martes, 24 de julio de 2007

La paradoja de lo imposible: G (Parte II)

Felizmente traía un pañuelo para secarme la cara, por el calor de aquellos días finales del 2003. Aborrecía que los rezagos del Fenómeno del Niño pudiese alargarse tanto, más aún cuando yo ya había comenzado a chambear.

G estaba caminando hacia la banca donde me había ubicado. Si bien en ese mismo instante no lo comprendí, recordé después aquella cara de confusión con la que venía, la manía de mirar hacia los lados como esperando a que nadie conocido se le acercara. Me saludó como en las anteriores ocasiones en las que nos habíamos encontrado, aún con la inquietud que ya se había hecho evidente a mis ojos.

- ¿Te sientes bien?
- Sí, la verdad estoy algo cansada, he tenido un día demasiado difícil...
- Sí, y son más difíciles en el verano.

Preferí algo más tranquilo aquella tarde. La semana anterior a aquel viernes, aprovechamos la casi nula población nocturna de Barranco para tener más espacio en nuestra mesa y menos ruido para escuchar los mix de Stranger in the town o If you leave; de regreso a Lima, aún con las botellas brindando por muchas cosas, entre ellas el fin de ciclo, dejamos de hablar, sólo quedó el instante de la comprometedora guerra de miradas, del silencio y aquel momento extraño donde la seguridad de uno llega al absoluto (tipo el séptimo sentido de Caballeros del Zodiaco) y tiene ganas de mover los labios sin hablar, simplemente ser el interlocutor del movimiento de los labios de ella. Eso pasó, y me pasé aquella navidad pensando en ello y en su mensaje navideño, diciendo que no podía dejar de pensar en muchas cosas...

Ahora, en una mesa frente a los colores del horizonte contaminado limeño, quería estar seguro de que esa calentura no era inconciente ni incompleta, ni era una forma cobarde de tratar de llenar un vacío que hasta entonces era invencible; extrañamente, pensaba que dicha seguridad mía, junto con algo de alcohol, no se debía precisamente al enamoramiento, aunque muchas cosas así pretendía creer que sentía o no sentía. Nuevamente, un silencio cómodo, ideal para que el movimiento cuente la historia: Acaricié su mano hasta encerrarla con la mía.

- No quiero que las cosas sigan pasando como la otra vez - me dijo, mientras exhalaba, parecía que lo había contenido todo el día -.
- Yo tampoco, realmente no quiero nada tan inseguro y tan de una noche... no sé, realmente no me comprendí a mí mismo...

Aún así, un segundo aliento seguía sin exhalarse.

- No es que tenga miedo de que sólo quieras un agarre - me dijo, esta vez, tomando mucho aire -. Hay cosas que no encajarán, lo sé y creo que no será la primera ni última vez.
- ¿Te refieres a JL? Sabes que ya lo sabe, fui el primero en decirle cualquier cosa...
- Sabes que no me refiero a eso.

Traté de mantener la mirada fija, permanente, aún cuando nuevamente G moviese la cabeza una y otra vez, para cuando yo ya no entendía si estaba buscando que decirme o como decirme algo de lo que ya tenía idea. Cuando al fin retuvo el remolino, no tuve más salida que escuchar lo que dijo.

- Mira, somos muy diferentes, tenemos distintas formas de ver la vida. Yo dentro de poco comenzaré a trabajar viajando y todo eso, estaré metida también en investigaciones, prácticas, todo eso; tú estarás con los libros, tu trabajo. Yo sé que ustedes tienen otro tipo de mentalidad...
- ¿Mentalidad?
- No creo que puedas comprender todo lo que yo tengo que hacer, ustedes en Letras tienen el mundo tan fácil...
- Espera. Yo puedo comprender que por distancias y todo pueda inquietarme, ¿pero crees que hay cosas de tu vida que no podría entender por que me dedico algo muy distinto a lo tuyo?
- No es sólo eso, es que es también una forma de ser. Sé que allá no se tragan mucho la personalidad de algún Ingeniero o gente de Ciencias...

No pude evitar fruncir el ceño y comenzar a sentirme en una dimensión desconocida. En esos segundos, una sensación de helio dentro de mi esófago me estaba obligando a guardar silencio, pues me parecía demasiado inverosímil lo que estaba escuchando, tanto que parecía que no podía defenderme, tanto que parecía demasiado cierto para ser bueno.

- G, tú sabes que eso a mí no me importa. Lo que haga el resto de chiquitines me tiene sin cuidado, ¿en eso estuviste pensando estos días?
- Sabes que somos muy distintos, sabes que tendremos distintas aspiraciones, que tarde o temprano descubrirás que nunca soportaste a la ingeniera que soy, que no aguantas mis costumbres y lo que hago...
- Creo que te he demostrado que no es así...
- Es así - replicó G, moviendo las manos, ya defensivamente -, ¿crees que no sé lo que piensan ustedes?
- ¿Y eso te afecta?

Seguía sin poder creer todo eso. Lo único que tenía claro es que se trataba de un final del que no podría salir así nomás, por mi lado y sabiendo todo finiquitado. Seguía confundido por lo increible que me estaba pareciendo todo, llegué a preguntarme en mis adentros con quién estaba saliendo, por el motivo de tanta confusión e ilusión mía.

- No importa si me afecta o no, sino cuanto te importa a tí. Ustedes parecen tan unidos que...
- No vas a seguir saliendo con uno de nosotros...

Preferí terminarlo así, preferí irme pagando toda la cuenta y sin mirar atrás, despacio, sin dar la apariencia de escapatoria, sin repreguntas ni segundas oportunidades. En el taxi, simplemente no quise hablar, sólo un cigarro y tener un espacio para mí y lo que quedaba del 2003, entre eso, esta especie de broma atrasada de 28-Dic; no pude evitar sonreir al pensar que esta chica seguía pensando en mí como "el chico de Letras" (dentro de esa biodiversidad tan especial de la universidad) y en la posibilidad de estar con el chico de Letras. No había servido de mucho el mes y medio que me había tomado en desechar ciertas ideas y costumbres de la cabeza de G, en eso andaba pensando ya en mi casa. Había conocido tanto de su mentalidad que, de sorpresa, ya había descubierto hasta donde podía llegar ella y donde podía llegar yo, simplemente a no mover nada en absoluto, por lo menos a mi favor.

29-Dic-03...


30-Dic-03...


31-Dic-03...


1-Ene-04...

"Feliz año nuevo!!!!!!! Espero que la hayas pasado genial y que hayas olvidado ciertas cosas que aún no dejo de tener en mente. Un besote"

Era un mensaje de G que no respondí, ni ese día, ni esa semana, ni ese mes. Simplemente, había sido tan leve el raspón que volví a pensar en LMS, volví a escribirle mails que nunca envíe, volví a discar su número y colgar al escuchar su voz. Nunca supe si G había sido tan leve que ni había podido hacer cosquillear el reinado de LMS, o si esto último era tan profundo que no cualquier cosa podía desarmarlo.

Realmente, no quise responder nada, ni saber en que había vuelto a pensar G, sólo quería esconder en mi templo de amor que entonces tenía, en el cual la esperanza era al menos incierta, aquella persona en la que por lo menos podía pensar incondicionalmente y con la cual siempre existiría una solución. Mi límite era ese, sabía hasta donde podía llegar y hasta donde podía salir, con la diferencia de que, en ese verano, metido en mi cubículo de chamba, tampoco tenía ningún ánimo de traspasar el límite, ni de hacer cosas imposibles.

Eso sí, mi VHS tuvo que acostumbrarse a compartir su espacio con el DVD, hasta estos días. Su sitio jamás estará siempre seguro en mi habitación, entre otras cosas, porque ciertas pelas británicas conservan su opacidad en la cinta, pero no en ciertas versiones DVD.

2 comentarios:

Anónimo dijo...



Oyeeeeeeeeeee
estaba comentando en la cancion!!
porque lo sacaste :'(

buaaaaaaaaaaaaa!!

"Y otro crimen quedaraa...."

SomeDevil dijo...

Que bueno que tengas aun tu vhs!
Me parecio de lo mas ridicula su excusa, si se quiere no importa si eres astronauta y ella cocinera.