martes, 24 de febrero de 2009

De como Fiorella Faré le volteó el partido a su mariachi


Fiorella Faré denunció toda la red de Carlos Delgado y Claudio Pizarro, siendo ella ex pareja del primero de los mencionados. Sin embargo, ese no es el inicio del tema.


Luego de cierto tiempo de matrimonio, Delgado convence a Faré para cambiar su régimen al de separación de patrimonios, para no comprometer las cosas de ella en algún caso de demanda en su contra, considerando su labor como agente FIFA de representación de jugadores de fútbol. Luego de eso, Faré descubre que ya no era propietaria del departamento donde vivía con el agente, ni del carro que utilizaban, sólo de un celular con cinco soles de saldo, impidiéndole pasar la noche bajo techo.


Lo que no sabe la modelo por vieja, lo sabe por despechada. Bien enterada de las actividades de Delgado en 10 años de vida de pareja, tenía valiosa información y por ende, la sartén por el mango. Ni corcha ni perezosa, la chica Maidenform solicitó a la Federación Peruana de Fútbol la apertura de un procedimiento sancionador contra Delgado, por no manejar personalmente las representaciones (para lo que estaba autorizado personalísimamente) sino por medio de su empresa, Image S.A., en cuyo accionariado estaba ni más ni menos el inefable Claudio Pizarro, el popular "Sin gol", recién esclarecido dueño del fútbol peruano. Claro, como le interesa tanto el fútbol a la señito, chúpense esa señores Butters y Puiggrós (con el respeto que se merecen).


No profundizaré sobre la crisis futbolera peruana ni sobre la situación jurídica del tema (a grosso modo: Delgado se la llevó todita con la separación legalmente, pero la otra le volteó el partido, y puede haber hasta cárcel para Delgado y Pizarro, quien en el penal de San Jorge, conocerá al fin lo que es un gol peruano que no sea de penal). Quiero dejar en claro es un tema puntal respecto al comportamiento de Fiorella Faré: Despecho.


"Te he amado tanto que ahora te odio". El amor es un sentimiento irracional y cuando es real, no admite medias tintas; y bueno, es un poco más intrincado el tema si de por medio hay propiedades, dinero, años de convivencia, más allá de sentimientos, pasiones e ilusiones. Ustedes saben que situaciones extremas se detienen con medidas extremas, la intensidad de la causa suele ser igual a la intensidad del efecto, hecho incuestionable de la Física que tiene lugar en el poco tangible terreno de las relaciones humanas.


Si bien es cierto le hizo un favor a la sociedad, en el ámbito más íntimo, no queda claro si Faré se pasó de la raya o no. ¿Hasta dónde se puede llegar cuando se tiene ganas de responder una herida? ¿Hasta quedar en igualdad de condiciones, o herir más, hasta hacerle lamentar haber nacido o habernos conocido? ¿Cuál es el límite de lo permisible? ¿El factor tiempo es importante?


Vamos, todos alguna vez, por despecho y venganza (el despecho es el sentimiento, la venganza es la acción producida a partir de él), hemos hecho algo, con impetuosidad o con el mejor ardid posible, algo exitoso o olvidablemente lamentable (no hay peor cosa para un despechado que ser olvidado). Recuerdo lo clásico y lo moderno en la siguiente lista:


- Cuando una chica no me daba bola en el cole, cogía una hoja y hacía un listado de sus defectos, y a continuación, una lista de apodos de todo calibre, haciendo que se filtraran en el cruel adolescente colectivo del cole. Por eso, se popularizaron apodos como "Volkswagen", "Silla de plástico", "Velador", "Cuerpo de Paté", "Peinado de hombre", entre otros. Honestidad: Esta acción "catártica" sirve para limpiar y desidealizar a la persona, aparte de ser tan clásico como vacilarse viendo a través de la falda.


¿Siguió hasta hoy? Sí, le puse "Petete" a alguien cuyo caso se terminó de cerrar hace más de una semana, en un velorio en el que estuvimos presentes los abogados (post pendiente). ¿Pista? Sí, su nombre comienza con C.


- Contar una versión ultra sensacionalista de los hechos: Cosas como "dejarme botado" en beneficio de sus amigos, emborracharse y vomitar en todo el taxi, mentirme para salir con un súper mostro, dejar ver una guata reprimida por una faja, tener mal aliento, no lavarse el cuello, cortarse las uñas en mi cuarto, son de las que alguna vez imputé a alguien, muchas de ellas ciertas, pero con un toque muy pintoresco de mi parte, suficiente como para desacreditarla.


¿Sigo? No, lo dejé hace cuatro años. Esto confirma que la lengua de la suegra sólo es neutralizada por la de su yerno, que un chisme de hombre tiene mayor alcance y credibilidad que el de una mujer, algo así como comparar El Comercio con la información de Correo. Seamos sinceros, en general los hombres somos más concienzudos (maquiavélicos) con el recaudo, manejo y difusión de la información.


- Dejar sin trabajo a alguien: Sobretodo en algo que a ella (o él) le guste mucho, y a uno mismo no mucho. Tú alguna vez hiciste mierda mi ilusión, bueno yo haré lo propio lo tuyo, que además de darte satisfacción personal, bien pudo asegurarte un sueldo (eso es por el daño moral emergente, y los gastos de tratamiento; agradece que no incluyo lucro cesante).


¿Lo hice? ¡Claro que sí! Sin remordimiento, sin compasión, como Diego Bertie en Sin Compasión (si no vieron esta pela, pónganse al día; estupendo Marcello Rivera). Aunque no salí campeón, ese suceso fue como ganar un derby después de años, o ganarle a alguien que alguna vez te sacó de carrera (de hecho, eso pasó).


- Regalar las cosas que me regalaron ¡A UN ORFANATO!: Más exactamente, a una casa hogar para niños que sufren violencia sexual (sic), tal como me dijo la tía. Regalé una chompa y una bufanda.


¿Volví o volvería? No, porque eso no me hizo sentir tan bien, y porque lo hice condenando muy injustamente a alguien, sin saber que la noche, en verdad, recién estaba por llegar. De todos modos, hoy por hoy, esa chompa no me quedaría nada bien.


En fin, es lo que tengo en la memoria por hoy.


¿Existe la prescripción (osea, que se te pase la hora) para la venganza? No creo, lamentablemente es uno de esos sentimientos que avanzan como una sombra, que se hace filosa cuando uno tropieza y cae sobre ella; pero creo también que el tiempo y el paso de recuperación en la vida ayudan mucho a apaciguar y apagar definitivamente.


En verdad, más que por lo que se sienta (que puede superarse después de unos cuantos meses, en mis veintitantos años aún es así, afortunadamente), la necesidad de dañar a la otra persona ya no es sólo de uno mismo, sino que se basa en la necesidad colectiva, y solidaria de señalar y castigar esa conducta y a quienes la ejercen. Algo así como para advertir a los demás, a tus rivales y compañeros, y desaprobar las cosas que la persona hizo. Igualmente, para aleccionar a nuestros amigos y conocidos sobre esas o esos, también hay que tomar enseñanzas de los casos y cosas de la farándula.
A) Lo de la otra mejilla no existe. Simplemente no le hagas daño a una persona, especialmente a tu pareja, porque el retorno puede ser mucho peor.
B) Nunca dejes en tu cama, baño o velador papeles, documentos, cheques, libros, borradores, cero chamba. Las mujeres, en su afán por interesarse más en nuestras vidas, son de leerlas, nosotros también, pero para certificar que todo esté bien o que hay que poner orden. De hecho, lo mismo se aplica con la pornografía y material afín. Donde se come, no se puede hacer cagar uno.
C) Sé honesto y listo, si te casas, que sea de arranque con separación de patrimonios. Ideal para quienes se quieren amarrar con mujeres de oscuro historial o tendencias "liberales".
D) Guarda tu conducta en la intimidad. La mujer puede soportarte todo... mientras te quiere. ¿Después? Esa hemorroide o esa costumbre de acostarte con olor a ala puede convertirse en la leyenda favorita del Colegio de Abogados de Lima o del club donde solían pasar los domingos.


En fin, ¿y ustedes? ¿Denunciarían al o a la ex? ¿O hicieron algo que va por ahí? Tal como pide Ángel "Cabeza de Pinga" Ganoza, abro el blog, abro el teléfono.


Y bueno, jóvenes, para matizar les pongo una de las cinco canciones más calientes de Soda Stereo: No existes. Primero la versión de estudio y luego la del Coliseo Amauta en ese memorable concierto del 14-Jul-1987. Disfrútenlos, y que la venganza os sea propicia.









viernes, 20 de febrero de 2009

De lo que no se habla en el pabellón madre-hijo (Parte II): Mamá casamentera

(Obvia secuela de un post anterior)


RR: ¿Sabes? Por mi parte, me llega reverendamente al chómpiras que mi madre ande metiendo las narices en ello y siempre ande pensando en lo feliz que podría ser...

Abelo: Es que ese es el sueño de toda mamá, ver a sus hijos felices, en especial si eres hijo único, o como yo, único varón...

RR: Sí, eso es cierto... aunque muchas veces he pensado que mi madre podría ser culpable parcialmente de mi actual poca tendencia al éxito amoroso...

Abelo: Yo también, alucina, ¿por qué, ah?

RR: Te comenté que mi madre quiso juntarme con la hija de una amiga suya...

Abelo: Chucha... esas sí son palabras altisonantes... ¿pero como le dirías certeramente que detenga eso?


Tardé harto en responderle a Abelo, pero no olvidé maquinar el asunto en mi cabeza.


Días antes de esa conversación con uno de mis mejores amigos de la universidad, me encontré en casa con la tía Luz, una de las mejores amigas de mi madre, después de algunos años. El tema no hubiera pasado a mayores si la tía Luz no daba el campanazo.


- Raulito, VD te mandó muchos saludos. Ella también está terminando su carrera...

- Sí, hijito, Medicina en la Cayetano...


Ese fue una patada certera en los huérfanos, con botín de punta de acero, de esos que duelen hasta el pecho. Mientras escuchaba mayor publicidad testimonial sobre VD, su especialidad, sobre lo grande y guapa que se había puesto, yo recordaba el contacto casi nulo que tenía con ella: Jai Faif y MSN, en el cual solía evidenciar ciertos enormes problemas que la convertían en una mujer inelegible a pesar de sus cualidades.


La tía se iba retirando, programando un almuerzo familiar (osea, el trío Vásquez Rodríguez vs. el pelotón Domínguez Bustamante) con resultados inciertos. Antes de que mi madre apostara más dinero a esa yegua, acompañé a la tía y le dije que iría a meter el carro en la cochera; dejé a la tía en su carro, y luego tomé el volante del nuestro, mientras masticaba mi respuesta...


La preocupación de mi madre es legítima. Como me dijo Abelo, las madres siempre esperan la felicidad de los hijos, o que al menos tengan familia; incluso seguía vigente si acogía de nuevo esa variable que yo he descartado de plano: La relación madre-hijo en la infancia podría determinar la suerte de la relación del sujeto con el sexo opuesto. Me preocupa más la intromisión, y sobretodo, la incomprensión de muchas cosas para los cuales nunca se es muy muy maduro o muy muy muy experto.


Nunca encontré como explicarle a mi madre que el mundo no es protagonizado siempre por John Travolta o Steve McQueen, sino que también hay películas con Jack Nicholson o Woody Allen, de gente sin mucha fortuna o con demasiada necesidad de aire, desarraigo y una dosis alta de desesperanza.


Y en los hechos, sé que hubiera sido difícil hacerle entender que lo de LMS fue un mal momento que encontré bastante pesado para asimilar, que se sufrió pero que no quería que nadie más califique nada al respecto. En el momento, no creo que pueda decirle así nomás que C no volvió a Sevilla, que simplemente no funcionó por ninguno de los dos lados, sin culpables, que tanto yo esperé mucho más de la cuenta de ella, algo que no podría darme como sí otras mujeres en el mundo, como suele pasar, mucho o poco, sin que eso tenga que afectar al resto.


RR: Y eso pues, Abelo. ¿Cómo le digo a la vieja que no salen las cosas tan mágicamente?

Abelo: Sí, yo también tengo ese problema, nunca quise ser totalmente sincero respecto de Adela con mi madre. Lo que hubiera comenzado como una conversación chévere, bien podría terminar en un interrogatorio huamanguino.

RR: Olvídate, las viejas se convierten en fiscales, en cazadoras, terminan inventando imputaciones. Pero vamos, como que Adela tampoco era inocente...

Abelo: Pero igual, que feo se ve que la vieja de uno lo defienda en sus líos amorosos, y eso de la suegra, toda esa imaginería, apesta. Normal que una suegra piense que es una inútil, pero como que jode un poco eso que "esa perra hizo sufrir a mi hijo".

RR: Sí, que chocante.


Tal vez en el fondo, estoy recontra enterado que en mis primeros meses de vida, lo de mi madre tampoco funcionó. Como que en casa tampoco he tenido una buena cátedra de ese curso que, como dije en el post anterior, es un tabú en la mesa familiar. Honestamente, creo que no entendería mis respuestas, mis padres son creyentes de los esquemas escolares de vivos y lornas, de ganadores y perdedores, de chicos chéveres y chicas lindas (que fueron en su tiempo, en su nivel, pero una clase acomodada en su circuito); no es muy fácil entender la oposición entre una generación y otra sin hacer juicios y adjetivizaciones incómodas, menos entender que su vástago pertenece a la categoría antagonista...


En fin, veamos que pasa. De todos modos, el verano es más lúdico de lo que parece. Probar, en este caso, le costará a otro.



Update: Hoy es el cumple de mi padre, almorzamos, todo, y para evitar ciertas confrontaciones familiares, fui al Monumental. La "U" nunca juega mal los 19-Feb, en 1993, en esa fecha, venció por 4-1 a Caracas F.C. por Copa Libertadores, con dos goles de Nunes (uno de maravilloso tiro libre), Baroni y el cuarto de... sí, del "Puma".


Y bueno, como siempre, para matizar, pongo a otros dulces, de lo mejor de los 90: Pataclaun! (recomiendo saltearse los primeros 4 minutos del segundo vídeo). Aceptémoslo, ya me harté de Carlos Galdós, prefiero al original: Carlín.








martes, 17 de febrero de 2009

Cuestión dental




Para la mañana del 14, decidí hacer lo más acorde a mi carácter: Ir al dentista.



Por cuestiones de chamba, tiempo, estudios, campeonatos, confianza y desidia, había postergado esta visita cerca de dos años, desde Agosto del 2006 (la que me tocaba luego era la de Febrero del 2007). Puedo asegurar que sólo fueron esos los motivos que me alejaron del consultorio dental, eso y sobretodo la confianza.



Jamás tuve un malestar dental de importancia, o de los tradicionales en la juventud, ni una caries, ni sarro o cambio de tonalidad de los dientes, ni la pérdida de una pieza, ni molestia alguna por la muela del juicio (de la que pensé que no tenía, pero no, está aquí, bien acomodada), puesto que en verdad, siempre fui un psicótico de la seguridad dental: Cepillado puntual después de las cómidas y antes y después de dormir, hilo dental, enjuague bucal (importante para quien sufre de gastritis), cuidado con ciertos movimientos dentales proscritos por el riesgo que conllevan, al igual que con ciertos golpes, cuidado con ciertos alimentos y su correspondiente profilaxis posterior.



¿Por qué tanta meticulosidad (jajajajaja, me gustó esa palabra)? Tuve un amigo de colegio que sufrió demasiado con la pérdida de una pieza a los ocho años y había pasado desapercibido por casi toda la primaría (de sexto grado no podría hablar, por desconocimiento), pero en la secundaria todo se deterioró al respecto.



En tiempos de sonrisas de Iguana Producciones, de Ingrid Yrribarren anunciando cremas dentales, el ingreso a la adolescencia no pudo ser peor que el suyo, más aún en una secundaria que le abrió las puertas a ciertos engendros. Según me enteré, no había pasado ni cuatro días de Marzo para que un quinceañero (¿Qué hacía con esa edad en primero de secundaria?) reparara en que al sujeto le faltaba más de la mitad más uno de un incisivo frontal e hiciera harta incisión en el tema, provocando que se contagiara en el resto, incluyendo a quienes eran más cercanos a él y a gente de otros grados (ya saben, cole chico, roche grande), en las semanas y meses posteriores.



Cuando volví a verlo, muchos de nuestros amigos comunes ya sabían donde le ajustaba el zapato (o por donde mordía menos), cosa que de verdad lo empinchó, considerando lo que esperaba de sus amigos de 12 años, a los 12 años.



- Pero por último, tú también jodes al resto. Tú me dices "Gordo", "Chancho", "Pepe Vásquez", un culo de huevadas, y a Manolo también, le dices "Mocolo", "Ojon", "Cara de ventana", y al otro tío lo jodes de cabro, y al huevón de Picerni le andas diciendo "Último puesto", "Guarda que repites de nuevo", "Chavo del 8" porque parece que vive repitiendo...



¿Cómo venderle humo a un sujeto a quien ya le habían puesto como mote "Muelita Torres (por entonces, estábamos leyendo Pichula Cuéllar, y vaya que cayó de perillas)", "Abrelatas", "Ajo incompleto (porque le faltaba un diente)", "Chimultrufio", "Caballo regalado", entre otros? Ni hablar, y aunque se hiciera esperar, había encontrado una solución: Una protesis. Sin embargo, por unos días, el remedio fue peor que la enfermedad.



En su tiempo, adjudiqué ese blooper al hecho de que sus viejos no habían podido pagar al contado y decidieron pagar a plazos la protesis. La cuestión era que en la primera semana del bimestre final de ese año, Muelita apareció con ese vacío lleno... con un pedazo de fierro color candado al descubierto, sin roche ni complejos, sonriendo como si hubiera olvidado todo, él nomás, el resto (no sé, sinceramente, no pude mirarlo a la cara durante días, "cúbrete, por favor" le imploraba). La bolsa se volvió a abrir al alza con apodos como "Mascafierro", "Boca de piano", "Cara de máquina", "Tatán", "C3PO", "El chupapinga de Jiban". entre otras chapas aún peores, lo que incluso lo hizo ausentarse durante dos días, mientras ese apodo corría ya entre colegios como el De Jesús, Sophianum o Recoleta (todos coles con mujeres, pobre Muelita), sin que pudiera evitarlo su encierro moral.



Con el tiempo Muelita arregló su vida, mientras yo admití que nuestra amistad (gracias a eso de los pagos del diente, que un amigo nuestro, siempre posero y hambriento de popularidad, terminó difundiendo, y agregando a la joda la cuestión pobreza) se había arruinado. Muelita terminó de pagar, se puso el diente y si no supiera del pasado, podría asegurar su originalidad; estudió Ingeniería, se comprometió y creo que ahora convive. Al tiempo, este escribiente ya iba contando años sin campeonatos oficiales, perdía dinero en empresas amatorias estúpidas, había publicado unas tres veces en ediciones subte y en la universidad, iba y venía de provincias para hacer lucrativo su tiempo libre, salía entre escándalos de su última oficina, ofrecía espectáculos picantes y divertidos, se graduaba en Derecho, y... sentía una leve punzada en la encía después de su viaje carnívoro, su tendencia fumadora y sus días extrañamente ocupados.



Eso sí que me asustó, y me hizo maldecir la exagerada dieta arequipeña, dándole un punto a Lima. Demasiado masticar, demasiado tabaco y Kola Escocesa también, parecía que había comenzado a debilitar mi sistema dental que tan bien se estaba portando. Ni cagando, eso había que solucionarlo, puesto que yo no quería ser el Muelita Torres de la vida profesional, suficiente tenía con ser el Werther de mi facu. Ni hablar de andar con postizos a los cuarenta, menos de prótesis tan evidentes (como que son de un color distinto al resto de dientes), si yo me daba cuenta en one de eso, otros con más facilidad aún.


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- No es nada serio, simplemente una pequeña inflamación porque no estabas acostumbrado a esa dieta - explicó el doctor, después de varios minutos de revisión, exacavación, espionaje y atragantamiento por parte mía.

- ¿No ve ningún riesgo de caída o fisura en algún diente?

- Noooooo, veo que ese tema te estresa.

- Sí, doctor, mucho. Hace poco estaba recordando a un compañero mío que carecía de un frontal.


El doctor me miró un rato antes de decir algo que ya esperaba.


- Lo que necesitas son brackets, tienes un par de dientes algo desnivelados, y creo que tendrías que llevarlos durante dos años y medio, sin contar que tendríamos que retirar los premolares.

- ¿Retirar? No, no, no, ya no me quedan más premolares, estos son de mi tercera serie.

- Ah, significa que eres un afortunado, eso explica muchas cosas. Eso sí, te caería bien una profilaxis, después de cierto tiempo y analizando tus costumbre recientes, veo que habría que prevenir ciertos problemas. Creo que nunca...

- Normal, con tal de no perder nada. Si es posible ahora mismo.


Tuve la suerte de que el romanticismo de ese día se hiciera plenamente incompatible con la máquina de limpieza dental, a la cual me sometí libremente por primera vez en mi vida, relajado, plenamente horizontal en el reclinatorio, sin más miedo por ese taladro que iba sonando y...


- Voy a echar bastante agua, cada cierto rato la vas escupiendo.


Comencé a sentir compasión por aquella gente que prefería perder sus piezas a someterse al dentista, por aquellas personas cuyas pesadillas eran protagonizadas por ese taladro y aquellos ultramarginales a quienes había que traer dopados al consultorio. Llegúe a sentir algo de dolor en aquel taladreo, como si dicho aparatito triturara mi coraza de personalidad y valentía que parecía deslumbrar a las enfermeras, y ya comenzara a picar dentro, en la intimidad, en el escondite de ese ser tímido, inseguro y manipulador escondido entre el esmalte y el núcleo; y sin embargo, eso no era lo más grave. Mi cabeza temblaba al ritmo del taladro inquisidor, del diente delator y del agua ahogadora, iba sintiendo cierta dificultad para respirar, una entrada furtiva de agua cerca a mi traquea. Fui algo violento con las manos, al sentarme y reclinarme sobre el caño.


- Disculpe, doctor. No estoy acostumbrado...


- ¿Qué pasó? ¿Dolió?


- No, casi me atoro, recuerde que soy de deglutimiento lento.


Era cierto, trago muy poco, y despacio, prefiero respirar a comer. Después de la parada técnica, continuamos con la fila de arriba, incidiendo en los dientes chuecos, como sacándome cachita, estremeciendo hasta la última de mis neuronas, lo suficiente como para hacerme sentir Bruce Willis en Armagedon, cuando la nave colpasa creo (no sé, no vi la película), en especial, en aquella parte en que pierde la presión, el aire y su cuerpo comienza a forzar la ebullición... y otra falta de aire.


- Raúl, falta poco, tranquilo. Respira, toma un poco más de agua, escupe. No te duele, pero es complicado también lo del atoro. Me falta poco.


Volví a someterme, ¿apara qué negarme? Más bien, se me hacía gracioso pensar en el vídeo de Aerosmith y en lo desubicadamente romántica letra, "Don't want to close my eyes, I don't want to fall asleep", mientras me sacaban todos los minerales de los dientes y los dejaban en el agua que ya estaba empozándose en toda la boca. El trámite había llegado casi a su fin.


- Listo Raúl, creo que hasta puedes respirar tranquilo.


Asentí con la cabeza, aún yaciendo en el reclinable. El doctor seguía inclinado, muy complacido por la serenidad del paciente, observando mis reacciones, pues yo había cerrado la boca.


- Todo está perfecto, salvo lo de los brackets que puede ser algo suplementario. Dentro de un par de horas podrás mostrarle una super sonrisa de San Valentín a tu novia...


No pude evitarlo y lancé el chorro de agua hacia arriba con la violencia de un geiser, y con la puntería impertinente ante una frase inoportuna: Le cayó al buen doctor en toda la cara, mientras yo me reincorporaba, tosiendo y pidiendo disculpas por mi nuevo atoro (que era real, tan real como la inoportuna frase).


Eso pasa por cachaciento.


Aquí un video cachaciento de un personaje, todo un dulce:





viernes, 13 de febrero de 2009

Día de San Valiumtín




(Es más que recomendable abrir este archivo de imagen en otras ventana y leer la conversa)


A veces es más que reconfortante que la gente te entienda sin tener que hablar. No me hizo falta ser honesto y dar a entender una inquietud que fue perfectamente entendida: No quiero salir con mis amigos el sábado, no quiero dejar el perímetro rojo de Jesús María, juro que no salgo esa noche.


El día de la amistad no existe, no tengo idea de quien inventó eso. Tal vez los gremios comerciales al descubrir un rico segmento entre la gente que no tendiente al amor, los decepcionados, los solitarios por vocación o porque no la hacen, y las víctimas de guerra, decidieron ampliar el espectro hasta la amistad, porque finalmente, todos tenemos amigos (o algo parecido, aunque no sea mutuo el sentimiento o la intensidad de). De repente Chespirito incluyó eso en el Chavo (hermoso tema para otro post), al darse cuenta de que su vecindad era también una maraña de malashierbas y amores infelices (como el del matri de Ron Damón y la Bruja del 71, que no me da de risa, no me gusta ni michi). Bueno, no existe, y en mi caso especial, mejor pasarla en el taco con los hombres más cagados del país (porque extrañamente, los prodigios románticos sólo se cumplen con mujeres o ciertos hombres, el otro hombre puede consolarse mejor con sus propias manos).


Son casi las mismas razones del año nuevo que me alejan del círculo principal Derecho PUCP, con las variantes que siempre hay en un grupo de amigos: Las parejas, la gente solitaria, el amigo de todos ultra-insoportable-que-suele-eyacular-mientras-baila, la chica que para peleada con su novio, la chica de la noche del cataclismo, la pesada amiga antihombres que machetea a quienes quieren traspasar el sagrado velo de la amistad (que en realidad, son varias, todas, considerando la importancia que le dan a la palabrita), etc, etc, etc.


El 14-Feb me recuerda a esos días de largas colas, el último día para realizar trámites en alguna intendencia estatal, para el cual tuviste tooooooooooooooodo un año, tooooooooooooodo un ejercicio fiscal. Todo aquel cumplido, atención, hecho o demostración que no tuviste con él o ella esta vez tendrá un efecto especial, el de la amnistía, olvido y doble sexo de recompensa, y toda empresa paralela (léase serrucho, flirteo competitivo o trampería) será descartada definitivamente, como descubrí el año pasado (de igual manera con lo que pasa con ciertas amistades). Como que parece darle algo de emoción al asunto, sobretodo para los que conocemos la actividad judicial, eso de presentar una apelación o una reconsideración sobre las 4:45 pm del día de fin de plazo.


El año pasado, estaba increíblemente atado de manos por las cenizas de J y la repentina salida de Fio, mi clavo saca clavo, del estudio; por otra zona, en el Golds de Jesús María, la chica del gym resultó ser devota del día de la amistad y no quise acaparar el espacio ocupado por engendros conformistas o amigos sinceros y sin dobleces lícitas. Por eso, aprendí que el límite para pasar contrabando por aduana era siempre el 10-Feb, antes de que el impacto de los días de amor más interesado del calendario peguen duro. En otros años, la sensación fue variable, desde un considerable vacío por ausencia hasta un día de apasionada o ternura compañía, ideal para resaltar lo que iba sucediendo antes, durante y después en la relación.


Voy a ser honesto nuevamente: No detesto el 14-Feb. En realidad aborrezco a muchos de los festejantes y su hipocresía respecto al que bien podría ser el día central del amor de pareja, tanto por aquellos que se olvidan de ello y para ese día, reagilizan el mercado como sólo podría pasar una vez en el año; también detesto la costumbre de quienes, en su afán de no convertirse en aguafiestas o marginales, recogen la migaja del día de la amistad, o lo engrandecen hasta hacerlo parecer un resultado importante (porque eso es el 14-Feb, también es el día de los resultados), como el supuesto Fair Play de Perú en México 70.


Y realmente, tampoco veo muy gracioso el hecho de ponerme a la defensiva, decir que odio el día este porque toca un tema tabú, decir que me parece super comercial como hacen muchos a quienes muchas veces no les corre el carrete (conozco hartos, todos mongos pseudo emos, que generalmente pierden por ponerle flacas a sus patas) y en verdad por eso lo detestan. Así como los peruanos en fiestas patrias, y a los navideños en navidad, no me gustan los partícipes, pero la fecha tiene cosas muy graciosas, al menos por mi parte.


Sólo me quedan parabienes, para quienes son sinceros, constantes, creativos y competitivos en lo que sienten (porque se lo merecen), para los pendejitos que tienen que gastar más del doble ese día (y así, agilizan el mercado), para la chica que tiene derecho a soñar con que ese día no le pongan los cuernos, también para quienes eligieron el amor propio a seguir sometiéndose a un sentimiento que no valía tanto como ellos. Eso sí, ni se te ocurra pensar que voy a saludarte por el día de la amistad.


¿Regalos? Las flores y los chocolates suelen ser cosas de todos los días, y suelen congestionar algunos sitios. Vamos por otro lado.


Un capítulo de alguna serie de TV: El capítulo "Love and Rocket" de Futurama, aquel en el que tienen que llevar caramelos en forma de corazón, mientras Bender se gilea bien a la memoria femenina de la nave.


¿Otro? Sí, de mis favoritos: "Be my valentine, Charlie Brown" (está en el youtube completito, tienen que ver la escena de las cartitas y los caramelos), ¿cómo no identificarse con ese sujeto? Dos escenas cumbres de ese episodio, sobre la temática central de esta serie (la infancia de Woody Allen) que debería ser prohibida para niños.








Una película: Podría recomendar Chocolat (2000), Los amantes del círculo polar (1998, estrenada en el Perú en Marzo del 2002) o Una mente brillante (2002) por sendos recuerdos míos, en los que celebrábamos el día de los resultados, pero prefiero algo más general y neutral: Un hombre y una mujer (1966). Ah, ¿qué más da? Los trailers de las primeras mencionadas van luego de la principal...











Y claro, como olvidar la película que inspiró parcialmente el sobrenombre de este relator: Alfredo Alfredo (1972). Por cierto, que regalazo para la fecha: Stefania Sandrelli.





Un libro: Si eres neuróticamente tímido como yo, te encantará El gusto de las mujeres feas de Richard Millet, o los dos libros de Don Rigoberto hasta hoy publicados por Mario Vargas Llosa: Elogio de la Madrastra y Los Cuadernos de Don Rigoberto.


Una canción: Que te la cante tu mariachi, tu embrague, tu trampa, tu trampolín, tu raspa y gana, tu Ruben Aguirre, tu Marisol Aguirre, etc, etc, etc.


Está bien, está bien, un clásico personal de Queen, por los sanvalentines vividos, por los 14-Feb de triunfo y por las tardes de gloria, Seaside Rendezvous (la canción es de 1976, el vídeo es de los 20, el verano del balneario británico de Blackpool).


miércoles, 11 de febrero de 2009

De lo que no se habla en el pabellón madre-hijo (Parte I)




Mañana del 25-Dic-08:


Madre de RR: ¿Raúl? ¿Estuviste aquí toda la noche?

RR: Sí mamá, ¿dormiste bien?

Madre de RR: Sí, con una copa del champagne fue suficiente para hacerme dormir...

No sabía que más decirle, pero pensaba en algo, con urgencia. El silencio era incómodo, principalmente porque mi madre conoce mis reacciones.


Madre de RR: Fue fea la semana pasada, pero...

RR: Mamá, no quiero tocar el tema.

Madre de RR: Hijo, hiciste bien, es cierto que estabas muy entusiasmado, con el futuro también.

RR: Así son las cosas, ya está dicho todo...

Madre de RR: Tampoco es bueno que te des a la deriva así. Ya estás graduado, eres practicamente un profesional...


RR: Sí mamá...


Madre de RR: Hijo, tampoco es bueno que estés tan insatisfecho y te quedes así, esperando o evadiéndote. Está bien que quieras salir unos días, pero no puedes apartarte tanto...

RR: Lo prefiero así, siempre estuve más tranquilo así, no sé porqué se me ocurrió lo contrario alguna vez.


A pesar de haber intentado ser tajante con mi respuesta, sentí que no me había evadido.


Madre de RR: Es que no es bueno que estés así...

RR: ¿Así? ¿Cómo?

Madre de RR: Solo...

RR: Así estoy mejor. Creeme que no me hubiera sentado bien la otra opción...

Madre de RR: Pero hijito, eres joven, tienes todo a tu alcance y...


Fui al grano: Encendí un cigarro y quemé segundos fumándolo, sin mirarla. Mi madre entendió y se fue, reprimiendo exitosamente cualquier gesticulación o cuestionamiento.



Una de las cosas que nunca compartí en mi relación familiar fue el tema aquel, el tema tabú. Ser hijo único lo acerca a uno a los extremos del apego: O bien se puede llegar a depender sobrehumanamente de una presencia materna o paterna permitiendo su intervención, o se puede establecer paralelamente los círculos de la vida sin que estos se acerquen, lo cual es mi elección.


Siempre supe de la gran diferencia de percepciones de vida entre los tres, y que estas harían muy difícil le intercambio de experiencias en ciertos aspectos, en los que preferí el intensivo amoldamiento a través del paso de los años. Fui percibiendo eso desde sus interrogantes acerca de mi aversión a ciertas actividades escolares, mi intencional ausencia a la confirmación, mi poco típico comportamiento adolescente, entre otras cosas que terminaron por darme dos puntos comunes con otros chicos: Los padres nunca están conformes con sus hijos y que las generaciones sucesivas son opuestas entre sí.



La única vez en que dejé evidencia "eso", fue cuando salí de casa por una temporada para habitar un departamento en el centro, mientras trabajaba en una aseguradora. Mi real intención no era la de tener espacio, sino la de dejar la universidad e iniciar una nueva carrera, en simultáneo con la última búsqueda de LMS; pero ya mis padres habían monitoreado algo y, tal vez simularon tragarse el cuento, aunque hasta hoy estoy seguro de que nunca supieron del accidente LMS, a pesar de haber conocido las secuelas debidas a "una tendencia natural a la depresión, al insomnio y a la soledad", más de cerca de lo deseable.



Mi problema con la insatisfacción paterno-filial lo creí enterrado al aceptar ir a la graduación. Si bien no quería tener que ver nada más con el tema, pensé que asistiendo y dejando ver a mis padres lo que ellos consideraban uno de mis momentos de gloria (y yo, "un espectáculo picante y divertido"), los dejaría tranquilos por unos cuantos años, al menos hasta regresar de Ecuador casado con una publicista quiteña ("...que podría mejorar el mercado peruano en cifras exponenciales y escandalizar el chauvinista patriotismo familiar", estados posibles del mundo nada descartables).



Sin embargo, por esos días de tensión laboral-de-graduación-navideña y marasmo romántico, había dejado muchos cabos sueltos, los suficiente como para permitir peligrosas incursiones, más precisamente maternales:



1) Un par de semanas antes de la noche del escándalo (me gustan las denominaciones similares a titulares de diario deportivo), a eso de las 10 de la noche, mi madre me contó algo con cara de maravilla: Una chica de la facultad ... (no recordaba su nombre, al menos) me había llamado, y se habían quedado conversando unos segundos.



"Simpática tu amiga, no sabía que conocías gente de intercambio", me dijo mi madre, con una expresión de satisfacción por el (supuesto) buen gusto de su hijo.

"¿De intercambio?", pregunté extrañado y parcialmente aliviado, pensando en un error.

"Sí, española creo", carajo, le había achuntado la vieja. ¿Quién más conservaba el acento español diez meses después de haber regresado al Perú?



Los momentos previos a la última salida con C antes del cataclismo en Cieneguilla, estuvieron salpicados de preguntas de mi madre y de mi padre (muy impertinentes las de él, a las cuales me referiré en otro post), que respondía con ligerezas, lejanas a una realidad que conocían mejor de lo que creían. Era La Española, y yo preferí mantenerlos en la ignorancia.



2) Al regresar de una jornada sabatina de entrenamiento en el gym, no evité encontrar una pila de cuadernos en la entrada del cuarto del lavado, pero tuve que contener la ingrata sorpresa de encontrar un cuaderno rojo abierto con un mensaje: "1999", escrito con Liquid Paper en la pasta.


"¿Esto fue lo que presentaste en las ediciones de la universidad, no hijo?", preguntó mi madre, con cara de sorpresa grata.


Eran cuadrículas que había escrito para flying girl, la segunda mujer que me trajo hartos problemas en mi época escolar, y por mucho tiempo. Parecía que se había quedado en las primeras páginas, así que la barajé rápido nomás:



"No mamá, lo mío fueron dos cuentos y tres artículos. Uno de los cuentos está por acá, no sé, no está en este cuaderno, porque lo escribí en la pre, déjame buscarlo", cogí toda la pila y la inmovilicé en mi habitación, preguntándome donde andarían mis otros cuadernos.


Lo que no pude barajar es el sobrevuelo que mi madre empezó a dar sobre lo anterior a C (o "La Española"), como quien insiste en husmear en el interesante historial de alguien que recién conoce.



3) "Raúl, ¿qué es de la chica, Eliana? En la calle vi a una chica parecida, y la saludé"



Inmediatamente encendí un cigarro cuando mencionó a Eliana, para dejar entender que se trataba de un tabú entre los tabúes. Eliana es esa amiga no sólo calienta-gónadas, sino también calienta-cabezas y anticuchera (cocina-corazones) que uno, por alguna extraña y cojuda razón, mantiene en su vida años de años, como latas de conservas para consumir en un posible desastre y que, al suceder, resultan haber expirado meses atrás. Al tiempo, yo fui convirtiéndome en algo similar, luego en su más admirado, inteligente y estrambótico amigo (algo que suena a 1'000,000 de Intis) y más tarde, cuando encontró lo que nunca quiso buscar en un joven clasemediero de Jesús María, en "PATA" (algo que suena a 1'000,000 de SOLES ORO).


Lo peor vino cuando regresé del norte, con la mente fresca:



"Raulito, ¿saludaste a... a...? ¿Cómo se llama tu amiguita (sic) española?"

"Ya se fue a Sevilla, mamá" dije, para contener el dique, al tiempo de encender un cigarro y ganarme un regaño de mi viejo (era mucho mejor que soportar ciertas preguntas).


Mi madre me miró con cierta resignación, como si hubiese estado más interesada que yo en el tema, interesada no sé en qué, y eso me molestó un poco. "¿Interesada en que su hijo se empató bien con una europea?", pensé por un momento, deseando que deje esa resignación ajena y tratando de armar ciertas explicaciones que no podría entender.


El problema es que mi señora madre ya estaba preparando otras medidas cautelares antes del Informe Oral que debía hacer. Materia de otro post en fojas posteriores.


Lo dejo con un clásico con un célebre cabeza de pinga y un cover de Diana Ross: Phil Collins y "You can't hurry love".



martes, 10 de febrero de 2009

Chapas (Vol. 3)

A: A la buena M le dicen "Calamina".



B: ¿Por qué? ¿Por que siempre para en jato de pobre?



A: Puede ser, pero no necesariamente...



B: ¿Por qué, entonces?



A: Porque si no la clavas bien, se va volando.



B: Eso nadie lo duda.

viernes, 6 de febrero de 2009

Reflexiones sobre Keiko Sofia

"Desde que, en la más se­creta decisión de su vida –tanto que pro­bablemente ni Lucrecia llegaría a conocerla a cabalidad– decidió, por un breve frag­mento de cada jornada, ser perfecto, y ela­boró esta ceremonia, no había vuelto a experimentar los asfixiantes estreñimientos ni las desmoralizadoras diarreas.


Don Rigoberto entrecerró los ojos y pujó, débilmente. No hacía falta más: sintió al instante el cosquilleo bienhechor en el recto y la sensación de que, allí adentro, en las oquedades del bajo vientre, algo sumiso se disponía a partir y enrumbaba ya por aque­lla puerta de salida que, para facilitarle el paso, se ensanchaba. "

Mario Vargas Llosa, "Elogio de la Madrastra", 1988. Si no has leído este, te has perdido al mejor Vargas Llosa desde Conversación en la Catedral.




Advertencia: Este post puede parecer una copia triste de un post del buen Cisneros, pero no lo es; máximo, una inspiración muy tangencial. Si es sensible con esta noble función fisiológica humana, deje de leer.



UNO de dos

No podía evitar recordar a mi pata Micky en el viaje de promoción, lamentando haberme burlado tanto de él aquel mes de Noviembre de hace muchos años, cuando se retorcía de dolor y de impotencia al no poder destilar los restos mortales del pollo a la brasa y la pizza que se había empujado antes de las ocho horas de bus que nos separaban de Huaraz. Rumbo a la Cruz del Cóndor, iba aprendiendo a sentir la compasión hacia quienes se alejan del camino de la corrección gastronómica en el momento en el que más la necesitan.

El bus salió del hotel poco después de las 5:00 am, y la excursión de ese día sólo duraría hasta la 1:00 pm. Desperté un poco antes, lo suficiente para hacer abdominales y sentir un pequeño dolor que atribuí a las flexiones y no a la revolución que, como aristócrata, intuí pero decidí arrinconar en el silencio de los secretos inaceptables. Eran las 7:00 am cuando los sans culottes tomaron la armería parisina, para seguir modificando el universo en un solo día de verano.

A pesar de mi legendaria resistencia en otras ocasiones, mi estómago estaba sitiado, caído en la frívolidad de la bebida y, principalmente, la comida. Era como una patada en las gónadas, un dolor en la zona central del cuerpo que lo obligaba a cerrarse como una flor defensiva, impidiendo no sólo cualquier movimiento brusco, sino incluso algunos arrebatos de genialidad mental, sólo para concentrarse en evitar un big bang en ciernes.




Una de las cosas más importantes que aprendí en la vida laboral se resumía en una frase: "Pélate algo que te servirá mucho de un lugar al que nunca volverás", y eso había hecho con el rollo de papel higiénico del hotel donde dormí en Chivay. Un rollo entero, y la verdad, las sepulturas colgantes de los Collaguas me importaban un comino, literalmente podría disfrutar cagándome en ellas, así que mejor mantenerme parado e hidalgo en mi templanza, a la espera de un segundo milagro: Un lugar lo suficientemente limpio y seguro para explayarme, o plenamente impresentable y chocante, capaz de inhibirme totalmente por unas seis horas más.


7:15 am, parada en un control donde vendían choclo con queso, caldo de cabeza, huatias y sancallo, y los dioses aparentemente estaban perdonando mis arrebatos. Salí lo suficientemente raudo como para que nadie me detecte, como para que nadie me gane el water, como para que nadie sepa que esa reproducción multisensorial y a escala de la Coupe de la Bastille provenía de mi genio creador.

Aunque la primera conmoción corporal se debió a la rápida sumisión de mi piel ante la algidez altoandina extrema del material blanco del water sin cobertura de taza (limpio, felizmente, pero fríííííooooo), no tuve ningún complejo en evitar ruidos, ningún miedo de que ese escape jale mis tejidos interiores, hasta terminar consumiéndome y obligando a dejar hasta mi alma en ese inodoro, alcanzando el séptimo sentido, si es que en ese combate por la libertad y la defensa de otros ideales no estaba dejando ya unos cuantos kilos de lo que fui durante unas horas. El ruido de toda una ciudad entregada a la sublevación se había encerrado en ese cubículo ideal para turistas pulcros, con un rollo entero, hasta que al ir cesando, detectaba que el ruido de afuera también estaba cesando, como vencido por el otro del cual ya tomó conocimiento y esperaba su cántico de victoria.

- Hubo como pequeño temblorcito hace un rato - me comentó una compañera de viaje, ya en el bus, en el que guardaba el silencio ideal para convertir un secreto evidente en materia olvidada.

- ¿No serán las chelas de ayer?

Ya había pasado el temblor, por lo que recompensé a mi cuerpo con el más ácido y delicios sancallo que había probado en años.



DOS de dos


Lima, 18 de Diciembre del 2008, 8:55 am.

Después de mi salida del estudio, sólo llegué a casa a dormir, a recuperar el sueño que alguien me había quitado no sólo la noche de la masacre de la fiesta de graduación, sino de las noches de sueño tranquilo y seguro que había perdido gracias a la oficina de mierda. Eso no era lo único que había sacrificado.

Así como procuramos el cierre de calles desde las 5:00 pm del martes 16, también había previsto lo suficiente para reprimir mi estómago desde la hora en que debí dejar mi casa para pasar por C, por razones más que obvias, hasta... hoy. ¿Y el 17? Bueno, era el día del fin de mi periplo por el estudio (el cual, en mucho, tiene grado de responsabilidad por lo sucedido en esos días de mitad de Diciembre), después del final de la noche infausta y mi paseo reflexivo por el Campo de Marte disfrazado del-loco-muñeco-de-torta-al-que-le-malograron-la-boda-o-le-mataron-a-la-novia-en-el-altar-y-busca-venganza; eso no sólo implicaba un día entero de chamba...

Como dije, sin tener tiempo ni oxígeno para postearlo, ya de por sí es tremendamente difícil trabajar sólo con mujeres, y parte importante de esoson ciertas represiones. En la matriarcal oficina existe un baño, no lo suficientemente alejado como para que el tiempo y la distancia hagan olvidar mi ausencia entre esos escritorios, ni para que se desvanezca cualquier posibilidad de que alguien esté pendiente de mi regreso. Como asistente varón, único soporte emocional y principal encargado del trabajo sucio (Segunda Ley de Vásquez sobre Abogados: "A las hembritas no les gusta ir a la Av. Abancay, por eso siempre hay hombres en los estudios"), dicha posibilidad crecía, al ser mis movimientos los de la especie extraña, monitoreados, con el aliciente de que para ciertas cosas, los hombres somos más, bastante más, aparatosos y evidentes que las mujeres, aparte de que no tendríamos como encaletar la demora.

Después de encender la computadora, encendí un cigarro, aquel elemento que había alejado de mí desde el viernes que había pasado (día de la graduación), y que había suplantado por una Coca-Cola en la primera mitad del martes, no sólo para cerrar el estuario, sino para secar el río. Soy uno de esos partidarios del cigarrillo en momentos en que hay que agilizar el tránsito, más todavía en los que, a pesar de haber tomado la decisión, tenía que expulsar muchos malos elementos de mi interior. Active el Winamp, y puse por última vez, una de las canciones principales de la banda sonora de C y de lo que se suponía sería una noche de triunfo y gloria, como las de antes: La de Pointer Sisters (1982).


Ni siquiera cerré la puerta, seguro de que no había nadie más en la casa, por si acaso, puse la reja interior de la puerta, para que nadie me sorprendiese con su inusitado retorno a casa. Sentía una especie de fervor de un gentío dispuesta a celebrar su libertad, o un título que todavía estaba al alcance, pero poco a poco, me iba pareciendo que se acercaba a la trágica salida del Estadio Nacional en Mayo de 1964.

La salida algo problemática, fuera de forzarme a pujar, a soplar, a practicar respiraciones especiales de parturienta o incluso a arriesgarme a un estirón muscular en el hombro (cosa que le pasó a un compañero de universidad) me dio tiempo para intentar hacer la prueba de Bryce: Imagínatela cagando, viejo truco popular que no dio resultado, porque para imaginármela así, primero tenía que imaginármela bajándose los pantalones, teniendo problemas con los rollos de la cadera y sus muslos, luego haciendo lo propio con las bragas y... funciones incompatibles. De todos modos, no quería aplicar esa técnica para olvidar, a una semana de la navidad, con dos fechas más por jugarse y con la posibilidad matemática de ser campeón (para Baldor, todo es posible). Esa no era la libertad que yo deseaba ni por la que quería luchar, al menos eso pensaba.


Al terminar la precipitación, la gloriosa precipitación popular, el paso del Corso de E. Wong, la salida del equipo con sus bombardas y su pica-pica desde la popular, y sentir que mi cuerpo podía oxigenar al mismo ritmo, no pude evitar pensar en ella con la ternura falsa con la que se piensa en un compañero de naufragio, como a la resaca de todo lo perdido empozándose como un mojón de culpa en la mirada. Pensaba que debía tener una finalidad útil, y recordé una razón que precipitó mi renuncia: El mojón de perro que encontramos en la recepción, cortesía del can que metió el gamonal del estudio, a las oficinas, a modo de regalo de graduación para el único miembro masculino de la operativa del estudio. Eso está como para alimentarlos, al dueño y al perro...

Sin juicios concretos o presuntos de por medio, acerca de la demora, de los ruidos, de las dedicatorias de cada óbolo, me sentí lo suficientemente relajado para quedarme en esa cómoda posición, haciendo honor a ese precepto que antes mencioné: "Pélate algo que te servirá mucho de un lugar al que nunca volverás", con un almanaque de la Ley de Murphy del año 2007, que una antigua abogada había dejado ahí como recuerdo, a cambio de algo que, supongo, también se habría pelado.





Revisé el papelito de la fecha, 16-Dic, pero del 2007, que en esa versión era domingo, el domingo inmediatamente posterior a la última fecha con J. "No crea en los milagros: Cuente con ellos", decía, y definitivamente, me di cuenta de que ese almanaque era lo que más me hubiera servido entre las cosas que me llevaba del estudio.


Después de la obligatoria limpieza corporal, jalé la cadena. Para muchos elementos corporeos, es mejor no volver, no sabía si lo era para mí, al menos sí estaba seguro de volver a alguno de los lugares en los que estuve.

No pude evitar mirar con ternura aquel water, después de tanto tiempo de trato tan impersonal que tuvimos por culpa del maldito trabajo y del tiempo. Yo no podía ser tan frío con una entidad que conocía lo más íntimo de mi ser, mis devaneos respectivos, que medía mis estados emocionales de acuerdo al grado de visitas y que se acoplaba tan bien a cualesquiera de mis contexturas a lo largo de casi veinte años en los que vivimos juntos.

Update: Definitivamente, ese almanaque era del 2007. Respecto al milagro, de J no lo esperé tanto, pero lo forcé varias semanas después con resultados liberadores, tal vez debí continuar el mismo 16. En fin, a lo del final del 2008 también le jalé la cadena.



La película es una obra maestra: Le Fantôme de la Liberté (El fantasma de la Libertad) de Luis Buñuel.

martes, 3 de febrero de 2009

Cuestión de edad




RR: Tengo veintitantos años. Ni más, ni menos.


Esa es la respuesta que siempre doy cada vez que esa inoportunísima pregunta aparece al alcanzar el momento decisivo en la conversa. Es uno de esos momentos en que una verdad no muy cómoda puede abortar una hermosa verdad naciente, ¿pero eso es normal? ¿Qué tan decisiva es la cuestión años de menos, años de más? ¿Qué tan inmaduro o juicio puedo parecer de acuerdo al calendario solar? ¿Es mejor dar con ese silencio, la apariencia de un silente aparentemente necio que la certeza de un tonto declarante?



Generalmente, las parejas están formadas por integrantes (casi) de la misma edad o por un hombre algo mayor que ella, o bastante mayor, al menos las que parecen de buena marcha, de las que se espera que todo debería ir bien. Lastimosamente, de los más jóvenes no se cree ni se espera lo mismo en general, como sí de las jóvenes, al menos para cosas firmes. Otro punto en contra: Las mujeres, en edades que acaban en 7, están en el cénit de sus etapas, suelen ser los mejores brotes de flor, al menos eso creo yo respecto a los 37 años.


Ya no se trata del hecho preadolescente de querer parecer mayor, de dejar crecer la pelusa en la cara para que a fuerza colectiva llegue a parecer barba, o de impostar un poco la voz. Ahora la barba y la voz son reales, los problemas y la experiencia también (parte del juego más excitante del universo: La vida real), hay administración de dinero, problemas laborales, administración de sentimientos, vida sexual, vida amical de por medio, profesión, aspiraciones personales, independencia, lo suficiente como para llenar un Currículum Vitae y sin embargo...


Es cierto, generalmente los hombres maduramos más lentamente que las mujeres, al menos eso dicen. Es verdad que los hombres tenemos mucha menos predisposición al cambio y a la rectificación que las mujeres, ya que ciertos hábitos y taras de niñez y adolescencia las mantenemos toda la vida.



Lo que es claro es que muchas veces una chica de 25, por ejemplo, difícilmente encuentra el mismo ritmo de su vida en un pata de 25, que en la mayor parte de veces tiene la mente en algo un poco más "estudiantil", como andar en plan pirata con los amigos, poca tendencia al compromiso, que a veces le queda grande la camiseta para ciertas cosas y termina escondiéndose en "su espacio". Es la mayoría, una gran mayoría, que lamentablemente nos afecta a todos y determina la identidad de todo el grupo, produciendo pérdidas cuantiosas en agentes muy competitivos, opacados por su supuesta inexperiencia.


¿Cuándo tome dicha información? Desde chico, me di cuenta que las chicas necesitaban un proveedor más capaz, más experimentado y que, a la vez, las haga ver más chéveres en su grupo de amigas, las necesidades de ellas, las chicas del lonsa, estaban un par de años fuera de nuestro alcance (y en mi caso, un par de años y como 15 kilos). Lo peor era otra cosa: Que la mitad de las chicas que me gustaban siempre estaban en esa onda, y la otra mitad... no cuenta para efectos de este post.



Y así, luego de más de diez años en el circuito este, fui descubriendo que ese prejuicio, entre todos los que existen sobre los hombres, es el más difícil de destruir. Revelarse como menor de la mujer a la que afanas, o con la que estás avanzando bien es un balazo en la sien. Lo peor del asunto es que en ciertas personalidades, eso termina revelándose solo, transpirando el impermeable de porción de "verdad cuidadosa".


¿Alguna vez confirmé ese prejuicio, y terminé sacando partido? Sí, aunque no lo crean, de lo cual aprendí bastante con el correr del tiempo. Sabía de esa indestructibilidad, así que me quedó sólo alinearme: Mentir, o mejor dicho, no mentir, sino mantener en la mente de ella una idea erronea acerca de un elemento que, a la postre, no sería determinante si se mostraban cualidades que cualquier pata mayor que yo podía tener en determinadas cantidades. Confieso que así fue como campeoné por primera vez en mi vida, cuando ya otros habían hecho hartos goles y hasta ganado la Libertadores, yo me hice de la triquiñuela para establecer mi primera relación seria y significativa. Es una historia antigua, milenaria (de verdad, porque fue en el anterior milenio) y, como casi todas mis historias, de final abierto, polémico y hasta con bronca.



De acuerdo a lo acordado en la Reestructuración, yo también debo someterme también a mis propias interpelaciones, con lo cual sólo adelantaré algo: Mi intento por parecer mayor me hizo forzar ciertas actitudes de lo más inmaduras, incluso para mi edad en aquella época, cosa que contaré en post prometido acerca del tema, necesario para establecer ciertas deudas. Felizmente, no soy el mismo que en milenio que nos antecedió.



Por mi parte cierro, y sólo digo eso, la cifra exacta, hoy por hoy, secreto de estado, de esas cosas que es mejor no saber si quieres que nos vayamos por una pizaa y una chela después de la oficina. Actualmente, decidí no ser exacto en lo que no se me pida serlo.


I: ¿25? Te echo 25.


RR: ¿Por qué quieres saber tanto, mujer?


I: Curiosidad, no sé que tan importante pueda ser...


RR: Lo suficiente como para que tu iqnorancia no te dañe, pero tu dominio pueda dañarme a mí.


I: Está bien, jajajaja.


RR: Quédate con una cifra en la mente, la idea no será mala.


Felizmente, no tengo la sensación de dirigirme a la guillotina, así que normal.



Y ahora pregunto, público culto y sensible, ¿cómo manejan el tema? ¿Son de cerrarle mercado a la juventud, o cero barreras burocráticas al mercado? ¿Por qué tales restricciones? ¿Sueles salir perdiendo con esto, o reviertes el tema?


(La promoción del post anterior sigue vigente)

domingo, 1 de febrero de 2009

20000




Algunos arman blogs para expresarse, unos, ante el fracaso y/o obsolencia de medios como el chat o el jai faif, los utilizan para socializar, otros tantos para registrar hasta el número de pedos de su gato por día, unos cuantos simplemente para ver cuantos nalgamóviles entran en su sitio. Mi especie es mestiza de todas estas, sin que signifique que sea chusco.


Eso sí, como a cualquier humano castizo, me encantan los número con hartos ceros. Y me alegraría en cierta forma ver mi visitómetro en 20000 visitas en un año y diez días (cuídate Cisneros, esta economía emergente te pisa los talones), si no fuera por las 156 que yo mismo hice a mi propia página. Vale decir, que haciendo un nuevo cálculo y aplicando tasas de deflación, el índice del Dawn Jones (un pobre y triste huevón compañero de cole), y el alza por la reincorporación de Carranza al MEF, el 20156 vendría a ser igual a 20000, como que triquié Mate 1 en Letras.


Gente, el o la que tenga el número 20156, me pasa un mail y ya vemos, mientras tanto, yo estaré repartiendo premios por lo de la canción, ya se enterarán. Eso sí, sería piola que manden una imagen del blog (aprietan ImpraPetSis en la zona derecha del teclado, y luego copian en el Paint o Photoshop, y zas!) con el numerito. Se supone que es el visitante Nº 20000 de este blog. Sólo avíseme y ya veremos como proceder.


Ahora, sigan leyendo.

PD: No sentí el temblor, estaba entrenando.