El malo de la película (Parte I)
Sí, hermanitos y amiguitas que compiten sin restricción alguna: Yo también fui el malo de la película de cuando en cuando.
¿Creen que mi vida sólo consistió en ver como alguien más pendejo que yo se la llevaba y tener que alegrarme con su felicidad? No señores, muy equivocados, soy un ser humano y, sobretodo, un hombre con una razón muy importante para destruir cualquier cosa aparte de otro hombre (que bien pude destruirse sólo, cuestión de darle tiempo): Una mujer, una fémina, un delicioso alfajorcito de sauco, aunque sea sólo por un KAS, sólo uno.
No fue una, ni fueron dos las veces en que me vi forzado a ello, a desequilibrar la felicidad o, al menos, la estabilidad de dos personas interrelacionandose sólo para quedarme con ella cierto tiempo, aún cuando sea incomodo para él, para su grupo de amigos (sobretodo cuando no son mis amigos, como se hace odiar uno) y, alguna vez, para ella. El grupo de amigos no me interesa, por mi todos esos cretinos pueden irse al diablo o a jugar güinin, y se verían forzados a hacerlo si es que mi serrucho se afiló bien y cortó parejo. No me importa él: Disculpa compadre, pero tú sabes, somos varones y hay libre competencia, ¿no? Aparte, una mujer no deja por gusto: Hay que esforzarse más pues cuñao, se conciente, hay que renovar el discurso, mejorar el producto... pero tranquilo, otra pronto vas encontrar y de nosotros te podrás a olvidar, y a ella también la podrás fatigar.
En realidad, ella y sólo ella es quien me importa y tal vez me importa más por estar en brazos de otro hombre y más todavía si sé que un cuerpo así es ideal para brazos como los míos. Sólo respecto a ella, uno tiene la posibilidad de perder si es que gana, nada dicho, existe la posibilidad de que la granada reviente en mi mano: Puede que esa atracción que logro despertar sea demasiado para ella (¡Qué optimista!) para ella o sea un riesgo muy tentador (Repito, ¡qué optimismo para E.Wong! Coca-Cola... ¡kas y kas!) pero descartable. Sólo ella dispone si yo propongo, las otras dos entidades son meros y pedorros (a veces, más que pedorros) convidados de piedra.
Tal vez sea por la excesiva influencia de los culebrones e incluso de ciertos libros celebres, pero a ciertas personas nos etiquetaron de villanos a la par de quitarnos el derecho a tener cualidades y defendernos, condición que felizmente defienden las novelas brasileñas con cierto éxito (al menos, el malo no se muere quemado, indigente o con SIDA) en las que, en el peor de los casos, nos llevamos sólo una terrible lección de vida. Quien trae la maldad a sus vidas, quien pretende arrebatar su felicidad, el chico más grande que quiere serruchar al bueno, el egoísta que quiere arrebatársela, el pata guapo y con plata que se cree dueño de todos y le gusta como vacilón, el patán abusivo que quiere joder a los chicos buena onda. Trones y más trones, mentiras y más mentiras, cosas más falsas que embarazo de travesti.
Típico de cierta humanidad eso de ver sólo los defectos en lo que no puede comprender o simplemente no quiere hacerlo. Sea el villano que sólo busque un revolcón, o el tipo que por amor o pasión llega a hacer tambalear lo aceptable, como toda persona tiene vicisitudes y virtudes que son incluso más importantes que el solo hecho de ser buen tipo:
+ Perseverancia: El villano siempre esta ahí, interesado, trabajando, ya incluso conspirando. En estos casos, el villano es el punto medio ideal entre un pobre incondicional y un oportunista que sólo aprovecha los momentos de debilidad.
+ Templanza: La suficiente para aguantarse cosas como que el bueno se haya adelantado, que él siempre tenga prioridades o que algo falle en el plan. El villano no sólo aprovecha ciertos momentos, sino que sabe resistir otros que serían la melcocha de ciertas noveleras, y en circunstancias así es donde se encuentran a los verdaderos cracks.
+ Pobretones y medio feones: En su mayoría, los villanos somos así. Incluso antes de ser villanos, dichas condiciones hacen que otros tomen partido en favor del bueno y nos echen a los perros.
+ Poco sufrimiento: En relación a nuestro sujeto, no la hacemos entristecer tanto como el firme, salvo cuando ella sufre por lo que nosotros le hacemos.
+ Mayor genialidad: Generalmente, los villanos no tenemos otro recurso que nuestro cerebro, el más falible de todos los conocidos. En realidad es nuestro segundo órgano sexual más importante después de la lengua, pues de alguna manera logramos calar en la vida de ella.
+ Ofrecer un jucio novedoso del bien, del mal y del fin: El fin es llegar a ella, aparte de darle una pequeña atropellada al pata si no nos cae, para eso podemos reconstruir nuestro mural de valores y trastocar el de otros, ofreciendo mejores alternativas.
+ Mejoramos la oferta: Generalmente, hasta el bueno sale ganando porque, en ciertos casos, el tipo siente la alerta y de la nada, procura mejorar su conducta como novio de alguien.
+ Somos más KAS!: Siendo sincero, en mi humilde conocimiento, no he encontrado caso alguno de decepción de parte de alguien que decidió jugársela con el villano en una noche de deleites exóticos. Ante la gran desventaja estructural, el malo debe usar adecuadamente sus tres órganos sexuales más importantes en noches como aquella, pues nunca queda fuera la posibilidad de que un KAS soberbio cambie la balanza. El villano es garantía de paciencia, delicadeza y tino, la mayoría de veces el bueno representa la eyaculación precoz, la impotencia y el pedo que se tira al voltearse y dormir, el cual activa ese llamado urgente al villano en la mente de ella o una compasiva comprensión.
+ Ventaja de ficción: En las series televisivas, el villano siempre es un actor o actriz descollante, a diferencia del bueno que suele ser un bonito rostro o un galán de moda. ¡Hasta es el villano quien llama la atención de los no noveleros!
Vaya que me sirve revalorar, en teoría, esta postura. Como dije, tengo una que otra historia al respecto, pensaré en la más importante o, al menos, la que incluya un pequeño KASito.
Continuará...
2 comentarios:
estaba a punto de perdonar a mi ex y volverme buena, te lo juro y recontra juro, estaba a punto de ver que dia la llamo, cuando lei tu post y me dije, a la mierda, voy a seguir siendo la mala de la pelicula carajo. y con toda la concha del mundo.
porque somos geniales.
saludos
Genial. Ya empecé con mayo del 2007... En fin, sabes, el villano cinematográfico es quien lleva (a pesar del ingenio) la peor parte. Pero en la vida real, con las féminas, los villanos son los más éxitosos. Los tipos buenos (olvidando la apariencia) son los que no la hacen nunca.
Palabras dee un seductor.
Publicar un comentario