sábado, 26 de mayo de 2007

O insocial

(Lima, Domingo 25-Ene-2004, un departamento en lo alto del centro, 4:28 pm)

Como si estuviera en mi propia casa, me aparto de la computadora ubicada en mi cuarto para caminar hasta la puerta de mi casa. Me quedo buen rato ante la puerta, sin dejar apariencia de duda sobre abrirla y salir o permanecer en lo mío, puesto que no existe tal duda.

¿Qué es lo mío? Simple, un día como hoy, así de caluroso, estar completamente desnudo en mi refugio de turno, siendo el del parquet del piso el único calor que recibo con aprecio, pues la quemazón estival no me agrada, menos ahora que he cerrado todas las persianas que sólo pueden contra la luz pero no contra el fantasmal calor, mucho menos ahora que estoy desnudo y que no puedo escapar de la realidad, ni evadirme de la misma realidad que toma otro camino, tampoco puedo dejar de verla puesto que también se refleja.

Estoy solo y así puede que sea mejor. Y aun cuando ya elegí mi cautiverio, eso no me impide pensar en la otra opción, la que casi todos allá afuera escogieron, en la calle, los vecinos que se fueron a la playa o a dónde más gusten, a ser felices o a buscar algo que se parezca a ello, a olvidarse de ciertos símismos. Parte de mi cuativerio es también sentir la álgida contradicción del piso del baño, dejar correr un minúsculo chorro caliente para llenar la tina; prefiero volver rápido al parquet tibio, o a mi cama, a intentar caminar por los techos como pueden hacer los animales en una jaula común y corriente, a quienes envidio por su jaula y su capacidad de no concebir la idea del techo en sus mentes.

Este departamento está semivacío, entre el piso de parquet y el techo que sólo puedo alcanzar con las manos, pero no recorrer e intentar revertirlo todo invirtiendo mi cuerpo. Sólo una mesa, dos sofas, un empaque de galletas, un televisor sobre el piso de mi habitación, cuyo altar central es mi cama y el escritorio. Recién menciono el espejo, el maldito espejo que el dueño no desmontó y que yo tampoco tuve el valor de hacerlo, por lo que hoy me sirve para ver la fatalidad, el misterio, la decadencia que es la contraparte del deseo de salir.

Felizmente, mi trabajo no me obliga a afeitarme, a cortarme el cabello, ni adelgazar, ni estar desnudo, mucho menos a agradar. El espejo me dice que mi cuerpo es el de la realidad, 93 kilos de demasiado malcamino recorrido que no surtió ningún adelgazamiento, sólo el afibramiento de mis piernas enrarecidas por esa opaca vellosidad. Subo y pienso que mi cuerpo no es el del príncipe azul, ni el de las fantasías novelescas, pues parecía inconcebible a un héroe con una barriga así de amplia y con una llantería ya pronunciada, menos con esa incipiente flacidez pectoral que convierte mi escapula de un escudo a una pareja de mamas aptas para la lujuria de todos los heraldos de la desdicha. No es necesario hablar de ese corte entre mi mundo terrenal y mi mundo ideal, tan precisamente ubicado al final de los primeros tres cuartos míos y en el centro de mi longitud horizontal, tan permanente, tan preciso para estos cálculos.

No deseo abrir paso a la luz, ella ocultaría más mis manos. Mis manos tan funcionales no podrían salvarse del castigo de estar adheridas a estos brazos tan largos y fibrosos, esbeltos en comparación al tórax, pero brazos igualmente tan alienígenas, tan weirdo, con manos tan delgadas y dedos tan alargadamente extraneus que no pertenecen a este mundo, ni parecen de este cuerpo blandengue, no robusto. Parece que la masa se va disolviendo a medida que se avanza al extremo, mi brazo deja la redondez y la solidez al descender, deja la austeridad a mi antebrazo y simplemente la práctica hambruna a mis manos y dedos.

Mis ojos sólo me son visibles de cerca, ahora no hay luz que pueda ser reflejada por mis lentes que pueda esconder el negro tan indeseablemente maldito por este ceño mío tan fuerte. Mi mirada parece profunda, profundamente amenazadora, distorsionada por el efecto de esta extensión de frente donde crecen mis cejas, que termina distorsionando todo mi rostro, también redondeado, blandengue, preparado para el estiramiento de la frustración.

En realidad, todo mi cuerpo flexible se prepara para el rechazo, el odio, la indiferencia que el mismo inspira, o cuanto menos un cortés desinterés. Puede exhalar cualquier cosa mi cerebro, pero permanentemente esta imagen alienígena soltará el polen visual de la vida ausente, incluso en la ausencia de una erección (como máxima señal de vida) en estos tres días que llevo sin hablar con nadie que no sea un cliente o posible cliente. Las palabras e ideas sólo me sirven para atenuar efímeramente lo que la realidad sólo deja ver permanentemente, no deja otra opción de percepción.

Los espíritus no existen, la única sombra aquí soy yo, tratando de comprobar si su corporeidad es tan patéticamente cierta para luego disolverse en aguas calientes de la tina del baño y tratar de evaporar las miasmas que lleva encima. El agua está en su punto, para todo mi cuerpo, para mi cabeza, para desenvolverme libremente sin necesidad de tener tanto espacio y sin pretender algo más que más agua caliente cuando esta sen enfríe, si aún soy conciente de esa necesidad.

Soy capaz de quedarme aquí, toda la vida, toda la vida y más allá.





(Inspirado en el cortometraje El cautiverio de O de Pietro Sibille)

6 comentarios:

YvO dijo...

casi casi describiste lo que paso yo en mi habitacion cuando decido aislarme de todo.
A veces el espejo es mas amable q nosotros mismos... el espejo solo refleja carne e imperfecciones, los ojos y la propia opinion que tenemos de nosotros mismos suele ser cruel cuando le da la gana.
Yo a veces me alucino verme desde fuera, me veo de espaldas caminado hacia cierto punto y well a veces no me gusta lo que veo... Es increible lo que la soledad (por decision propia) nos lleva a recapacitar no?

muy buen escritop
saludos
ten un lindo domingo :)

Lady Ka dijo...

gracias por pasar por nuestro blog... te esperamos!

la doctora yvonne dijo...

Pues a mi me atraen los barrigones fláccidos, decadentes, barbudos, esos que olvidan cortarse las uñas de los pies. Los deseos y las pasiones no tienen nada que ver con el "deber ser" ni con los estereotipos. Un gordo anárquico puede tanto como un rubio angelical.
saludos!

SomeDevil dijo...

Mi cumple fue el dia que hiciste el post ... Sección Especial: Verdaderos problemas con las mujeres .
La presa , esa presa que me tiene mal y con ganas de dispararle un dardo tranquilizador por que anda sufriendo por un amor que no es el mio,que lo publica por todo los medios y como soy muy buena masoquista simplemente digo : ya se dara cuenta , soy paciente todo llega solo [ aunq a veces una se cansa y quisiera cortarle la cabeza].
El relato es muy bueno...Esa cancion hace mucho q no la oia , por que la escogiste?
Me habia olvidado de esta Hedwig and the Angry Inch .....genial.

Anónimo dijo...

All you need is kas!

all you need is kas!

Kas is all you need!!!

Anónimo dijo...


Pucha tirarte al piso calat@ y solo sentir el momento es riquisimo!
a mi me encanta...
no es que siempre ande calata.. pero... pues ete.. ya que chu! si pes me gusta andar calata y me tiro al piso,
luego en la tina me remojo hasta que salgo arrugada..

jajaja...
sorry estoy escribiendo pavadas..
tu comprenderas, la hora avanzada y las webadas mezcladas...

Oops I did it again!



Gracias por la visita,
Nos leemos :)


MUa!


y mientras tanto pienso en