viernes, 25 de julio de 2008

X-tra: D.B. Cooper





24 de Noviembre de 1971, acción de gracias para Estados Unidos. Un hombrecillo a bordo del vuelo Portland-Seattle (de un poquito más de media hora), decidió hacerla. Obligó a una aeromoza a que leyera la nota que le había dejado: Haría estallar la supuesta bomba que traía consigo si es que no le daban $ 200 000 en billetes de 20 y cuatro paracaídas, en el aeropuerto de Seattle.


Ya con la pasta bajo el brazo, los paracaídas a la espalda y la tripulación a su merced, ordenó a esta a volar hasta Tijuana, prometiéndoles unos cuantos días de placeres exóticos (en especial a la aeromoza de la nota, que de todas maneras iba a perder). A los 20 minutos de haber vuelto al aire, ordena abrir la compuerta posterior del avión y salta hacia el bosque de Merwin, en el estado de Oregon, sin que lo detecten. Se le perdió totalmente el rastro desde entonces, se perdió la plata y la aeromoza, bueno pues, fue despedida (les dije que iba a perder).


Ese hombre se hizo llamar Dan Cooper, mal renombrado por la prensa como "D.B. Cooper". Sólo eso se quedó.


¿Fui un hito de tu vida? Alguna vez hablaste tanto de mí y yo de tí, que no concibo que tus palabras nunca más me invoquen, sobretodo porque a veces yo...


Interrogante de mero ego, pero ineludible.




Desde el 2004 he perdido toda esperanza de que me suceda algo como lo que a Miguelón pasó cuando la terminábamos en el cumple de Chano: Una vieja conocida, su ex, lo llamaba a las 4:00 am. La pregunta sobre el motivo me parece ociosa, inútil, más cuando soy yo el que se pregunta como es que mágicamente esa parte importante de mi pasado se disolvió, y si eso es bueno o malo. Y una segunda interrogante: ¿Cuánto de mí queda en el historial de alguien?





Como todas las cuestiones egocéntricas, me mantuvo pensándolo un buen rato. Sobre lo probable que podría ser que uno (o una) llamado a ser protagonista, termine siendo un EX-tra o X-tra de una historia que pudo ser maravillosa y que, alguna vez (también pasa), no pasó de ser un bosquejo de fatalidad.


Hay dos tipos de "ecces" (sic): El ex y el X. El primero puede irse contento, o cómodo mejor, tuvo su tiempo, salió en ciertos términos rescatables y no hay porque negar un cómodo retorno al panorama de ella, pues no hay nada pendiente. Digamos que se va con una buena porción de estima de ella, se conforma con el empate


El X, está en una posición más enojosa, bien porque es una herida de difícil cicatriz o, peor aún, sólo fue un peldaño demasiado básico, incomparable con los pilares sobre los que la vida de ella se sostuvo o, MUCHO PEOR AÚN, el pobre huevón que alguna vez se le pegó, la agarró de la mano, la tocó a su gusto y capacidad (porque hay gente sin gol que cree en lo de las bases) pero es eso: Un pobre huevón que la veneró, la idolatró y sobre el cual ahora ella cuenta chistes, e incluso llega a decir que fue sólo un agarre de borrachera, o su mejor amigo, y en algunos casos, odia a morir. Mejor no tenerlo ni en el jai faif.


Puede que tenga un pesado doctorado en esto, lo que me hace pensar en que mis pasos en las playas del amor fueron pisadas difusas, de formas misteriosas e inexplicables, fácilmente ocultables pero no borrables, pisadas de algún animal desconocido o prehistórico; o, PEOR AÚN (en este tema, me es menester ahondar en lo más trágico posible), haber sido una mancha vergonzante, con la que la lejía es mejor.


Como atenuante, sólo puedo sostener que soy el pasado, que como parte de tal, debo dar espacio al presente, al que existe ahora y/o al que vendrá, y caballero, así pasa el tiempo, mi espacio se verá cada vez más reducido, y es lo justo: Así como yo quiero avanzar dejando violentamente mi pasado atrás, ella debe hacerlo, por mera supervivencia.


El otro problema, como siempre, es el del desequilibrio. Te he tenido tanto y en tal forma dentro de mí que aún te tengo presente, y tanto, que no puedo concebir que mi lugar en tu vida sea tan insignificante, o que tu poder de curación te haya hecho inmune a mí tan fácilmente. ¿Por qué me olvidaste en un mes, si a mí me costó más de dos años?


Cosa de ego, desde el principio. Yo no sé como te sientas si te digo que te he olvidado exitosamente; no creo que tengas problema, no creo que te hayas puesto alguna vez como meta puntal olvidarme.


Puede ser verdad que me tienes como un Dan Cooper en tu vida. Tantísimo tiempo después, puede que no tengas ni rastro de mí, ni siquiera la necesidad de conocer las verdades de ciertos hechos. Tal vez porque inconscientemente me esforcé en pasar piola después del impacto principal, o puede que después de ese fenómeno confuso llamado amor, cada quien haya escrito una leyenda del otro que resuelva el crimen.


Y ahora que lo pienso, puede que sí, hice lo mío, me llevé tanto y por eso, necesariamente tendrás unos minutos cada seis meses de volver a revisar mi expediente y pensar si hiciste bien o mal en dejarme saltar, hasta perder de vista mi paracaídas.


A diferencia de Dan, yo no podría sentirme tranquilo sólo con los dolarillos de lo vivido contigo (aunque nadie me quite lo bailado). Sólo me sentiría alivianado si, al menos, no me cambiaste de nombre como "D.B.": A él le convenía pasar por muerto, mientras que a mí inevitablemente me dolería que declarases mi muerte, aún cuando yo mismo te haya guillotinado.


¿Hice algo como para merecerme un guadañazo violento y un entierro rápido? Eso me hace volver a chequear que delitos cometí yo o, mejor dicho, revisar y tratar de resarcir a un corazón roto.



Muchas gracias, Dan Cooper, por tratar de enseñarme a ser feliz con lo que me llevé. Lástima que hayas sido un delincuente, aunque gran maestro ineficaz. Este post está enteramente dedicado a su memoria (fácil murió, o se hizo pasar por uno de los red-necks de Deliverance)

Ego de mierda que no me(nos) deja vivir tranquilo(s).





Arrivederci, ¡seguimos en carrera!

7 comentarios:

Octavio M dijo...

A veces, de hecho, me pregunto cosas similares a las que te preguntas en este post. Pero no por una cuestión de ego, si no por ahondar en esas pequeñas complejidades de la vida. De todas formas, no le doy mucha cabida. Pasado es pasado.

Anónimo dijo...

Hace poco creo haberle roto el corazón a alguien. Estoy casi seguro de que la que venga -o tal vez ya llegó- me lo va a romper. Estando así, no creo que deba hacer el mínimo esfuerzo por pensar en si he significado algo en la vida de alguien. Culpabilidad le dicen. En fin...

Elmo Nofeo dijo...

Interesante la historia de ese Dan Cooper.

Anónimo dijo...

Octaqvio: Es bueno no darle mucha cabida, aunque esa pequñeces no dejan de ser complejas para mí.

Alexis: Sí, puede que no sea el mejor momento, menos si tu mismo tienes que aclarar lo que hiciste o dejaste de hacer.

Unknown dijo...

interesante muy interesante

bso

Anónimo dijo...

Al final importa muy poco, basta con que tú seas feliz para que te vayas de una relación con una sonrisa en la cara, de ahí a que la otra persona esté igual de satisfecha es irrelevante, si hiciste todo lo mejor que pudiste entonces no tienes por qué preocuparte.

Marilia Navegando dijo...

Caray justo he escrito algo relacionado a lo que has puesto en la entrada ¿que quedo de mi en esa persona? mucho, poco o nada??? Creo que nada :(((