jueves, 3 de julio de 2008

Las testigos, Wayne Arnold, Oswaldo, mi padre y yo

Tocaron la puerta unos evangelions, o unos testigos de Jehová, no sé. Respeto sus costumbres, más no sus creencias (soy de aquellos que creen que cualquier creencia religiosa está jugando hace rato sus descuentos en la humanidad), tampoco su costumbre de tocar siempre en horas inoportunas, como las 6:55 am de los domingos (anticipándose a la primera misa de su principal competidor) o a las 11:26 am, apuntando a su segmento objetivo de manera casi infalible: Las trabajadoras del hogar, muchas ellas insatisfachas socialmente con su antiguo (o aún vigente) credo (¿Por qué nunca escucharé a un chofer, un jardinero, un obrero o una empleada del hogar decir "Soy ateo(a)", o su versión tibia "Soy agnóstico(a)?), el que legitima su enojosa posición en el mundo, pese a la fe que alguna vez prodigaron.



Una presencia oportuna en esta casa es la de mi amigos Oswaldo, otro fiel seguidor de Los Años Maravillosos, de la iglesia de Wayne Arnold (un reflejo de la adolescencia de Homer Simpson) con su simple oración: "Could I take his fries?" ("¿Me puedo comer sus papas?").



- Son los evangelions - me dijo Oswaldo -, en realidad, hablo de una sola persona...



- ¿Ah, sí? Aguanta, eh, las evangelions son federicas, en cambio las testículos son preciosas y esas faldas le quedan de rechupete...



- De hecho, es un pata, pero fácil es vendedor.



- Despáchalo al toque, dile que somos una pareja de cabros o huevadas por el estilo, para que se largue rapidito.



Oswaldo tenía todas las ganas del mundo en largar a ese predicador, "¿Y tus amigas, tus compañeritas?", le preguntó al pobre chico, "Ah, no vieneron, mira que aburrido; hace unos días vinieron unas chicas de tu iglesia y que bien la pasamos con ellas; estamos ocupados, disculpa". Se fue como jugando a buscar audiencia en otros departamentos, y nosotros pegados a Kevin Arnold.



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Como quien ve la llegada de un producto largamente esperado, así vi a ese grupo de chicas de faldas largas, expresiones calmas y sonrisas de capullo de pasiones. Como siempre, no me conformé con solo verlas: Las deseaba, como desea un niño desgarrar el papel de empaque de su regalo navideño. Posiblemente no me esperaría lo mismo de una mujer católica , al menos, no tan practicante como una de ellas, sino que me excitaba más su condición de sexualmente inalcanzable, o su condición de ser modelos para amar y desafiar mi continencia.



Miraba sus sonrisas, sus ojos, negros los de una y ligeramente avellanados los de su compañera, ¿no les habían prohibido colores como el mostaza o el beige? Demonios, no. Y también como prohibirle a la naturaleza aflorar, si la voluptuosidad no tiene ley humana que pueda contradecirla o desacatarla. Mujeres, simplemente, fuera de sus votos de castidad pre matrimonial, que no podían dejar de ser amadas.



Entré a mi casa rápidamente, pensando que entre sus visitas a los departamentos del primer piso y los anteriores al mío en el segundo, me daría tiempo para ponerme un poco más presentable, de mejor humor, e incluso para que mi señor padre se largara a leer su periódico a su habitación.



¿Por qué tan importante, en este caso, era que mi padre se escondiera? A diferencia de otras ocasiones en las que mi progenitor debe ausentarse, esta se debía a su supuesto dialecto-materialismo. Como todo buen burgués, mi viejo tuvo algún tiempo de posero (unos dos meses, más o menos, en los primeros años de universidad) izquierdista-anticlerical, cosa creíble por la cantidad de frases primitivamente armadas que utiliza para contradecir la existencia de algun dios y despreciar la inteligencia de los creyentes. Le creería y hasta respetaría sus tácticas, si no tuviese los mismos complejos y trabas corregibles de un burgués cualquiera...



Mientras tanto, lo mío era cambiarme de medias y recoger el sencillo que se me cayó. Un timbrazo demoró en llamar mi atención, cosa que si sucedió con unos conocidos pasos que se dirigían inevitablemente a abrir la puerta. Dejé el sencillo, no me amarré los zapatos y calí con lo que pude para evitar la catástrofe que ya había comenzado.



- Dios, ¿ah, sí? ¿Dónde está? ¿Ustedes lo pueden ver?



Las respuestas de las chicas eran imperceptibles por culpa de las irrazonables interrupciones de mi viejo, sus voces sosegadas no podían con la voz impostada y disfrazada de autoridad de ciencia de mi señor padre, que fungía de una especie de maestro de funamiento de carrete***.



- Entonces, señoritas, les pediré por favor que se retiren. Muchas gracias.



Mi padre cerró la puerta sonriendo, como si hubiera contado un buen chiste. Yo me quedé agazapado en la entrada de mi cuarto buen rato, lo suficiente como para asegurarme que no levantaría la voz (como bien podía hacer), al menos no lo suficiente como para que esas dos víctimas inocentes me escucharan. Ya estaba cambiado y todo, y preferí salir antes que meterle un grito por las molestias causadas.



- Hijo, ¿a dónde vas?



- Voy a la farmacia, padre - dije balbuceando, apretando los dientes para no decir "Voy a que se me desonroje la cara, cacaseno; un poco de aire callejero me hará bien" -. Ya regreso.



"Ah, viejo huevón, nuevamente cagándome" Dije en mis adentros, agradeciendo que en 10 años de profesionalismo nunca le haya hablado de ninguna mujer que me haya gustado o nunca le haya presentado a ninguna enamorada para que no malogre la velada. Necesitaba un cigarro y a ello fui, cuando...



- Disculpa, ¿tienes un momento?



"Toda mi vida desde el día de hoy es para ustedes dos, 24/7, hasta el final de los tiempos, y por su amor me hago santo, porque con ese gran milagro olvido todos mis pecados" en un aglutinante "Sí, claro" que me obligó a congestionar el tránsito peatonal en la puerta del edificio, para departir con esas mujeres que intentaban afiliarme a su equipo, mientras que con otros argumentos, yo intentaba afiliarlas al mío. Lenguaje impecable, ni un "carajo"; no voz levantada, que para eso están los patriarcas de la comunidad.



MMMMMMMMMMMMMMMMM (Suspiro varonil, con el mismo sonido del rezongo de molestia de Jack Arnold).



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INXS con Mystify (El disco se llama Kick, de 1987, y llegó a nuestras tierras junto con Guns y George Michael, en ese candente verano de 1988).





No me atrae sólo el hecho sexual de la transgresión contra un sistema de creencias. Ahora que pienso en G, la versión católica huancaina, pienso en algo que es común y que en su tiempo me arrojó a los brazos de M-1 o a la compañía de J: La convicción en sus cosas.



Tal vez por el hecho de ser yo un nómade recalcitrante en muchos sentidos, una de las cosas que busco es la estabilidad de una idea o personalidad consecuente, estable (valga la redundancia) en sus valores y creencias, choquen o no con los míos, o con los mayoritarios. Dicen que quien tiene fuertes convicciones, tiene también fuertes pasiones, y no existen en esa persona zonas tibias...



Por mientras, me deshago de ganas de que vuelvan a cualquier hora en la que esté por aquí. Teniendo limonada y algo de comer bajo de azúcar (o mejor galletas con chocolate, como Picaras o Choko Soda), para mis invitadas por si tenemos más tiempo y claro, podamos prolongar la charla, mirarnos a los ojos e ir de frente hacia las almas.







Sublime canción de Ricardo Montaner, "Es así" (1997)




Arrivederci, seguimos en carrera!

10 comentarios:

Octavio M dijo...

'- Disculpa, ¿tienes un momento?



"Toda mi vida desde el día de hoy es para ustedes dos, 24/7, hasta el final de los tiempos, y por su amor me hago santo, porque con ese gran milagro olvido todos mis pecados" en un aglutinante "Sí, claro"'.

Genial.

Chio dijo...

Esta cuestion de alcanzar lo inalcanzable es bastante comun entre los humanos hombres.

He escuchado fantasias de hacerlo con monjas q usan mini habitos y demás. Que imaginación la de ustedes :D Cheers!

Yo tb soy fan de los años maravillosos!

Anónimo dijo...

Octavio: Muchas gracias, sobrino. Mas, tienes que reconocer que el pase gol me lo puso el siempre bienintencionado Ricardo Montaner.

Chio: ¿Sabes? Me recuerdas a la profe de Literatura, Miss Shaw.

Aparte de lo inalcanzable, los hombres siempre tendemos a alguna transgresión social, moral o, en este caso, de credo.

Yo descartaría, al menos en mi caso, lo de las monjitas en prendas cortas. Otro puntal de este deseo es justamente la vestimenta que deja tanto a la imaginación y a la intuición, aparte del hecho mismo de apartarlas, romperlas si es necesario...

lovely__lonely dijo...

Almenos tu papá no arruino del todo la oportunidad que hablaras con ellas, de haberlas recibido en tu casa quizas hubiera interrumpido no? =) .. los chicos que vienen por aca tambien son lindos, tipo ninio bueno todo educadito, bien peinado y bien portado jejeje pero ya demasiado como que un toque desesperante bueno y..suerte pues! =)

Eriana dijo...

Vaya por lo visto mis amigos no son los unicos que tienen ese tipo de "fantasias", por cierto cada vez que vienen los testigos de jehova a mi casa (mayormente ellos son los que me levantan los domingos), lo unico que hago es escucharlos porque mientras ellos hablan yo duermo despierta xD

Frankie dijo...

Despáchalo al toque, dile que somos una pareja de cabros o huevadas por el estilo, para que se largue rapidito

jajaja qué buena!! xD

Nunca me he topado con unas TdJ así. Sólo veo a un gringo con un cholito siempre juntos :s

Unknown dijo...

Si los he visto, pero solo eso..

bso!

Anónimo dijo...

limonada, comuida, bien que las quieres pepear y te las quieres empotrar a los dos gordo pervertido

y ni con una sola puedes, jjaaaa

Anónimo dijo...

Lovely: Aaaaaayy, si yo te contara otro tipo de cagazos de mi señor padre. Tuve suerte, pero sólo por ese momento, creo.

Merlina: Es que, en verdad, ellas se visten muy bien, y eso las hace atractivas.

Frankie: Eso es porque eres salado, y creo que yo también. Bueno, mañana es sábado, ojalá el destino me devuelva la oportunidad.

Fiore: Sí, nunca falta un TdJ en cualquier distrito.

Fru-Frú: Fíjate que no es mala tu sugerencia.

¿No puedo? Ay, carajo, como se nota que sólo tienes una hermana...

Elmo Nofeo dijo...

La abstinencia te esta pasando la factura, no te vendría mal unas vacaciones por el Gran Pajaten.

Saludos.