Fiestas Patrias
(Este post es distinto y puede herir la suceptibilidad de muchos. Por favor no tomarlo demasiado a pecho o como una verdad absoluta y general, de las que generalmente no tengo)
Promesa previa: Sé que está tan trillado como vida de chichero santificado, pero uno de mis siguientes post será un recuento personal de Lima y sus maravillas, captadas por mí mismo y mi cyber-chopp.
Me saldré de nuestro tema favorito y trataré de ser mundano. A ver si esta vez me sale...
Decidí permanecer en la ciudad en esta edición de Fiestas Patrias, circunstancias desfavorables como la ubicación de mi bunker entre los dos puntos principales de desfile militar (Av. Brasil y Campo de Marte, primera y única gran desventaja de este sitio) generalmente me empujaban a escapar de la ciudad, a buscar el viento, el aire, el sol o la luna. Y ahora que tenía dinero de sueldo, no tendría reparo en repetir el ritual de escapatoria...
El primer lugar en el que pensé, hace tiempo en verdad, es en el Parque de la Reserva; hace tiempo, desde el 21-Sept-1991, fecha en que, con mis padres, unos amigos y mi novísima bicicleta, fui a dar vueltas alrededor de la pileta para después subir al mirador del arco o simplemente para reposar en el Aquarium del vértice nor-occidental (Av. Du Petit Thouars, como en Monopolio).
La primera vez que tuve información sobre su reapertura fue en Diciembre pasado, cuando un funcionario de la Municipalidad sentado cerca de mí en el Estadio Nacional indicó que aquella se realizaría entre Mayo y Junio, a raíz de, en aquel entretiempo del Unión Huaral-Universitario, haber visto aquel impresionante (por entonces) chorro vertical que doblaba en altura a la semivacía tribuna sur del recinto deportivo. Bueno, como dice Quebin Arnol, y entonces sucedió...
El día elegido fue el 27, a modo de víspera de las Fiestas. De lo más campante me acerqué y... ¿ENTRADA? ¿QUÉ MIÉRCOLES...?????? No tenía ganas de pagar, no pensaba pagar para entrar a un lugar donde había pasado muchas tardes inolvdables de mis primeros años, ¿para ver las piletas? Pufffff... hablamos... ni que fuera la Vía Expresa del Callao (Alex Kouri, jajajajaja, te cagaron, ya no cobrarás peaje, atorrante, ladrón, vago de m...). Decidí olvidarlo y sentirme aliviado de no haberle pasado la voz a J. Opté por lo más fácil, volver a mi casa a pie y fotografiar los lindos solares que están camino a mi domo. Ya en las noticias, vi las ridiculeces que andaban haciendo: Gente saltando y paseando entre los chorros, la pantalla de vapor esa... las uvas están verdes pues, y seguro que la mayoría de esos, empapados, habrá pasado el fin de semana con una pulmonía de padre y señor mío, J no me lo hubiera perdonado. Lo lamentable sí llegó a mi dominio en un diario: Seguirán cobran para la entrada.
Bueno, el 28-Jul fue el cumpleaños de mi madre y, como de poca costumbre, decidí que sería bueno pasarlo en familia, en silencio, pidiendo un culo de cosas en el restaurant para no hablar lo poco que a veces tenemos como tema familiar. Al menos tuve para comprar una botella de pisco, otra de Anís Najar y, camuflándolas en los festejos maternos, beber buena parte de ambas, junto con los anticuchos y todo. El Anís Najar es a los arequipeños como el pisco al resto de peruanos, con la diferencia de que el arequipeño nunca se avergonzó ni renegó del origen y consumo popular del destilado de las fábricas de Muñoz-Najar, ni esperó a que algún líder de opinión cultural revalorice su bebida; por supuesto, si viajan a las Ari Queppas, jamás verán publicidad alguna de Anís del Mono. Desperté antes del temblor y no temo equivocarme si digo que fui el primero en sentirlo y saber que se trataba de un temblor y no de un camión portatropas que comienza con el acantonamiento de los cachacos cerca de mi casa. Por supuesto, escapamos al sur, Santiago de Surco, en busca de esos deliciosos anticuchos de Surco viejo.
La noche fue de lectura. Es hermoso para mí reconciliarme con ciertas de mis viejas aficiones impedidas por el trabajo o los estudios. El gusto de las mujeres feas, de Richard Millet, estaba entre mis manos, con su extraña tapa azul y la admisión indirecta del hecho de no tener ferómonas ni despertar real amor en casi nadie desde su infancia, sin contar la segunda y mucho más indirecta admisión de la derrota casi absoluta de la fealdad masculina. Un paseo fascinante entre una soledad enfermiza, la baja autoestima y la inadmisible seducción de la exhuberancia de la naturaleza femenina que robó mi atención toda la noche, incluso al haber llegado los dichosos milicos a acantonarse. Parafraseando a Millet: Al fin había encontrado a alguien que pudiese asustar o inhibir más que mi presencia a las mujeres de este barrio, y eran los militares, sus botas, sus carajos vergonzantes y sus rostros curtidos...
El mundo es una psicología, una táctica y una estrategia. Para escapar de esta vicisitud masiva había que pensar, el objetivo era ganar Barranco antes de las 6:00 pm para ver Nos habíamos amado tanto superando la desgracia, la masa con su basura, sus papeles en el piso, aquel patriotismo tan monse que supera todo lo monse que se puede esperar de la peruanidad. A eso de las 7:00 am ya me había cerrado la avenida y a las 8:00 esta cuadra se había llenado de arrendadores de asientos, coleros, gente meando, una mierda con todas sus letras. En la televisión, todos los alto-mandos, aquellos asalariados llamados ministros hasta de las huevas ("El ministro de las huevas, el señor Diógenes Mostacero, anunció el recorte de..."), amigos de Alan, todos acurrucados a la altura de la Av. San Felipe, y alejándose, en dirección hacia mi hogar o hacia la Plaza Bolognesi...¡los sitios sobre la tarima estaban costando S/. 5!
¿Qué encanto existe en esa marcha? ¿Ver los armatostes que se hacen llamar tanques y que los milicos chilenos (otros mierdas) comen con suspiro chileno en el desayuno? Supuestamente, la gente que voto por Alan el año pasado (quise votar por Ollanta, pero mi mentalidad me lo impidió), voto por el CAMBIO y por evitar militarismos y/o fascismos, así como la mayoría de presidentes elegidos en el Perú son el símbolo de la "soberanía popular" (esa y otras huachafadas jurídicas las verán en Constitucional 1).
A diferencia de otros años, no quise convencer a mis viejos para unirlos a mi corriente "Ni moro, ni cristiano, ni judío, ni aprista, ni peruano". Simplemente, pensé que, a medida que tejía mis ideologías caseras, el tiempo pasaría y sería ideal correr hasta la Av. Arequipa para conquistar el obelisco de indulgencias de Saenz Peña, en Barranco. Era increible que en una nación que necesita de enaltecer el civilismo y su cultura nacional-popular (como se hace, según tengo entendido, en el Mayo Paraguayo, cuya identidad guaraní es fuerte y contagiante) se opte por el lado que tiene la manija, permitir hacer gala de su poder y omnipresencia en la vida peruana, después de lo tantísimo que aportaron en la construcción de una sociedad del achoramiento y de la pendejada como la nuestra, sólo para recibir la pleitesía de un pueblo que los venera incondicionalmente, pobre inocencia de la gente...
Pensaba que ya había mandado al cacho a todos estos convencidos de que Cáceres era un maldito y de que siempre hubo albocracia en el Perú (Falso: Cáceres viajó días escondido en un ataud para luego irse a la sierra y armar la portentosa campaña de la Breña; y muchos de los más poderosos y hasta conservadores dirigentes peruanos eran más cholos que la quinua, desde el polémico Tupac Amaru hasta Manuel A. Odría, pasando por Agustín Gamarra), me sentía bien hasta que llegó la familia patriota: Visitantes familiares ultra-patriotas en casa, llegados sin previo aviso y amenazando invadir mi feudo personal con el pretexto de ver el desfile. Como cada vez que pasaba esto, les advertí que la visibilidad ya no era buena con la RENIEC al frente, aún así me vi forzado a quedarme en casa... obviamente, me quedé sin Nos habíamos amado tanto...uvas ácidas de nuevo: De todos modos ya la había visto tres veces, y me hubiera gustado verla con J.
Felizmente, me tenía a mí mismo y a mi gratificación, aparte del gran tiempo para comprar y ordenar mi escritorio. Cosa que hice, sin olvidar engreirme con una de mis golosinas preferidas (perdón, no soy vintage ni "Sarito"*** para decir "producto golosinario"): Sublime con galleta, sin duda, la mejor variación del clásico chocolate de bandera. Y ahora que lo veo, es buen momento para desalojar estos papeles viejos, cuadernos llenos de cosas no publicables cuya mejor ubicación es la caja de cartón, caramelos y ¡guácala! Un pegote de un caramelo derretido por el calor de la pantalla, a medio derretir, asco.
Viva el Perú Rojo.
Y eso pasó. Prometo volver a los temas de siempre en un parpadeo, ya me di cuenta que mi intento inicial se fue a cocinar chancaca...
3 comentarios:
Ja, bueno, a veces las cosas no salen como uno las planea, pero lo interesante es saber aprovechar esas nuevas oportunidades, o tan sólo verlas como tales. Saludos.
Los nacionalismos con bombos y platillos sin real amor por el país que cumpleaños, se ve por doquier. O la indiferencia y sólo el uso de los días feriados paar salir a pasear, lo que de hecho es grato. Sólo que el país necesita gente que lo quiera para salir de sus postraciones, sus heridas y saqueos. El intento por salir de los círculos viciosos, la cultura política, conocer la historia del país.
Tu post te muestra afectivo con los lugares de la ciudad y de otras ciudades como Arequipa, las bebidas, el fútbol...en fin esa cadena de lugares entrañables, con las sensaciones que generan...
Salute.
Fin de semana largo... que cosa más ridícula, mirándolo por el lado deeeeee...¿A quiénes les dan esos fines de semana largos? A los del estado... ¿Cuanto ganan los del estado? (sin contar los papis de la patra y su mancha). O sea, je je! Les falta la plata y le dan su fin de semana largo para que viajen por el país. Sí seguro.
¿Que Alán había cambiado y cambiaría el país? Esta! (Esta, la que más te guste, la que más duro te de, como quieras) Si se la ha pasado metiendo floro! Claro que con esa campaña del mal menor. (Ahora sí se le acabó la luna de miel y veamos como le va el resto del régimen)
Y sí, adoooooro el sublime con galleta, que cosa para más exquisita.
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