miércoles, 27 de agosto de 2008

Bon Apéttit (Parte II)

(Leer la secuela, para entenderlo, y de paso, ven el maravilloso video de Kevin Johansen)






RR: Que rico, para el verano...

Mamá de Christy: Últimamente nos ha dado por cocinar todo peruano, ¿sabes? Eso también nos enseñaron en el SS, Christy estudió en mi colegio hasta el anteaño pasado. Espero que te guste el olluquito...




Vi el plato, de apariencia simplona: Un poco de arroz, un pedazo de carne pequeño y una pequeña papa amarilla, que aparentemente estaba sin pelar. "Se habrá confundido" pensé, "fácil Christy está a dieta y toda la familia está ayudándola, yo me apunto; eso sí, tendré que comenzar a invitarle mucho helado, no quiero que adelgaze feo", así que le di curso primero al arroz, luego un pedacito de...¿charqui? Bueno, es cero grasa y cero agua, puede ser. Mejor vamos con la papa...



Era una papa extraña, sentía como si cortara una pera o una manzana de agua. "Creo que me tocó una medio cruda" pensaba, pero no diría nada, de todos modos podía ser mi karma: A mí siempre me toca el pedazo de kión, el arroz con leche con más clavo de olor, o el pedazo de pescado más plagado de huesos. Por si acaso, acompañaría ese considerable pedazo de papa amarilla con un considerable montón de arroz y su charqui respectivo. Era un bocado dulce, inesperado, lo suficiente como para acalambrarme un poco toda la zona gustativa, pero eso no era lo más grave: Mi boca dejó de salivar, mi garganta se cerró, hasta mi respiración tomó su modo "Evitar que pase la comida", entre otros métodos de defensa ante el ya inminente ultraje que sufriría.



Opté por lo seguro: Un trago o dos de muña con limón para pasar. En los siguientes diez minutos, repetí esa secuencia un par de veces más.



Hermano de Christy: Compadre, comes bien despacio.

RR: Sí, me gusta másticar harto y dejar que se entibie un poco, hace calor, tú sabes...


Seguía con la misma maniobra, un par de veces más en menos tiempo, hasta que se me acabó y tuve que pedir un vaso más. Maldita sea, la pendiente del mal paso suele ser ascendente, yo agarraba cada vez más pequeños pedazos, y me parecía que el condenado plato no disminuía en cantidad, hasta podría asegurar que la porción regeneraba sus pedazos perdidos. Ya había comenzado a recordar porque odiaba el olluquito con charqui: Esa consistencia frutal totalmente fuera de lugar con la carne, ese sabor medio dulzón ubicable en la misma zona de lo anterior, y en este caso, la "innovadora presentación" que primero me dio esperanza pero luego acrecentó el asco.



Mamá de Christy: Sí, el charqui es un poquito salado, sírvete nomás...



Incluso, dejé de pedir refresco, comencé a servirmelo yo, mientras veía a través del vaso las caras sorprendidas poniéndose verdes, color de muña. Al ver que el hermano de Christy se sirvió el último vaso, mi organismo colapsó: El cierre de garganta fue violento, mi boca se secó totalmente y... me atoré.



Me fui al piso, agrandando mi desesperación por una pequeña partícula que atormentó indescifrablemente a mi violentado cuello. Antes de que el bienintencionado hermano de Christy intente la Hamlich conmigo (era levantador de pesas), me encaminé al baño como quien manda a la mierda todo. El fin de mis carraspera fue por demás, expresiva, y mis cinco minutos de "oxigenación" en el baño también.



Al salir, sólo alegué que me sentía mal, que era una manifestación de una enfermedad que pensaba ya controlada. Mi respiración entrecortada, mis ojos rojos y humedos como mi rostro y, puede que, mi entonces promisorio talento actoral me ayudaron, aunque prefiero creer que la mamá y el hermano de Christy fueron más condescendientes de lo que esperaba, agradeciéndome por venir e invitándome para otra ocasión. Por supuesto, la única integrante incrédula del jurado me acompañó a la puerta; su cara era de sentencia, cero indulgencia, cero parpadeos, con ganas de haberme visto muerto en su sala.



RR: Oye, de veraz, estuvo rico el refresco...

Christy: Sí, seguro...

RR: ¿Sabes? Te llamo para vernos antes de navidad, no sé cuando es la clausura en tu colegio...

Christy: Es la próxima semana, puede que este muy ocupada, tú sabes...



Nos quedamos mirándonos por un rato, no hubo beso amical de despedida, sólo una salida fría y un tonto intento de mi parte en simular otro ataque, para darle algo de realismo aunque ella ya hubiese entrado a su casa. Extrañamente, el día que tuvimos para salir, fue el de la fiesta de promo de su primo (ocioso explicar el significado de esto) y dos días después, la mía, en la que otra persona pisó el acelerador y tomó la punta de la tabla. El año cambió de cifras, y lo de Christy se enfrió, perdió saber, se avinagró, cuando volvió con el acelerador fue muy tarde: LMS ya había monopolizado mi vida, y ya estábamos ad portas de un nuevo título de campeón. Arrivederci, seguimos en carrera!


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Por ser este post una respuesta a otro post, debo incluir tips, después de esa y otras experiencias afines, aparte del sabor. Sólo serán unos cuantos, porque otros tantos se me pasan o simplemente los recuerdo sólo al ponerlos en práctica.



1) Siempre digan eso de "ya vine comiendo, en mi casa comemos temprano". Es una excusa bastante creíble, puesto que las costubmres caseras son inoponibles. Eso sí, de todas maneras intenten tomar un poco de comida, no sólo para no quedar mal, sino para quedar mejor: Pareceran comedidos al extremo de sobrealimentar su estómago para compartir con ellos, y si no acaban, al menos quedará la buena intención, el esfuerzo, etc., etc.


2) Guarden algo de conversación para la mesa, así pueden dar apariencia de que con el tiempo que pasó, una cantidad proporcional de comida habran ingerido, hasta decir "Muchas gracias, es que vine de comer con unos clientes del estudio".


3) Si quieren explayarse sobre algo que odien frente al(la) chica(o) con la que salen, aprovechen: Agárrensela con sus platos más odiados. Así, ella, si le importa, estará aleccionada en el asunto.




Provecho y servido... Arrivederci, seguimos en carrera!

8 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaj, realmente hay q comer em casa, no???
gracias x leerme y clmentar...
te voy a linkear, si deseas has lo mismo.
un abrazo

Lafrau

Anónimo dijo...

jajaj, realmente hay q comer em casa, no???
gracias x leerme y clmentar...
te voy a linkear, si deseas has lo mismo.
un abrazo

Lafrau

Lara Holmes dijo...

Jajaja...q buenaaaaaa...
Si pues, eso de disimular q te gusta algo es fatal...luego sin pensarlo estallas y la friegas ps...
A mi no me gustan los camarones, puagggg me recuerdan a las cucarachas....aggggg

Anónimo dijo...

Frau: De todas maneras. Aparte, es ideal para disminuir el costo de ese riesgo.

Si te gustó la comida, en otra comes todito. Eso sí, antes de esa segunda ocasión, tienes que decirle a él que es lo que detestas.

Lara: Sí pues, disimular es algo contranatura, al menos para nosotros.

En verdad, "estallé" ese día. Como que fue algo muy infortunado, en la misma fecha en la que, años después, le caí a J.

¿Camarones? Datos apuntados, yo detesto el mondongo.

La Gorda dijo...

Creo que los que comemos fuera de casa por lo menos una vez al día, todos los días corremos corremos riezgo de morir más jóvenes...

Elmo Nofeo dijo...

Hoy en día las mujeres ya no nacen con el gen de la cocina, creoq ue las únicas que aún lo hacen y son una especie en extinción son las chinchanas :).

luis dijo...

por eso es weno llevar un tupper con tu friambre, cambias de plato y listo el pollo

Angela Espinoza Hermoza dijo...

Me haces reir... PLOP... bueno, conciendo las virtudes culinarias de mi madre, jamás invitaría a nadie a comer en mi casa si ella prepara la food... pero me hiciste recordar cuando fui a la casa de una amiga para hacer un trabajo e hicieron menu vegetariano... y yo detesto las verduras... tuve que tragarme el pasto y hasta el postre era pastel de acelga... guacala... en fin, nunca más la visite.. jeje

Saludos,
Angela E.