jueves, 2 de abril de 2009

Gimnastic: Run to the hills, run for your life

23 de Diciembre del 2007



Aparecía lo que podría ser una primera piedra en mi camino: No era una muy buena combinación esto de haber recuperado un nivel normal de apetito, y la proximidad de la navidad del 2007. Ciertamente, era consciente de la amenaza que se cernía sobre mi cambiante cuerpo, un posible desbande cerca, si es que mi madre no preparaba puré de manzana.



En los primeros seis días de gimnasio, no tuve el atrevimiento suficiente como para subir la velocidad, la exigencia y, en hechos, ponerme a trotar y luego a correr. No me veía tan gordo como el pata que estaba a mi costado, pero sentía que debía guardar un ritmo proporcional a "nuestra" masa: Unos 6.8 no sé qué, escritos en las lucesitas rojas de la máquina, ideales para caminar, como yendo a comprar pan. Por supuesto, ese pata no era el único del equipo: Estaba también una señora, al otro extremo de la fila de fajas caminadoras, aún más lenteja que nosotros, que caminaba mirando cada ciertos segundos abajo, como imaginando que la máquina suya tenía también acondicionadas trampas, huecos o pocitas con pirañas o flores lipidívoras tipo Super Mario Bros.



Por ahora, ese era mi staff, en el cual yo caía por ser principiante, sin sentir mucho esfuerzo en mis piernas o cualquier otro músculo. Esfuerzo, esa era la sensación clave, ir más allá del ritmo acostumbrado para lograr algo y convertirlo en satisfactorio, la gran diferencia con el dolor, ¿por qué no aumentar la velocidad? No tenía 40 como la tía antes mencionada, ni como el tío cincuenton me-importa-un-comino-mi-aspecto-personal (algo impresentable el tío, fácil estaba en la middle-age crisis), tal vez como el gordito (recontra gordote, en verdad) del costado. Había que marcar la diferencia y el camino a los resultados.



Lo admito, apreté el botón con miedo a la posible reacción de mi cuerpo. Me imaginaba ser presa de una de mis clásicas agitaciones que aparecían siempre a la altura del monumento del Campo de Marte, como fantasmas que por ahí pululaban, ir quebrando mi cuerpo, perdiendo el ritmo y finalmente atascarme, someterme a la faja y ser arrojado por ella, humillantemente, a vista y mofa de la gente regia, de la clase media y de la body-working class, además de la bienvenida compasiva de los antes mencionados.


De otro lado, ¿y qué si eso pasaba? ¿Ya no tenía suficiente apariencia de nerd, o los recursos suficientes como para revertir esa vergonzante situación en un momento jocoso? Por último, no estábamos en el ambiente casi boscoso del Campo de Marte, sino en lo alto del gimnasio, en un lugar donde podía ver absolutamente todo y evitar cualquier ataque fantasmal. De otro lado, hay que ser macho como para no perder tanta plata ya invertida, 7.1, 7.5, 8... trota...



12 de Enero del 2008



"El trote es de maricuecas", pienso, y vuelvo a apretar insistentemente el botón. Han pasado más de 8 minutos y no siento molestia alguna. Ocho minutos en los que se consume un cigarro, 11.8 señalan las lucesitas, en efecto, los fantasmas sólo existen en las zonas boscosas o en las zonas grasosas de la fisonomía humana.



Extrañamente, no he comenzado a correr para escapar de ellos, sino para ir a su encuentro, pero igual, este ritmo sirve muchas veces para salvar inteligentemente la vida, para evadir cuando es justo y cuando es necesario, para escapar de la desdicha o para llegar mucho más rápido a mucho más que lugares. Por ahora, iba al encuentro de esos cucos, pero también optaba por escapar de la desdicha, al menos en el circuito imaginario de la faja ya corredora, que no tiene trampas ni flores carnívoras.



La faja representa algo así como el estado llano entre las máquinas de cardio: Humildes artificios a los que acuden mayormente los principiantes, los más sudorosos, el estado llano, la gente dispuesta a hacer un esfuerzo extra, como mi caso. No consta de dispositivos complejos como las otras (que son minoría, y generalmente son ocupadas por chicas regias, y chicos que quieren ligar con ellas), ni es extremadamente simple como las bicicletas estacionarias electrónicas.


La vida a veces se parece a esta máquina: Se ve simple, en realidad puede ser simple, y simplonamente te puedes ir contento con tu reintegro, con lo pegadito a la cascara; pero si quieres más, pícala, tira para arriba, haz cardio, y llegarás a chupar lo más profundo de la pulpa. Y si no quieres chupar la pulpa, al menos súdala, no des por derrochada tu plata, y corre por tu vida...



Entonces, las opciones fueron tres, respecto a los fantasmas. Sin embargo, de todas maneras habría una confrontación.



Por supuesto, grande Maiden, y que mejor que Run to the hills en el mp3 en pleno uso de la faja.













Y este comercial lo escogí porque me parece de lo mejor de publicidad peruana reciente, y como corolario de post dedicado a Lu, la asistente del estudio, que hace poco se enteró de que estudiaba en la PUCP y no en la de Lima (ya estando fuera del estudio, y de la universidad, bastaaaaaaaaante fuera, "no mandes los contratos a la de Lima!!!!!"). Por supuesto, señores, a todos nos ha pasado algo similar alguna vez, y sabemos de la importancia de correr.



9 comentarios:

Yvonne dijo...

Sigues en el mundo de los ejercicios? hoy un tío llamado Raúl casi se nos va a la otra en pleno trote mañanero xd

Omar dijo...

Caramba Raulon.. estas todo fitness, yo tambien estube yendo al gimnasio, pero si me ponia a correr, corria el riesgo de desaparecer, esq soy demasiado delgado. Ojala que logres el resultado que buscas no..?
Pero te digo nomas.. que flojeraaaaa.. !

Jimmy dijo...

En mi barrio había un gimnasio donde por cincuenta solcitos podías usar a tu libre albedrío y por un mes cualquier máquina, también había otra oferta para los faltos de rigor gimnástico: por dos soles al día podías ir cuando te dé la gana. En cualquiera de los dos casos lo único seguro no era que bajaras de peso si no que cojas un tétano implacable proveniente de sus oxidados equipos. El real problema no era ése (el tétano) si no las bacanales que se armaban al caer la madrugada, unas reales orgías entre "trainers" y aficionados. Huelga decir que lo poco de grasa que le lograba eliminar durante el día, era doblada durante la madrugada debido a los excesos de la misma. Con el tiempo los dueños liaron bártulos, levantaron la carpa y se fueron en busca de nuevos horizontes (o sea nuevas orgías)

Unknown dijo...

Bravo!
animo
olas!


el deporte hace bien, hasta que te aburres de él -a mi me pasó- pero si pienso regresar

si lo haaaaaaaago (como diría el chavo)

bsos de esposa primeriza y Recién casada

Anónimo dijo...

Yvonne: Sí, leí sobre él, me parece que hasta en su lecho mortal será el hombre de las risas.

Suena sádico, pero...

Omar: Felizmente, estoy logrando el objetivo, así como otros tras los que hay que correr.

Fiore: Creeme que me está pasando casi lo mismo, aparte del problema de deshidratación de los últimos días.

En verdad, creo que es cosa de cambiar las canciones del MP3.

Jimmy: JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!!

¿Sabes? Sin querer, y por los dos años de existencia de este blog, has escrito un comentario de antología, de lo mejor de estos 730 días.

Y sí pues, muchos gimnasios consistían en eso: Una reunión bacanal, una rueda de pruebas de efectividad de los cuerpos macizos.

BocaDelcielo dijo...

Lo malo de las fajas... son las caídas que tontamente te puedas, lo peligroso del golpe y del roche!

Anónimo dijo...

vale recordar que el tío del alcalde de miraflores, manuel masías, murió en los servicios higiénicos de vivanda después de una rutina de ejercicios

sin nada más que decir, sigue corriendo por tu vida

Jimmy dijo...

Jimmy: JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!!

¿Sabes? Sin querer, y por los dos años de existencia de este blog, has escrito un comentario de antología, de lo mejor de estos 730 días.

Y sí pues, muchos gimnasios consistían en eso: Una reunión bacanal, una rueda de pruebas de efectividad de los cuerpos macizos.


En serio ¿eso hice? y mira que fue sin querer queriendo (H) jajajaja.

Yared Medina dijo...

Yo nunca pasé del insufrible sauna. y las pesas caseras, =)