se marean, pero hay demasiada música en mi vida, no por gusto tengo alrededor de 7000 mp3.

Esta es una selección final. Menciones honrosas no presentes: Julio Iglesias, Fernando Delgadillo, Soledad Pastorutti y Piero (ya sabrán cuales son).



Créditos iniciales: “Los viejos vinagres” – Sumo

Despertar: “Teenage Wasteland” – The Who y “Sin sobresaltos” – Soda Stereo

Primer día de colegio: “Pop goes the world” – Men without hats y “Yo fui lorna” – Nosequien y los nosecuantos

Mechas: “No existes” – Soda Stereo, “The trooper” – Iron Maiden y “Death on two legs” - Queen

Fiesta de Promoción: “Goodbye stranger” – Supertramp y “Ray of Light” de la Reina Madonna.

Enamoramiento:

Genérica: “Un poco de satisfacción” – Miguel Mateos-ZAS!

Después de una larga amistad: “Can’t fight this feeling anymore” – REO Speedwagon

De primera impresión: “Don” – Miranda!

Ilusión fuerte y certera, con los pies bien en el piso y la cabeza a 1.75 mts: “Un nuovo amore” – Eros Ramazzotti .

Declaración (o mandada, soy anticuado): “El palomo” – Kevin Johansen.

Amor correspondido: “Sabor de amor” – Danza Invisible y “Buscando la luna” de no sé quien, pero no es de Extremoduro, es voz femenina

Meses o aniversario: “I know you were waiting for me” – Aretha Franklin y George Michael

Amor platónico o no muy feliz: “Persiana Americana” – Soda Stereo, “Cuando nadie me ve” – Alejandro Sanz, “Yo te amo” – Roberto Carlos y “Mala hierba” – Canción propia

Apasionado amor a oscuras: “Sólo el amor” – Silvio Rodríguez, “You take my breathe away” - Queen y “Crema de estrellas” – Soda Stereo

De alguien “más joven” que yo: “Candy” – Cardenales

Para efemérides de pareja: “Nada Personal” – Armando Manzanero y “Starting over” – John Lennon.

Reencuentro: “Ti amo” – Umberto Tozzi

Final definitivo: “Por mirarte” – Andrés Calamaro

Rechazo: “Creep” – Radiohead, “Olvidarla” – Coti y “Oh l’amour” – Erasure (sau!)

Sexo:

Antes: “Lanza perfume” – Rita Lee, “Perhaps perhaps perhaps” - Doris Day, “Flowers” – Emilie Simon, “Desafinado” – Gal Costa, “You do something to me” – Sinead O’Connor y “Tu piel” – Jorge Drexler.

Durante: “Zoom” y “Languis” – Soda Stereo, “That’s the way” - KC and the sunshine band, “Me haces tanto bien” – Amistades Peligrosas y “Bizarre Love Triangle” – New Order.

Después: “Muskrat love” – Sólo la versión de Captain and Tenille y “No me arrepiento de este amor” – Attaque 77.

Despertar: “Hermosa from heaven” – Illya Kuryaki and the valderramas y “Baila conmigo” – Rita Lee.

Reconciliaciones: “Reunited” – Peaches and Herb, “No me puedo escapar de ti” – Luis Miguel y Rocío Banquells y “Un querer como el tuyo” – Ilan Chester.

Celos: “La procesión” – Kevin Johansen

Fin de romance:

M-II: “One more try” – George Michael, “Nothing compares to you” – Sinead O’Connor y “Lady hear me tonight” – Modjo.
LMS: “Parte de este juego” Gianmarco, “The scientis” – Coldplay y “I try” – Macy Gray.
Generales: “La maldita primavera” – Javiera Parra y “El tiempo va” – Sergio Dalma”, “My melancholic blues” – Queen.

Final de una noche larga: “Imágenes retro” - Soda Stereo y “Radio GaGa” - Queen

Resaca de mañana de domingo en la calle: “Mañana en el abasto” – Sumo.

Despertar después de un raspa y gana: “Afrodisiacos” – Soda Stereo.

Vida adulta: “Born Slippy” – Underworld

Licenciatura con sobresaliente (Optimismo!): “We are the champions” – Queen.

Amistad:

De años: “Aún sigo cantando” – Enanitos Verdes

Amistad jocosa: “Salud dinero amor” – Los Rodríguez

Mataperrada amical: "Chilanga banda" - Cafe Tacuba

Soledad: “Waiting for a friend” – Rolling Stones, “All by myself” – Celine Dion.

Aliento a mí mismo: “Hero”- Bonnie Tyler

Trámites en intendencia pública: “Situation” – Yazoo

Día insufrible de trabajo: “El Profeta” – Canción de iglesia. (“Tengo que luchar, tengo que arriesgar, ay de mí si no lo hago!”)

Recorrido por mi hermosa ciudad: “Rumba urbana” – Seis del Solar y “Sin disfraz” – Virus.

Recorrido después del almuerzo: “Dímelo” – Miki Gonzalez

Vacaciones: “Desidia” – Objetivo Birmania

Momentos depresivos: “Underneath your clothes” – Shakira y “Quién piensa en ti” – Gonzalo.

Al volante: “Mundo de Quimeras” – Soda Stereo y “Danger Zone” – Kenny Loggins (De acuerdo con usted, burbujera, absolutamente)

Buena jornada en la chamba y/o facultad: “Nothing gotta stop me now” – Canción de la serie Perfectos Desconocidos (Perfect Strangers)

Narración sobre una fecha específica del pasado bien pasado: “Nos siguen pegando abajo” – Charly García

Flashback nostálgico: “Al borde del camino” – Duwetto

Salida de noche: “Rey del glam” – Alaska y Dinarama

Boda: “Te amaré” – Miguel Bosé.

Primer hijo (a): “Um canto de afoxe” – Caetano Veloso.

Domingo familiar: “Make me smile” – Steve Harley

Batalla de vida determinante, importantísima: “Blade Runner Theme” – Vangelis

Vacaciones post divorcio: “Para hacer bien el amor” – Rafaella Carrá

Despedidas: “Perfect Day” – Lou Reed

Funerales: “Rhapsody in red” – George Greshwin (Lo siento, pero para mí es “en rojo”)

Créditos finales: “Ecos” – Soda Stereo

sábado, 26 de mayo de 2007

O insocial

(Lima, Domingo 25-Ene-2004, un departamento en lo alto del centro, 4:28 pm)

Como si estuviera en mi propia casa, me aparto de la computadora ubicada en mi cuarto para caminar hasta la puerta de mi casa. Me quedo buen rato ante la puerta, sin dejar apariencia de duda sobre abrirla y salir o permanecer en lo mío, puesto que no existe tal duda.

¿Qué es lo mío? Simple, un día como hoy, así de caluroso, estar completamente desnudo en mi refugio de turno, siendo el del parquet del piso el único calor que recibo con aprecio, pues la quemazón estival no me agrada, menos ahora que he cerrado todas las persianas que sólo pueden contra la luz pero no contra el fantasmal calor, mucho menos ahora que estoy desnudo y que no puedo escapar de la realidad, ni evadirme de la misma realidad que toma otro camino, tampoco puedo dejar de verla puesto que también se refleja.

Estoy solo y así puede que sea mejor. Y aun cuando ya elegí mi cautiverio, eso no me impide pensar en la otra opción, la que casi todos allá afuera escogieron, en la calle, los vecinos que se fueron a la playa o a dónde más gusten, a ser felices o a buscar algo que se parezca a ello, a olvidarse de ciertos símismos. Parte de mi cuativerio es también sentir la álgida contradicción del piso del baño, dejar correr un minúsculo chorro caliente para llenar la tina; prefiero volver rápido al parquet tibio, o a mi cama, a intentar caminar por los techos como pueden hacer los animales en una jaula común y corriente, a quienes envidio por su jaula y su capacidad de no concebir la idea del techo en sus mentes.

Este departamento está semivacío, entre el piso de parquet y el techo que sólo puedo alcanzar con las manos, pero no recorrer e intentar revertirlo todo invirtiendo mi cuerpo. Sólo una mesa, dos sofas, un empaque de galletas, un televisor sobre el piso de mi habitación, cuyo altar central es mi cama y el escritorio. Recién menciono el espejo, el maldito espejo que el dueño no desmontó y que yo tampoco tuve el valor de hacerlo, por lo que hoy me sirve para ver la fatalidad, el misterio, la decadencia que es la contraparte del deseo de salir.

Felizmente, mi trabajo no me obliga a afeitarme, a cortarme el cabello, ni adelgazar, ni estar desnudo, mucho menos a agradar. El espejo me dice que mi cuerpo es el de la realidad, 93 kilos de demasiado malcamino recorrido que no surtió ningún adelgazamiento, sólo el afibramiento de mis piernas enrarecidas por esa opaca vellosidad. Subo y pienso que mi cuerpo no es el del príncipe azul, ni el de las fantasías novelescas, pues parecía inconcebible a un héroe con una barriga así de amplia y con una llantería ya pronunciada, menos con esa incipiente flacidez pectoral que convierte mi escapula de un escudo a una pareja de mamas aptas para la lujuria de todos los heraldos de la desdicha. No es necesario hablar de ese corte entre mi mundo terrenal y mi mundo ideal, tan precisamente ubicado al final de los primeros tres cuartos míos y en el centro de mi longitud horizontal, tan permanente, tan preciso para estos cálculos.

No deseo abrir paso a la luz, ella ocultaría más mis manos. Mis manos tan funcionales no podrían salvarse del castigo de estar adheridas a estos brazos tan largos y fibrosos, esbeltos en comparación al tórax, pero brazos igualmente tan alienígenas, tan weirdo, con manos tan delgadas y dedos tan alargadamente extraneus que no pertenecen a este mundo, ni parecen de este cuerpo blandengue, no robusto. Parece que la masa se va disolviendo a medida que se avanza al extremo, mi brazo deja la redondez y la solidez al descender, deja la austeridad a mi antebrazo y simplemente la práctica hambruna a mis manos y dedos.

Mis ojos sólo me son visibles de cerca, ahora no hay luz que pueda ser reflejada por mis lentes que pueda esconder el negro tan indeseablemente maldito por este ceño mío tan fuerte. Mi mirada parece profunda, profundamente amenazadora, distorsionada por el efecto de esta extensión de frente donde crecen mis cejas, que termina distorsionando todo mi rostro, también redondeado, blandengue, preparado para el estiramiento de la frustración.

En realidad, todo mi cuerpo flexible se prepara para el rechazo, el odio, la indiferencia que el mismo inspira, o cuanto menos un cortés desinterés. Puede exhalar cualquier cosa mi cerebro, pero permanentemente esta imagen alienígena soltará el polen visual de la vida ausente, incluso en la ausencia de una erección (como máxima señal de vida) en estos tres días que llevo sin hablar con nadie que no sea un cliente o posible cliente. Las palabras e ideas sólo me sirven para atenuar efímeramente lo que la realidad sólo deja ver permanentemente, no deja otra opción de percepción.

Los espíritus no existen, la única sombra aquí soy yo, tratando de comprobar si su corporeidad es tan patéticamente cierta para luego disolverse en aguas calientes de la tina del baño y tratar de evaporar las miasmas que lleva encima. El agua está en su punto, para todo mi cuerpo, para mi cabeza, para desenvolverme libremente sin necesidad de tener tanto espacio y sin pretender algo más que más agua caliente cuando esta sen enfríe, si aún soy conciente de esa necesidad.

Soy capaz de quedarme aquí, toda la vida, toda la vida y más allá.





(Inspirado en el cortometraje El cautiverio de O de Pietro Sibille)

miércoles, 23 de mayo de 2007

Verdaderos Problemas con las Mujeres: Phillip Seymour Hoffman



Como dije, eso de paltearse por no poder decirle a una chica literalmente "Te amo" es cosa de cada esquina del barrio, así como el hecho de no poder hacerla con la reina de la disco, cosa que e algunos casos también tiene mucha culpa el carácter iluso de algunos hombres que luego les surten demasiados sinsabores.

Una persona verdaderamente problemática es Allen, este personaje desarrollado por Phillip Seymour Hoffman en la Happiness de Todd Solondz (1998). Creo que la escena muestra casi todo lo que pasa con él en esta deliciosa trama de la cual utilicé otro fragmento, en el primer post de "Rencor ¿mal? necesario", la de Jon Lovitz regalándole un cenicero a su mujer (¿se nota que me gusta la película?).

Y es que en verdad a este pobre, soso y sudorosamente inseguro oficinista le encanta decirle a las mujeres cuanto le gustaría llenarlas con su semen, pero aparentemente sólo eso: Le encanta decírselo. Ni siquiera es de los tipos de medianos problemas que llaman y cuelgan sin hablar. Eso sí que es un problema interesantísimo, muy corto queda el hecho de que a su edad siga con las revistas porno (de las que, de verdad, no entiendo como las mujeres creen que TODOS los hombres somos asiduos consumidores).

Les recomiendo vivamente esta película: 9.3/10, para conocer hombres de la vida real, más allá de lo que se cuenta sobre nuestro género.

domingo, 20 de mayo de 2007

El shock de las psicólogas: Elección difícil

Ya que mucha gente insistió con esto de conocer a ciertas personas, daré satisfacción a sus ganas de conocerlas a ellas, las dos mujeres interesantísimas que he conocido y me han forzado a dicha confesión. Por su puesto, no entran en este rango a quienes que conocí ayer, divertidas e interesantes, pero con mala fortuna de conocerlas en una noche de discoteca por mi cumpleaños, donde el trato nunca llega a ser tan sinceramente cercano como para considerar haberlas conocido de verdad.

¿Saben sobre el Shock de Inversiones? Algo parecido comienza a tener lugar al parecer, algo llamado El Shock de las Psicólogas.

Si con algún grupo humano guarde más reservas que con cualquier otro es con el gremio de psicólogos, sean como fueren, los psicólogos a mí son como los abogados a la gente normal. En estos ya veintivarios años míos, puedo considerar que he visitado más veces consultorios de psicólogos (e incluso, de psiquiatras) que oficinas de abogados y médicos que visitaré en toda mi vida, por distintas y variopintas razones: Rendimiento escolar superlativo para el lugar donde estudiaba (sic), extraño nivel de inteligencia (sic), dificultades de socialización, estrés preadolescente, inadaptación, reacciones hostiles, ansiedad, más ansiedad, depresión, consulta vocacional, más depresión (gracias Little Miss Sanchains), falta de sueño, frágil autoestima y finalmente, gastritis. Siempre me quedaba la sensación, después de cada sesión donde gastaba dinero valioso, de haber perdido el tiempo con un extraño y con la incapacidad de abrir mi persona como podía hacer con una amistad, similar a lo que se siente cuando se aborda a alguien que no presta atención y sin embargo se sigue ahí, tratando de prolongar un flirteo que había nacido muerto.

Tampoco en lo personal me cuajan mucho la gran mayoría de psicólogos, excepto los de la especialidad de Psicología Social y otras gloriosas excepciones. Creo que esto último creció en mis años de universidad, siendo yo estudiante de Derecho en la Católica, una universidad que en su gran sede cada vez menos verde congrega a los estudiantes de todas sus carreras, tenía mucho contacto con los y las estudiantes de psico. Lamentablemente, hasta cierta edad uno nunca esta libre de prejuicios y ya había edificado un preconcepto de ellos gracias a los que conocía y lo que veía en su conducta: Gente bastante fresa***, poco graciosa, de esos horrorosos seres humanos que siempre quieren caer bien (y generalmente lo logran), mujeres huecas y aniñadas a quienes les encantan los niños y lo positivo de la literatura de Paulo Coelho, hombres descritos por Los Prisioneros como mierdas buena onda. Por eso, nunca me inspiraron demasiada confianza o simpatía, aparte de saber que en su cerrado circulo mental, era poca la gente que entraba sin ser examinada o detenida por cualquier rasgo distinto en su personalidad y, en contraparte, a mí me encanta la gente extravagante.

En ciertos años anteriores, mi feria roja, mi período de primavera interior solía iniciarse a comienzos de Abril, tiempo en el cual caía rendido a los pies de alguien y mi personalidad solía cambiar. Este año no hubo y, como los dueños de la Feria del Hogar, pensé cerrar definitivamente cualquiera de mis actividades carmesí y así no crearme desilusiones perjudiciales para mi salud. Esta intención comenzó a irse al tacho el 4 de Mayo, cuando conocí a A, la primera psicóloga.

A tiene veintipocos años y lo primero que me encantó de ella fue su modo de hablar sobre ciertas cosas suyas sin sobresalto alguno, como de su tendencia a engordar y su gusto por los chicharrones, esa simplicidad de manifestaciones y falta de intención de socializar para discutir, cosa que parece disfrutar. Es algo gorda, tremendamente sexual hasta donde puedo intuir (en realidad, siempre estoy seguro de ello con una mujeres gordas, que me encantan), cabello oscuro lacio peinado con un simple moño que mostraba sin complejo alguno su redondeada y lisa frente, rostro delineado por varios trazos circulares, sobretodo en las mejillas y en los párpados, los cuales parecían dibujar lunas nuevas a punto de noches sin dormir por los exámenes parciales. Después de despedirme de ella, pensé que era de esas mujeres por las cuales podía uno vender sus televisores, cerrar este blog, desconectarse de la red, sólo para comer con ella, seguir la sobremesa hasta la comida siguiente y luego ir a la cama, para quedarse lo más despierto posible con ella después haber hecho salvajemente el amor. Es Escorpio, signo con el cual creo que también es hora de probar.




¿Temores y riesgos respecto de A? Varios. Entre otras cosas, que dicha frialdad que muestra al expresarse sea algo cotidiano en su vida, que se le salga lo psicóloga y termine analizándome. Otro punto en contra es el hecho de estar en la especialidad de psico en mi universidad, en la cual tengo mucha gente que, digámoslo así, tampoco me tiene en gracia y más aún, son de lo típicos que ven como "lindo" el hecho de que la gente se empareje dentro de la especialidad y no hacia afuera: Dos factores, el primero más decisivo que el otro, donde entran a tallar terceros y pueden ser más determinantes de lo que parece, aunque A no parezca tan influenciable, ya he pasado por esto con otras mujeres incluso con "más personalidad".



Cuando pensé que A ocupaba comodamente la punta del campeonato, un día sábado decidí ir a una protesta callejera contra dos tiendas por departamentos por su publicidad racista, segregacional y engañosa después de una larga deliberación. Ya había salido de la clase sabatina de Mr. Fat (es un hombre que me parece estupendo y si Sarah Jessica Parker conoce a un Mr. Big, yo conozco a un Mr. Fat) y después de reparar en que sí me alcanzaba el dinero para el almuerzo y todo, me dirigí a ese lugar en San Isidro. En plena protesta me topé con J, con quien me puse a conversar sobre las estrategias publicitarias de ciertas tiendas, de los productos verdaderamente monses que vendían y de cosas referentes a dicha actividad. La suerte volvió a jugar a mi favor: J se iba por la misma ruta que yo, en un comienzo tendríamos que tomar el mismo micro, pero luego accedió a una agradable caminata hasta otra avenida que estaba a ocho cuadras, la Av. Arequipa, la cual recorrimos lo más lentamente posible, sobretodo yo, pues hacía mucho no tenía una tarde sabatina tan cómoda y divertida.

J es algo bajita y algo delgada, sin dejar de lado ese rollo coquetón que tienen las mujeres en el vientre, como me gustan. Detrás de esa mirada madura y el moño atravesado con el que sostenía su lindo cabello negro, esconde una extraña ansiedad por algo, un ánimo contagiante y positivo que creo confundí con el temor de perder cualquier instante de su vida. Definitivamente, me encanta su vestimenta, su buena costumbre de mostrar los brazos y sobretodo esas botas anaranjadas de plataforma baja (no sé mucho de nombres de zapatos) que calzaban perfecto con identidad: Ni una putona taco 9, ni una niña melosamente cándida de zapatos bajos, la mesura era lo suyo. No sentí ningún rastro de ocultamiento o mentira, su mirada es directa y su sonrisa amplia, sin buscar disimular o parecer más estética, lo que creo es lo mejor de las sonrisas femeninas. Estoy hablando de una ya licenciada en Psicología, J adora su trabajo y tiene claros sus propósitos y convicciones, aunque a veces tengo la sensación que eso le absorve casi toda la vida. Me gusta que ella sepa no sólo de la personalidad individual, sino que su cerebbro actúa como un socióloga inevitable por su atenta y poderosa observación de las cosas. Es Sagitario del mes de Noviembre, si bien es cierto tuve históricos problemas con mujeres de este signo, todas ellas nacieron en Diciembre; en cambio, dos de mis mejores amigas y J son de Noviembre, por lo que no tendría porque hacer mucha reserva.

¿Temores? Pues, debo confesar que forcé un poco aquella y otras circunstancias, y no sé porque desconfío tanto de mis propios artilurgios. Puede que me haya topado con una chica a la que las relaciones sentimentales (ya) no le interesan. Aparte, como dije, tengo la paranoia de que me haya podido ir analizando, lo que si bien es cierto es una tenue señal de interés, también puede haberme sacado la línea y bajado ya el pulgar.

Bueno, es cosa de seguir a ritmo constante, no perder la cabeza por señales que no existen. Por lo pronto debo admitir que J tiene ya cierta ventaja y que realmente no me incomodaría la sola amistad de ninguna de los dos, pues las conozco y he aprendido a ser amigo de las mujeres (qué triste sonó eso, jajajaja). Pero en fin, no descarto.

Estoy detrás del corazón, moviéndolo lentamente...


***Fresa: Persona tiernamente tonta o ingenua, que a veces puede parecer interesada en la paz mundial. Cree demasiado en juntar a la gente, más fresa no puede ser.

jueves, 17 de mayo de 2007

"¿Sabes? He conocido a alguien..."

Cuando mi editor-representante-alcahuete*** laboral escuchó esa frase de mí, se le salió lo bárbaro y me contó mi vida por fascículos. Comprendo su preocupación por mi ¿carrera?, por los contratos ya firmados y por todos los compromisos ya hechos hasta Julio, pero no es por eso que no me sorprende su reacción, el hecho de pegarle una reprimenda de padre y señor mío a este humilde sujeto, mas no el hecho de querer estrangularme (Nota para lectores peruanos y otro tipo de morbosos: Mi editor no es homosexual, primero conocí a su novia, de quien soy muy amigo y con quien lleva una sólida relación, fue ella incluso quien nos propuso trabajar juntos).


Sólo desde hace poco tiempo me puse a pensar en la trascendencia de esa frasecita, no sólo mía por supuesto. Siempre que alguien la libera, prende nuevamente el interés de mucha gente en la vida de uno, como que algo realmente trascendente pasa aunque se trate de una persona con un trabajo estable, la diferencia es que parece que todo interlocutor o testigo de ese hecho quiere tener parte en la novela.


Debo reconocer que esa frase es algo extraordinario en mí, pues no la utilizo seguido, en realidad no más de dos veces al año. ¿Por qué? Para mí, esa exclamación necesita una base fuerte de certeza, no meras ilusiones o gustos que se me pueden pasar en un día; yo necesito que ese breidffth-agüey*** sea duradero y significativo. Por otro lado, chicas riquísimas no dejo de conocer, ya sea en la oficina, en los supermecados, en los cementerios, en el transporte público, en el paradero, en la universidad, en las filas de las intendencias públicas, en los video y cine clubes (el mejor de los rubros, definitivamente) en fin... lo más difícil para un hombre es no toparse con mujeres; pero hace falta que la mujer se tope con uno "de la misma manera que uno se topo con ella", osea que sienta lo mismo y tenga el mismo nivel de apertura, algo realmente difícil, encontrar a una mujer que siga el juego y tenga, con más de veinte años encima, ganas de conocer gente diferente.


Tal vez por ese carácter esporádico, ese comentario mío suele despejar la polvareda con un ventarrón. Mis amigos comienzan a preguntar, otros comienzan a comentar al respecto y, estos son los que detesto, no faltan los que alientan y quieren dar consejos. Sin embargo, también hay quienes guardan, dentro de esa curiosidad similar a la de una 4x4 estacionada en un pueblo joven o un Audi estacionado en un vecindario de chiruzas, ciertas reservas, aparte de la plenamente negocial de mi amigo el empresario.


- No sé porque tengo la sensación de que vas a cambiar demasiado...


- Te vas a volver un cursi meloso, sé porqué te lo digo...


- Ya se te ve alterado, imagina cuando ya estés con la chica, una cubeta de babas serás en adelante...


Natalia es una de mis mejores amigas y se entusiasmó con esa idea, en parte porque no le molestan los enamoramientos de sus amigos, sin embargo no descartó la idea de que yo pudiese cambiar demasiado. Sólo lo imaginó de esta manera: Viéndome perinado con gel y con afeitado diario, llevando infames muñecos de felpa y dibujando corazones a diestra y siniestra por las paredes de Lima. Yo también me espanté con esa imagen, y otra que incluía ramas de laurel en mi cabeza y vestimenta griega.


Pero, ¿qué tanto puede alterarme esto? ¿Ahora que soy puntero del transcurso, me convertiré en algo chocante para mí mismo? Volveré a experimentar (como pasa una vez cada año desde el 2004, y en Mayo desde el 2005) y reportaré avances tácitos, mis lectores serán los calificadores. Continuaré con otras crónicas del pasado, presente y destiempo, pero no sé, puede que comience a perder cuidado con la redacción.


Sí, gente, quedan advertidos: He conocido a alguien,


y no es una sola mujer,


eso sí estará un poco reñido.








***Alcahuete: Persona que facilita o promueve conductas licenciosas, lujuriosas o adulteras a otra. Dice que es su mejor amigo, pero nunca confíe en él, se nota que es su alcahuete.

***Breidffth-agüey: Proveniente del anglicismo breathe away, un impacto emocional fuerte provocado por una persona muy amorosa o sexualmente llamativa. Mi prima me produce siempre el mismo breidffth-agüey, aunque quiera suprimir ese deseo de comérmela desde hace años.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Ícaro ala monse (Muchachos ilusos)

¿Por qué los hombres volamos tanto?

Dicen por ahí que el sexo masculino es el más racional y realista entre los existentes. Su base es la verdad, nada de esperanzas vagas, su camino es la realidad, dulce o amarga.

Aún así, creo que es un pobre diablo mentiroso aquel que, ya habiendo pasado categoría pajeros, niegue que alguna vez se ilusionó por gusto o ambicionó demasiado con lo poco que le ofreció alguna mujer. Exceptúo a los jóvenes de la categoría mencionada puesto que en su mayoría son adolescentes no muy conocedores del asunto y que basan más sus decisiones en corazonadas y puro y excitante instinto; los más viejos, pues, digamos que tenemos el gusto más corrupto, un poco más malicioso o astuto. De todos modos, esa astucia ganada con la experiencia, parece abanadonarnos de vez en cuando, incluso parecería a veces que se larga definitivamente.

¿Díganme si no se han topado alguna vez con un tipo emocionado porque una chica le dio su mail? Yo sí, muchos de mis amigos - de mi edad en su mayoría y algunos mayores -, que parecen tan centrados a la hora del trabajo y tan juiciosos a la hora de calcular ciertas tácticas, sacrifican su solidez por un poco de torridez efímera y suficiente para derretirlos y convertirlos en una masa babiecamente feliz. Es sólo una dirección mail, he comenzado con el estrato más grave de vana ilusión, que algunos festejan como si fuera un campeonato.

Hay ejemplos menos patéticos. Siempre escucho gente que comienza a desplegar planes a partir de un saludo cariñoso, de uno de esos besos afectuosísimos en el cachete acompañado por un abrazo, una forma bonita de decir las cosas, posiblemente el hecho de que le den a uno el número del celular (lo que no mencionan es que es para un trabajo de grupo y, conociendo a algunos de mi especie, ni hace falta decirlo), entre otras cosas.

Particularmente, estoy curado de todo eso. He recibido mails, saludos, abracitos, besos recontra babas, tarjetitas de cumpleaños, regalos, de todo, cosas que no significan en verdad nada. Bueno, no mucho para mí en cuanto a enamoramiento, puesto que entiendo y compadezco en realidad a muchos que deliran con ese mensaje de celular que culmina con "un besito" (el cual es, evidentemente, para quedar bien después de un chote***), pero realmente necesito mucho más que eso, entre otras cosas por mi experiencia previa y por mi carácter naturalmente desconfiado.

A mí me agradan las cosas sinceras y directas, realmente las muestras de cariño las tomo como lo que son: Simples muestras de un sentimiento, digamos, intermedio, carente de pasión alguna necesaria. ¿Si es necesario volar de vez en cuando? Por ahora, no, puesto que tantas veces he caído en ciertas ilusiones que el factor soñador se está agotando en mi mente, como aquel apostador compulsivo que cae en cuenta de lo poco que queda de su fortuna y hace aflorar a su más roñoso y conservador ser para preservar lo poco que le queda.

Ilusionarse, al menos para mí, con ciertas veleidades es como comprar a crédito con ciertas tarjetas: Es muy chévere pensar en las lindas posibilidades, pero si es que no sale nada, toda esa desilusión que brota de aquel suelo lluvioso del rechazo termina costando mucho más que el precio original en su versión ilusión. Realmente, prefiero evitar eso para no perder lo poco que me queda, pues de perderlo, ya no sabría con que colchón podría amortiguar la caída.

¿A cuántos hobmres voladores conocen? Hoy me haría mucho bien escuchar casos de hombres demasiado ilusos para sentirme cómodo en mi pesimismo. Gracias!

***Chote: Rechazo amoroso o de muestras de galantería. Simplemente no aguante su chote y fui a emborracharme.

martes, 15 de mayo de 2007

Literalmente, te quiero comer (Sabor de Amor)

Recuerdan el post sobre mi gastritis y mi apetito por alguien. Sí, esa chica estaba un poco gordita, eso la hacía más rica. Sólo diré que cuando adelgazan, pierden la gracia.

En fin, ya no me desvío. Una conocida y burbujera blogger (http://lasburbujasinvisibles.wordpress.com/) me recordó a uno de los mejores grupos españoles cuyo material haya llegado a estas tierras, alrededor de 1985 si no me equivoco. Espero me permita discrepar con ella, pero a mi parcer su mejor disco es A Tu Alcance de 1985; justamente, aparte de la canción más emblemática de ese disco, escogí esta canción que tan bien simboliza lo que es el amor en sus tonos más tórridos, Sabor de Amor, canción de la cual sé que no pasará por ninguna radio "ochentera" que no sea Radio Enferma:

domingo, 13 de mayo de 2007

Sección Especial: Verdaderos problemas con las mujeres

Desde hace buen tiempo se hizo mediaticamente popular la sincera admisión masculina de sus propios tormentos con el sexo opuesto. La verdad, no me refiero a las películas de Woody Allen (más específicamente, antes de los 90) ni a algunos capítulos de Seinfield, sobretodo en aquellos donde George Constanza roba toda la atención (sin lugar a dudas, mi personaje favorito en los sit com noventeros).

Paralelamente a un pelotón de imágenes y páginas sobre mujeres con iniciativa, poderosas, que pueden mecer la balanza a su favor, con mucha librido*** e ímpetu para satisfacerla o al menos exponer sus inusitadas paltas sexuales y/o existenciales, desde Sex and the city hasta 100 Cepilladas antes de dormir, pasando por Desperate Housewives, ciertas tramas masculinas iniciaron una exploración inversa, algo así como devolverle la visita a Darren Star y a Candace Bushnell, o a Corín Tellado, o incluso a los japoneses creadores de Candy (no, no tanto, creo que ellos le devolvieron las cortesías a Wolfgang von Goethe por Werther, la diferencia es que una mujer aguanta a varios mientras que un hombre se suicida por una sola). Pero veamos, hoy, miércoles por la noche, después de mi reconfortante jornada de Derecho Mercantil, que hay en la televisión.

En la televisión abierta, me topé con una serie nacional llamada Mi Problema con las Mujeres que, debo reconocer, tiene unos recursos narrativos muy interesantes. La trama gira en torno a un pata y su retrospectiva con un psicoanalista (punto para Woody Allen) de las dos relaciones más importantes de su vida, con el objeto de aprender como desmostrar sus sentimientos (de ganas de KAS aunque sea, porque en lo poco que vi, no parece muy claro) hacia una nueva mujer. El tío no es extremadamente tímido, ni "extravagante", ni raro, ni perverso, sólo un clasemediero como cualquier otro cuya retrospectiva se debe a que no sabe, a su edad, como sostener un relación sólida.

Vamos al cable, con los dibujos animados. Ya me estoy hartando de Fox y su intención de convertir en refritos capítulos clásicos de Los Simpson, pero me interesa ver, en lo poco que tengo de tiempo, aunque sea un episodio de City Hunters, una serie animada argentina sponsoreada por Axe. En una de esas noches para el olvido, Axel es fondeado por su novia (quien se va con su instructor de gimnasio, supuestamente gay, post pendiente) y después de unos tragos, sufre un accidente donde conoce al Doctor Lynch, un playboy de los años 70 que le propone enseñarle todo lo necesario sobre mujeres para ser un seductor absoluto. Axel duda en principio, pero resuelve seguir el curso, teniendo como objetivo el recuperar a Romina, aunque en el camino se vaya olvidando de ello por las pingües recompensas por pasar cada modulo del curso, una mujer diferente cada noche quedándose a dormir con él en su cuartucho de tres por medio, por supuesto que utilizando recursos muy diferentes a los de los comerciales del conocido perfume.

Parece que el detonante de cualquier introspección y purga emocional*** masculina parece ser siempre el fracaso con el sexo opuesto, así como la solución de este problema viene a ser la reconciliación con el mundo interior. Jennifer Llanos escribió alguna vez que el amor de pareja era entre los sentimientos como el fútbol es entre los deportes, el deporte rey, y creo que se cumple un poco más entre nosotros, al menos cuando lo demostramos: Nunca sentiríamos o podríamos hacer público el sentir celos por un amigo cuando conoce a otra persona, o difícilmente nos saca de nuestras casillas un trabajo poco motivador o una vida familiar hasta las pelotas. Lo único que nos desquicia es perder un partido, un campeonato, el arroz con leche, y también la idea de recuperarla o al menos vengarnos de ella y forzarla a ver lo que se perdió alguna vez.

Tal parece que nos dieron en el clavo, alguna vez Carrie Bradshaw se palteó por pelearse con ¿Chloe? Ah, no, Charlotte (su amiga buenita y decentita, la del marido impotente) o con Miranda (de lejos, mi favorita, y se pone guapísima despues del embarazo, ¡HASTA LE CRECE el cabello! Ustedes dijeron "Este cae...") y creo que a cualquier mujer le paltea. Nuestro personajes son seres taaaaan normales, tanto así que se mueren por una mujer, de una forma normal, tan establemente aburrida ys u palta consiste en eso, no poder "sostener". Qué simplon, ¿verdad?

¿Qué pasa con el hombre que va más allá de la excentricidad? Osea, no me refiero a esos poseros emo u ochentosos que abundan ahora en Lima, sino a una persona de verdad insegura, de veraz extraña y retraida y sin la pinta de Christian Meier o el sueldo de Juan Jayo como para que no pase como "Misterioso" o "Extravagante" para algunas. Somos un equipo distinto, casi sin lugar y cuyas paltas son consideradas por la mayoría de gente como anómalas, enfermizas o dignas de reportar a una comisaría o con Defensa Civil. Ante esa falta de lugar en el Perú, el país más yankee de latinoamérica, y en la producción mediática comercial de la actualidad, decidí revalorizar a los míos: Tipos gordos o flacos, sin sex appeal alguno (por no decir FEOS), cuya sudorosa inseguridad inspira deseo en una en un billón, obsesivos en sus amores no correspondidos, llegando a amar su arena hasta la locura sin la acogida de Silvio Rodríguez pero generalmente hoscos con el resto del mundo, ultra masturbadores, adictos al chat amoroso, a las putidelivery y algunos al porno barato, en fin. Creo que es obvio que no se necesita llenar todos los requisitos para unirse a este club.

Bueno, ya conocerán a ciertos personajes a partir del Miércoles 23-May.


***Librido: Libido manifestada y ejercida sin restricciones. Ya no tiene pendientes con nadie, sino consigo misma y los paga dándose a la librido.
***Purga emocional: Limpieza, hasta donde se pueda, de defectos y actitudes poco beneficiosas. No hay mejor momento para una purga emocional que el verano, y así no pasar el invierno cargando con lo mismo.

viernes, 11 de mayo de 2007

Los jodidos recuerdos y remembers

Hay una cosa que el presente no puede obviar: El pasado.

Hay un lugar en la vida de las mujeres que nunca podría ser invadido: Su memoria.

Hay algo muy peligroso para una mujer cuando esta con uno: Ciertos recuerdos suyos.

Hay algo más peligroso aún, para cualquiera: Necesitar avanzar hacia el pasado.


Todos tenemos recuerdos y personas a las que recordamos bien o mal, eso es inevitable. El recuerdo es parte del pasado que vuelve cuando el presente es un poquito insuficiente o incompleto en algo, el deseo de volver a vivir cierta sensación o cierto hecho porque el que existe ahora posiblemente no es tan satisfactorio. Al menos eso pienso.

Tal vez esto no sea de tal manera, opino así porque en mi no muy abundante ni reciente pero sólida experiencia en cuanto a relaciones sentimentales, siempre procuré enterrar todo lo anterior, "finalizar la historia", para empezar de nuevo y sentar un precedente a partir del cual comienza todo. Jamás di lugar a mención o recuerdo de otras personas, cercanas o lejanas geográficamente, al menos en estado de comodidad cuanto menos, un grado menos que la felicidad, dos menos que el placer y ocho menos que el orgasmo. ¿Por qué? Pues por considerarlo una falta de respeto a mi pareja presente.

En estos cinco años, debo confesar que he vivido como muchos de los mejores personajes de Almodovar: De mis recuerdos "porque son lo único que tengo" (dixit Carmen Maura en La Ley del Deseo), de deseos de repetir o volver a un tiempo donde fui feliz aunque entonces no lo hubiese creido así, de nostalgia y, más que eso, de tristeza por haber perdido tanto por nada. Cuando no hay nada en el presente, nulidad, conjunto vacío, sólo queda conformarse con lo que fue; cuando no hay comida del día, simplemente queda comer de lo poco que sobró de ayer o de anteayer, si es que no se quiere morir de hambre o de sufrimiento.

Muchos de mis mejores días de este lustro, en sus fases más oscuras, los pasé junto a M-I cuando volvió de Italia, antes de su casamiento y su salida definitiva de mi vida (lo que no signfica que no tenga un post pendiente), aunque nuestros encuentros siempre fueron marcados por el descarte de la posibilidad de volver a nuestro estado original, por más íntimos que fueran. Casi dos años después del final de nuestra historia (la cual, al igual que la canción de José Augusto, seguirá en mí mientras yo...), ella volvió de Italia, donde vivía con su familia materna y estudiaba escultura y cumplía algunos de esos sueños que en un país como el nuestro simplemente no tienen lugar. Después de todo lo que había pasado con Little Miss Sanchains y del tratamiento inútil de olvido, pues no había mejor clavo para sacar a esa estaca que la vuelta de una divinidad, por esos tiempos, de esta casa; cuando leí su mail, sentí extrañamente el calor de esos abrazos suyos, el sabor de sus ravioles de espárragos, ese olor especial que existía en aquel espacio entre sus labios y su nariz.

Llegué a esperarla en el aeropuerto, un día con un frío espantoso. Felizmente, sólo estuve yo, había adelantado su llegada para sorprender a su familia de Lima, por lo que esperaba una estadía de lo más dulce. Al verme, no soltó sus cosas como en el comercial ese de Pepsi, sino que se dirigió a ellas conmigo, fui cauto y no intente ningún beso extraño ni ella dio lugar a uno por su parte. Aún así, seguí esperando algún momento de debilidad que se preste a una señal afectiva, aprovechar alguno de esos silencios en el asiento de atrás, que se iniciaban con un "y ya pues... sí", que me dejaban paso a acción, a agarrar su mano o abrazarla y preguntarle si se acordaba de no sé que de nosotros, Sin embargo, esa noche, no dejó de ser espantosamente fría, aunque me quedó la esperanza de que nos volveríamos a ver el viernes de esa semana, porque a pesar de todo pensé que su trato era "frío" porque tenía otra cosa pendiente, como la llegada a casa.

Había confirmado esas sospechas aquel viernes y había puesto más carbón en el horno de la esperanza de reconstruir aquello. En efecto, casi toda había pasado igual, desde nuestro paseo por los malecones hasta observar la cruz del Papa desde alguna banca, discutiendo sobre lo divertido o no que podría ser bajar hasta la playa en un día tan frío que había hecho que nuestras manos con guantes se pusieran las manos del otro como abrigo. Ese día reaparecieron esos curiosos gasparines para la vida de uno, aquellos que sólo pronostican finales felices, retornos a etapas dichosas, pero sólo llegan a especular sobre ellos, nunca asegura nada.

La diferencia con otras ocasiones y la existente entre las espculaciones y la verdad la descubrí después de la medianoche. El silencio que reinaba sobre esa cama no se debía precisamente a la incomodidad que puede traer en algunas personas el post orgasmo al lado de un desconocido, pero era algo muy cercano a ello. M-I estaba de espaldas a mí, tratando de decirme algo entre balbuceos de casancio, mientras acariciaba la hondura de su horizonte para luego detenerme con su súbita incorporación. Me contó que en verdad había vuelto a Lima con la intención de distaciarse de alguien con quien ya llevaba cierto tiempo de relación en Torino, lo cual hizo explotar una bomba ácida en mi estómago hasta anesteciarme todo el pecho y me obligó a tratar de evadir lo que sabía que vendría con preguntas introductorias (¿Cómo se conocieron? ¿Cuántos años tiene? ¿Trabaja en la misma sección que tú? Que fueron respondidas con cierta frescura cómplice de esa indulgencia de la que también necesitaba M-I), confirmando después que no había necesitado demasiado tiempo para descubrir que su huída no le había servido para dejar de pensar en él hasta esa noche. Sin embargo, no podía haber lugar para engaño, ella me seguía conociendo tal como hacía más de dos años y se conocía a ella, podríamos estar dispuestos y muy felices de volver a estar juntos en un momento así, pero eso no duraría mucho en momentos difíciles.

Regresando a casa, después de dejarla a ella, pensé en ciertos indicios que me obligaban a olvidar un reintento. El hecho de, a pesar de todo, nunca habernos tomado las manos al caminar, ni abrazados, los no besos, haber ido a un telo en vez de ir a su casa o, sobretodo, a la mía, sabiendo cuanto le gustaba estar aquí. En nuestra relación, no había lugar para hoteles, un estrato indeciso y muy liviano para gente que busca algo más que un raspa y gana o una respuesta a sus preguntas.

Esa señal de peligro creo que fue percibida por el italiano novio de M-I, con quien meses después superó los los momentos, se casó y tuvo una hija. Seguimos comunicándonos por mail, cada vez de manera más fría, hasta que nuestro nexo llego al cero absoluto y terminó desintegrándose en mil astillas. Aparentemente, ambos dejamos de necesitar del pasado.

Volviendo a leer esto, me mato de risa. Paradojicamente, hoy lunes tuve tanta nada que se me ocurrió recordar a M-I y el único remember*** de mi vida, silly of me.



Bienvenida a este blog, M-I, y perdona la postergación. De todos modos, sabes que eres más importante, hasta que...


***Remember: Encuentro sexual con una ex pareja. En realidad, sólo vine para un remember con ella, de otro modo hubiera pasado de largo.

(Agradecimiento especial: Úrsula, bloggera peruana habitando en Chile, su comentario me cayó de perillas para terminar este post. Gracias!)

Rencor, ¿mal? necesario: You are not my sunshine anymore

Lo que sucedió entre esa llamada y este día fue el remolino que concentró tanto tiempo pérdido en unos cuantos segundos, como un remolino cuyo ojo no supera el tamaño de una moneda de china.

No pude evitar estremecerme aquel domingo, por más de que quisiera y haya decidido enterrarla definitivamente no podía evitar salir de mi cuarto y caminar hasta la puerta de mi casa varias veces en cada noche de aquellas ni pasar largos lapsos de incertidumbre y dando pie al arrepentimiento y a dejar de lado dicha decisión. Mucho ayudaron a ese conato de retroceso los buenos recuerdos (post pendiente) que, a pesar de todo, guardaba de ella y ya tenían buen tiempo, tanto que su fermentación me había dejado un licor excelentemente amargo y fuerte, ideal para distorsionar mi mente.

En silencio y sin dejar que nada, ni siquiera la miel de lo bueno de ella, me entorpeciera, concluí que lo único que necesitaba era una prueba de hecho para mí mismo. Osea, necesitaba probarme que era capaz de mandarla al cacho, una circunstancia por la cual rogue a la fortuna para el final del invierno limeño que no existe. Y esa circunstancia se dio.

Los viernes al frente de la universidad, entonces y ahora, eran de casi acostumbrado ir a festejar un cumpleaños, aunque no tanto para mí por estar ocupado en mis últimos días de trabajo. Fue un viernes, después de cinco días de aquella llamada y de constantes llamadas demoniacas y tentadoras contra mi voluntad de condenada, en el que me hice un tiempo para festejar el cumpleaños de una amiga con otros compañeros de la facultad; todo iba bastante normal, alegrón como toda celebración de cumpleaños, cuando vi dos cabezas conocidas que entraban con dos hombres. Era LMS con la Electricista, su mejor amiga, quien en su tiempo también era de mis mejores amigas (y pensándolo bien, a quien debí írmele encima) y dos patas normales por decirlo generosamente, quienes - conociendo a LMS - evidentemente sólo eran sus amigos.

Se sentaron en una mesa no muy cercana, a partir de lo cual sólo le dedique miradas de reojo esporádicas mientras conversaba con la compañera y hacia gracias con ella y mis amigos, obviamente de las mejores como para que ella reparase en esta mesa (aunque uno no quiera, siempre busca llamar la atención de mujeres con este grado de importancia en su vida) aunque no fuese necesario, pues ya me había percatado que notaban mi presencia con su cuchicheo y mirada hacia mi lugar, extrañamente prefirieron permanecer ahí y me parecía que uno de esos dos patas podía salir ganando sólo por mi presencia.

No pude evitar ponerme colorado y ansioso, incluso había olvidado que ella había deshecho ese pacto tácito de no pisar uno el territorio universitario del otro (ella estudia la misma carrera que yo, hasta ahora, en otra universidad), menos pude evitar hacerlo notorio entre mis amigos, uno de los cuales dijo en voz baja y para propiciar la complicidad que se trataba de mi ex. Infelizmente no faltó el tipo que hizo alaraca de todo esto, sin ser muy atendido por nadie felizmente. LMS había comenzado con su clásico movimiento de brazos y a contar sus cosas con ciertos do agudos, escuchaba ciertas risas, inevitablemente quería más cerveza que la que los demás estaban tomando. Inevitablemente, quise ir al baño, al igual que muchas otras personas a esa hora, aunque tuviese que hacer cola.

Entonces no me quedo otra que ser más hombre que nunca en mi vida. Dicen que el mejor de los amantes es el que sabe terminar una relación, pero creo que por ahí va, como subcampeón al menos, el que sabe terminar con una obsesión y un sentimiento inútil y destructivo.

LMS y la electricista se pararon de sus mesas, aparentemente iban a llamar por teléfono mientras dejaban a sus acompañantes comentando sonriendo, aparentemente ansiosos (ahí me quedo claro que, salvo piedad, no la hacían). LMS cambió de ruta, se dirigió a la fila de baños para mujeres, que estaba al costado del de hombres. Entonces, llegó el momento de la verdad, el cual ya no había como evitar.

- Hola - dije, sonriendo sin mostrar los dientes y levantando las cejas, más como un espasmo muscular por la bebida -, ¿qué tal?

- ¿Qué haces acá ahora? - Dijo con una voz que no denotaba nada, pero cuya connotación cambio después -. Mira, la semana pasada me llamaste y ahora...

- Sí - dije, bajando la cabeza sólo un segundo para ocultar cierta debilidad -, sí, querís saludarte por tu cumpleaños. Ahora ya no podrá ser porque...

- Mira, Arturo (mi otro nombre), no sé que pasa contigo. Algo así podía ser hace dos años, pero creo que es hora de que me dejes tranquila, con mi vida y tú con la tuya - esta vez, la dejé hablar hasta ahí -. Lo nuestro no debió ser, realmente me desagrada qu aún estés...

- ¿Este qué? ¿Enamorado de tí?

Se quedó callada y asintió. Una mujer que ni siquiera correspondió a un "Hola" pensaba algo de lo que yo ya estaba seguro no sucedía. Esta vez no pude evitar sonreir, como si de repente el cuello de botella se hubiera diluido y podría transitar tranquilo.

- Enamorado de tí, pues - seguí sonriendo y comencé a hablar más fuerte y rápido-. Es verdad, pero que arrepentido me siento por pensar en tí. Tantísimo tiempo perdí contigo, una chibola como tú...

- Sólo dejame en paz - dijo, casi gritando y haciendo que más gente vea lo que algunos ya estaban atestiguando -.

- Estás en paz, ¡sólo que te crees el centro del universo! Al menos déjame chelear con mis amigos, ¿no? Disculpa, tengo que ir al baño.

Entre al baño, el cual estaba ocupado por dos personas más en la letrina. Me desabroché y me encargué de escurrir el spaghetti, cuando escuché una de las voces de ahí dirigiéndose hacia mí.

- Oe, compadre, que chévere que la has hecho ahí afuera, ¿te puso cuernos?

- Más que eso, chochera, más que eso.

Al salir y ver que algunos seguían mirándome, decidí que esto también debería quedar en el olvido del resto de gente y que ese agasajo había terminado para mí. No pude evitar sonreir casi toda esa noche.



No más You are my sunshine, Little Miss Sanchains. Acabas de anochecer para mí y no sabes cuan feliz y fresco me siento.

martes, 8 de mayo de 2007

Rencor, ¿mal? necesario: El querer (Parte III)

Juró que apreté cada botón 40 segundos después de apretar el anterior.

En el primer intento, sólo llegué a marcar cinco número; en el siguiente, sies, al igual que en el tercero. Hubo intervalo de varios minutos entre intentos.

Repentinamente, desde mi cálida celda de autocrítica autoimpuesta por una razón de la que recién descubrí su sinrazón, tenía en mis manos el destino de mi cerebro y el de alguien más. A pesar de todo, en esa noche de largo sueño prolongada hasta el atardecer siguiente, sólo pude engendrar ganas de comenzar de nuevo, como en las ocasiones anteriores sólo que esta vez sabía la verdad y estaba dispuesto a olvidar todo lo que había pasado. De todas maneras, resultó que la vida de LMS tampoco fue un edén después de mí, más bien fue opulenta en tropiezos, desilusiones y consuelos insuficientes, y gracias a todo ello, podía haber aprendido ciertas cosas y era de esperarse que haya cambiado después de un poco más de dos años de todo ello, sobretodo ese domingo en el que cumplía un año más de distancia de aquella niña cimbreante y ágil hasta en mis brazos. Sí, era su cumpleaños.

Marqué de nuevo, esta vez estaba decidido a hablar después de su primer aló. Los siete números de un sólo golpe y no dejé un segundo de silencio en esa primera porción de una conversación histórica.

- Hola, LMS, soy yo - hasta ahí, voz firme -. Quería saber de tí y saludarte, sé que hace años que no hablamos - suavicé mi voz, mejor dicho, aflojé - . Pero sé todo lo que pasó y...
- ¿Qué es lo que quieres decirme?
- Sé que te parecerá extraño porque nunca te he saludado por tu cumpleaños - evité cualquier titubeo y no di pié a que me respondiera -, el cual nunca olvidé. Sé lo que pasó y debes escucharme aunque quieras colgar...
- Adivinaste - dijo, alargando la voz -, eso es lo que quería hacer.

Su única y definitiva respuesta fue el clic del auricular. Me quedé buen rato con el teléfono descolgado, con la mirada baja como si hubiera hecho el ridículo o algo digno de arrepiento. El silencio era lo único que se quedaba conmigo en ese momento donde el atardecer limeño, sus colores y Captain and Tenille conspiraban para hacerme sentir más triste y solitario que nunca. Hice desfallecer mi erección corporal sobre mi cama, luego me levanté violentamente y caminé desde mi cuarto hasta la puerta de mi casa, como suelo hacer cada vez que cualquier sentimiento explota en mi interior y me produce esa locmoción incontrolable.

Tanto tiempo y ella seguía con la misma respuesta, que al igual que su personalidad parecía que no había cambiado en absoluto. Tantos meses y no podía ¿perdonarme? ¿Perdonarme qué? Si ella no cambiaba y seguía con ese cinismo, yo tampoco podía quedarme así, sobretodo después de ello. Al fin, era hora de cambiar y movilizarme.

Esto sí no podía permitírselo, ahora sí no tenía donde refugiarse sino en la mierda.

lunes, 7 de mayo de 2007

Rencor, ¿mal? necesario: La verdad (Parte II)

Mi objetivo se cumplió alrededor de las cuatro de la madrugada, cuando la mayoría de gente ya se había ido de aquella pequeña chupeta que improvisé. No había tocado el tema hasta ese momento, cuando simplemente omití la pregunta de siempre ("¿Y qué está haciendo LMS?") y formule otra más directa: "¿Qué pasó aquella vez?".

La respuesta se estiró hasta una acalorada discusión que tomé como una eventualidad que podría cubrir con tal de enterarme cual había sido "mi error". En un momento no les creí, pues los había acorralado a una confesión conjunta en la que ni siquiera les di ocasión para ir al baño, mientras me iban detallando primero que LMS quería terminar contigo, luego que ella ya había planeado con unas amigas suyas encontrar un motivo para una pelea que podía hacer fuerte y que el objetivo de esto era sacarme de encima porque le gustaba otro pata, con el que había agarrado ya según la siguiente desenvoltura de paquete, y así, que de todas maneras al final de ese ciclo ella ya no estaba conmigo sino con otro pata de entre sus amigos, muchos de los cuales solían ser amigos míos.

En la primera ocasión no lo creí, por lo que me ví forzado a regresar a ciertas interrogantes una y otra vez, haciendo un círculo que de la fricción reiterada ya le había sacado fuego al terreno. Después de aquella noche, tuve una segunda ocasión, pues aún guardaba la secreta esperanza (¿Más todavía? Qué huevón...) de que todas aquellas historias y planes no eran más que delirios de borrachos mentirosos, con cada uno de ellos: Confirmaron sus versiones, incluyendo además que uno de ellos había agarrado con LMS. Ya mucho espacio para crédito no había, sobretodo ante la falta de contradicciones entre la versión sobria y la versión ebria y más que nada, ante esa sensación de haber escuchado al fin algo totalmente cierto.

¿Qué hacer? ¿Qué hubiera pasado con ustedes? Llevaba un poco más de dos años asumiendo que todo esto era una condena de una actitud tan mala que hasta entonces no comprendía y con la cual aún temía volver a tropezar, y resultó que yo era el personaje limpio de todo esto. Tanto tiempo esperando a que me perdonen NADA, pues nada había tenido que ver conmigo, sólo que en el cénit de mi ego y éxito personal (El tipo de éxito para un joven-adolescente) alguien había encontrado mi talón de aquiles, aquel que había mostrado sin restricción alguna.

Con mis dos esbirros la cosa no estaba decidida, aunque en realidad no me importase tanto. Entonces me preguntaba hasta dónde podría llegar mi terquedad por ella y era eso lo que no estaba decidido en ese momento: Domingo inusitadamente soleado en su atardecer, una apariencia especial para una fecha especial que siempre recordaba aún ese día en el que la resaca me había enclaustrado en mi habitación con la radio soltando la voz de Toni Tenille.

Felizmente, en esta prisión existe un telefono de mesa de noche...

domingo, 6 de mayo de 2007

Rencor, ¿mal? necesario (Parte I)





Esta salida la descubrí muy tarde, aunque debo admitir que de conocerla a su tiempo, no hubiera tenido el valor de aplicarla. ¿Ahora? Pues, no sé. De todos modos, no eran las mismas circunstancias: Jane Adams, la actriz de esta genial película, es un pan de dios con mantequilla y mermelada en comparación a Little Miss Sanchains en aquella última noche nuestra, por lo menos en la película dejan hablar algo al pata.

El rompimiento ideal es como un R con R reventó, Rompimiento + Rencor = Chau, revienta, hasta nunca, todos felices. Es un ideal que descubrí después de un largo trecho.

Me costó muchísmo asimilar mi último rompimiento. Lo digo en el sentido más amplio posible, pues trascendió en ámbitos tan importantísimos en mi vida como el económico y tan incontrolables como en el factor tiempo.

Después de aquellos fríos días de mediados del 2002, intenté por todos los medios conocidos olvidar todas las palabras que nos dijimos aquella noche, olvidar lo que había pasado, olvidarla a ella después de haber hecho tantos planes en mi mente para nosotros, olvidar su forma especial de demostrar lo que sentía, incluso olvidar su apariencia y aquel pensamiento tan superficial como inevitable en una persona que no pasa de los 20 años y, por lo tanto, vive la frivolidad adolescente aún: "Puta madre, ¡que buena que estaba Little Miss Sanchains y no me la tiré! ¿Cuándo volveré a pescarme a alguien así?". Desde las cojudeces más grandes como esa hasta las cosas más dulces, el intento tenía como objetivo olvidarlo, pero una cosa era intentar, otra distinta era poder y otra distinta a las dos anteriores era querer hacerlo y yo realmente sólo cumplía con la primera de las acciones mencionadas.

Y sí, lo intentaba, pero de mero trámite, sólo por cumplir con mostrar fortaleza en el hecho de que una mujer no podía ser capaz de destruir mi ponderosa personalidad ("Ponderosa" que sólo pesaba vivencia adolescente) y que si yo quería podía aprovechar mi libertad como quisiera, agarrarme a cualquiera y hacerla de latin lover PUCP. Mas, la procesión iba por dentro y la diosa en andas era Little Miss Sanchains, la cual se hacía negar en su casa, no daba oportunidad a dirigirle alguna vez la palabra o no respondía, hacía de nuestros varios amigos comunes amigos sólo de ella y odiantes de mi persona, entre otras cosas que una chica hace para destruir a alguien.

Sin embargo, a pesar de intentar el olvido "dejándome frecuentar" a nuevas personas y dedicándome a otros aspectos de mi vida, en mis aposentos más íntimos tenía espacio para ver las fotos que tenía de ella (de las cuales, muchas saque de la tienda fotográfica después de la pelea final), recordar sus conversaciones, leer sus mails (que ya existían entonces y ya comenzaban a ser moneda corriente, incluyendo latinmail, mixmail y chickmail) y responderle como si le respondiera ese mismo 25-Mar, pero con el sentimiento de 17-Jul. Debo mencionar que, obviamente, mis sueños concientes e inconcientes giraban en torno a ella y mis fantasías, el mundo sin todo aquello que había sucedido aquella semana (lo que conocía yo de ello en ese tiempo), una tarde entera tomados de la mano cerca al litoral, pidiéndonos perdón por cada error que inmediatamente dejaba de existir o en una banca vacía, conversando y recordando aquella curiosa anecdota que incluso había provocado una pelea horrible por la cual casi terminamos.

Mi etapa de intento duró mucho más que las dos otras etapas juntas, aproximadamente dos años. Y en realidad, la herida no había cerrado porque yo desconocía toda la verdad acerca de nuestro rompimiento y lo que pasaba después, de lo que asumí toda la culpa además, y tampoco encontraba una causa real para todo ello y pensaba que este error mía podía corregirse, que merecía una segunda oportunidad. En ese tiempo, incluso llegué a pensar que me había enamorado de una chica muy parecida a ella, descubriendo después que era sólo su parecido, que andaba buscando un réplica imposible de Little Miss Sanchains en otra chica con la cual mi avance sería perpetuamente infructuoso por razones que expondré en otro post.

Aparte de eso, volví a descubrir la magia del mIRC, conseguí chambas extravagantes para mantenerme ocupado y alejado de cualquier recuerdo de ella (Un ejemplo: Mi lugar en la Empresa, que me impedía salidas de noche en mi peor momento, para evitar esos lugares de diversión colectiva que no compartía), reelaboré mi lado amical con mucha gente, conocí mujeres encantadoras y a las que les parecí (inusitadamente) encantador, volví a saber de otras mujeres y pensar en algunas de ellas como amigas sin ninguna incomodidad, aunque también descubrí que hay cosas que expiran y después de su momento, ya no existen. Por supuesto, no faltaron esas cosas del lado oscuro, las cuales harían más churro Cristhian Meier según las más chiruzas***, como escribir cartas y relatos de alto voltaje con ella, pedir información periódica a un amigo común que ocultaba nuestro contacto a ella, escribir con spray frases de amor frente a su ventana, o la típica de llamar a su casa y colgar si respondía ella, algo que a ciertas personas nos hace ver más freaks aún.

Escucho tu voz/susurro tu nombre/extraño el calor en nuestros rincones/No puedo fingir/si tu no estás aquí, junto a mí/no soy feliz...

Confieso mi amor/ya no soy el mismo/te quiero olvidar y no lo consigo/Te recuerdo más/que hace un año atrás/y siempre tú/mi mundo, tú...

Y pienso en tí/mi formula de amor/y pienso en tí/sin ver la solución/¿Por qué te tengo que olvidar?/¿Por que tengo que olvidar, si yo te amo?/si yo te amo...

Por supuesto, no faltaban momentos en que me hartaba de José Feliciano y de la postura estúpida que asumía, pero mi etapa de intento tendría su fin. Pocos días antes de iniciar el segundo ciclo del 2004, se me ocurrió salir a tomar unos tragos con unos amigos, entre ellos los dos esbirros que me informaban sobre Little Miss Sanchains. Como hacía tiempo no me informaban mucho y siempre me pareció que, debido a la amistad que mantenían con ella a pesar de todo, siempre me ocultaban algo o me decían las cosas de un modo tan suave que las falseaban, aparte de haber pensado más de una vez que en verdad me estaban hueveando, por lo que decidí chupar a matar o morir ese día, con el objetivo de sacarles verdades de borracho. Vaya que me fue muy bien aquella noche...

***Chiruzas: Maracas, chicas huachafosas, superficiales, generalmente arribistas, para quienes sólo existen los hombres que le pueden elevar el estatus social, económico o socioeconómico. Es aquella que sabe darse su lugar, en lenguaje de vieja chismosade barrio. La chiruza esta adora estar en el carro de su machuca horas de horas y siempre mira de reojo a la gente que pasa mirando el móvil.

jueves, 3 de mayo de 2007

El malo de la película (Parte I)

Sí, hermanitos y amiguitas que compiten sin restricción alguna: Yo también fui el malo de la película de cuando en cuando.

¿Creen que mi vida sólo consistió en ver como alguien más pendejo que yo se la llevaba y tener que alegrarme con su felicidad? No señores, muy equivocados, soy un ser humano y, sobretodo, un hombre con una razón muy importante para destruir cualquier cosa aparte de otro hombre (que bien pude destruirse sólo, cuestión de darle tiempo): Una mujer, una fémina, un delicioso alfajorcito de sauco, aunque sea sólo por un KAS, sólo uno.

No fue una, ni fueron dos las veces en que me vi forzado a ello, a desequilibrar la felicidad o, al menos, la estabilidad de dos personas interrelacionandose sólo para quedarme con ella cierto tiempo, aún cuando sea incomodo para él, para su grupo de amigos (sobretodo cuando no son mis amigos, como se hace odiar uno) y, alguna vez, para ella. El grupo de amigos no me interesa, por mi todos esos cretinos pueden irse al diablo o a jugar güinin, y se verían forzados a hacerlo si es que mi serrucho se afiló bien y cortó parejo. No me importa él: Disculpa compadre, pero tú sabes, somos varones y hay libre competencia, ¿no? Aparte, una mujer no deja por gusto: Hay que esforzarse más pues cuñao, se conciente, hay que renovar el discurso, mejorar el producto... pero tranquilo, otra pronto vas encontrar y de nosotros te podrás a olvidar, y a ella también la podrás fatigar.

En realidad, ella y sólo ella es quien me importa y tal vez me importa más por estar en brazos de otro hombre y más todavía si sé que un cuerpo así es ideal para brazos como los míos. Sólo respecto a ella, uno tiene la posibilidad de perder si es que gana, nada dicho, existe la posibilidad de que la granada reviente en mi mano: Puede que esa atracción que logro despertar sea demasiado para ella (¡Qué optimista!) para ella o sea un riesgo muy tentador (Repito, ¡qué optimismo para E.Wong! Coca-Cola... ¡kas y kas!) pero descartable. Sólo ella dispone si yo propongo, las otras dos entidades son meros y pedorros (a veces, más que pedorros) convidados de piedra.

Tal vez sea por la excesiva influencia de los culebrones e incluso de ciertos libros celebres, pero a ciertas personas nos etiquetaron de villanos a la par de quitarnos el derecho a tener cualidades y defendernos, condición que felizmente defienden las novelas brasileñas con cierto éxito (al menos, el malo no se muere quemado, indigente o con SIDA) en las que, en el peor de los casos, nos llevamos sólo una terrible lección de vida. Quien trae la maldad a sus vidas, quien pretende arrebatar su felicidad, el chico más grande que quiere serruchar al bueno, el egoísta que quiere arrebatársela, el pata guapo y con plata que se cree dueño de todos y le gusta como vacilón, el patán abusivo que quiere joder a los chicos buena onda. Trones y más trones, mentiras y más mentiras, cosas más falsas que embarazo de travesti.

Típico de cierta humanidad eso de ver sólo los defectos en lo que no puede comprender o simplemente no quiere hacerlo. Sea el villano que sólo busque un revolcón, o el tipo que por amor o pasión llega a hacer tambalear lo aceptable, como toda persona tiene vicisitudes y virtudes que son incluso más importantes que el solo hecho de ser buen tipo:

+ Perseverancia: El villano siempre esta ahí, interesado, trabajando, ya incluso conspirando. En estos casos, el villano es el punto medio ideal entre un pobre incondicional y un oportunista que sólo aprovecha los momentos de debilidad.

+ Templanza: La suficiente para aguantarse cosas como que el bueno se haya adelantado, que él siempre tenga prioridades o que algo falle en el plan. El villano no sólo aprovecha ciertos momentos, sino que sabe resistir otros que serían la melcocha de ciertas noveleras, y en circunstancias así es donde se encuentran a los verdaderos cracks.

+ Pobretones y medio feones: En su mayoría, los villanos somos así. Incluso antes de ser villanos, dichas condiciones hacen que otros tomen partido en favor del bueno y nos echen a los perros.

+ Poco sufrimiento: En relación a nuestro sujeto, no la hacemos entristecer tanto como el firme, salvo cuando ella sufre por lo que nosotros le hacemos.

+ Mayor genialidad: Generalmente, los villanos no tenemos otro recurso que nuestro cerebro, el más falible de todos los conocidos. En realidad es nuestro segundo órgano sexual más importante después de la lengua, pues de alguna manera logramos calar en la vida de ella.

+ Ofrecer un jucio novedoso del bien, del mal y del fin: El fin es llegar a ella, aparte de darle una pequeña atropellada al pata si no nos cae, para eso podemos reconstruir nuestro mural de valores y trastocar el de otros, ofreciendo mejores alternativas.

+ Mejoramos la oferta: Generalmente, hasta el bueno sale ganando porque, en ciertos casos, el tipo siente la alerta y de la nada, procura mejorar su conducta como novio de alguien.

+ Somos más KAS!: Siendo sincero, en mi humilde conocimiento, no he encontrado caso alguno de decepción de parte de alguien que decidió jugársela con el villano en una noche de deleites exóticos. Ante la gran desventaja estructural, el malo debe usar adecuadamente sus tres órganos sexuales más importantes en noches como aquella, pues nunca queda fuera la posibilidad de que un KAS soberbio cambie la balanza. El villano es garantía de paciencia, delicadeza y tino, la mayoría de veces el bueno representa la eyaculación precoz, la impotencia y el pedo que se tira al voltearse y dormir, el cual activa ese llamado urgente al villano en la mente de ella o una compasiva comprensión.

+ Ventaja de ficción: En las series televisivas, el villano siempre es un actor o actriz descollante, a diferencia del bueno que suele ser un bonito rostro o un galán de moda. ¡Hasta es el villano quien llama la atención de los no noveleros!

Vaya que me sirve revalorar, en teoría, esta postura. Como dije, tengo una que otra historia al respecto, pensaré en la más importante o, al menos, la que incluya un pequeño KASito.

Continuará...