jueves, 6 de marzo de 2008

Como a muchos, a veces ni me queda claro el origen del día de la mujer, ni su sentido en nuestro país y si es una verdadera iniciativa útil y encaminada a revalorizarla o es sólo una forma de limpiar las conciencias sociales. Es un misterio sin resolver, hasta el momento.







En fin, ese no es el punto. El día sábado 8, o viernes 7 en Miraflores, se supone que se celebra el día de la mujer. Y no sé de que mujer hablan...








No sé si se trata de la mujer realizada, profesional, racional; de la mujer abnegada, preocupada por quienes la rodean aunque ellos no de ni una uña por ella; de la mujer capitalina, practicamente con derecho a todo y con todas las posibildades; de la mujer provinciana, más entrada en conservadurismo, más propensa a soportar, aguantar y a esperar que a buscar su propio camino, a ser "de" alguien. No sé si de la madre o de la soltera, no sé si de la pobre o de la rica, hay tantas mujeres para quienes en realidad este día no es más que una mascarada en homenaje a mujeres que están más cerca de parecer hombres que cualquiera, o de mujeres que pueden vanagloriarse de ser, en la práctica, ciudadanas, y de que el Perú es suyo.








Para no parcializarme por ningún grupo y así evitar que me tilden de "forajido comunista" (sic), no me referiré más a ellas. Sólo escribiré sobre alguien muy especial para todos los peruanos, en un día de la mujer que coincide con su aniversario luctuoso número 25. María Isabel Granda Larco, Chabuca Granda.













Pensar en esta mujer es pensar en un eslabón perdido de la mujer peruana. Una mujer que no responde a ningún molde de peruanidad ya conocida, ni a uno de esos estereotipos hechos comicidad. Nacida en las alturas auríferas del departamento de Apurímac, de cuna criolla acomodada como sus apellidos, de intentos profesionales en mi universidad antes de ese maravilloso traspaso al mundo de nuestra música, ácida defensora y promotora del artista nacional, ella, sin canciones y sin instrumentos, es difícil de explicar y de volver a encontrar. Tal vez porque, a diferencia de muchos, nunca fue una apátrida, o una persona de naturaleza errante entre diversos círculos, sino que ella perteneció a todo el mundo, y todo el mundo - todo el Perú-, le perteneció y correspondió siempre.







¿Cómo negarlo? Imposible, si en todo testimonio que tenemos de ella hay una parte de él, de ella, de nosotros, de ellos, en cada canción, en cada palabra y saludo a la teleaudiencia a comienzos de los ochenta, en cada acorde de su guitarra. Antes de que cualquiera lo demande, a través de su cajones y voces, Chabuca había reconocido a una chola hermosa llamada María Sueños recorriendo las quebradas, había pedido palmas y vitores por la causa de Javier Heraud y había seguido con la mirada el ir y venir de José Antonio desde el Barranco hasta Amancaes. Y sin que se lo pidan, compartía su mesa desclasada (sin clase social alguna) con todos aquellos no criollos que hacían culto no a una región, no a un tipode música, sino al Perú; como un sueño imposible y siempre vigente para el país: Todos en torno de la mesa de Isabel.





Yo creo que la crónica de otro finado, Arturo Pomar, la podría describir mejor:













Hay quien dice que la voz nacional no existe en la música. Mentira, existe, existirá, siempre en esa voz, en esas canciones, demostrando la natural tendencia nuestra a enfrentar y superar nuestros propios males (Chabuca había mantenido un cáncer a la tiroides desde 1958 y las afecciones cardíacas que finalmente provocaron su deceso en Fort Lauderdale), así como sus personajes, seres humanos, existen y son sublimes. Todos nosotros somos Josés Antonios, como dice Pomar.






Gracias por todo, te decimos tus personajes de cuerdas y cajón; por ser peruana de todo el Perú, por atreverte a todo sin ponerte careta alguna de progresista o liberal, que sin serlo hiciste de la música peruana un universo, que sin necesidad de votar tenías la voz líder y la decisión de separarte, así tus amigos dijeran algo; y por haber adelantado tantos años, cuando otros se escandalizaban cuando tú, tus músicos, tus cocineras y el resto del país compartía tu mesa, una y otra vez, repitiéndolo, sin que pierda sentido, sin disfraces de jerga o medias verdades.






Yo creo que nunca está demás recordar su voz y lo que ella nos decía. Por eso, María Sueños allá arriba.









Es así que homenajeo a la mujer más emblemática del Perú, a los 25 años de su partida. Dicen que un cuarto de siglo pasa volando, parece que hubiera sido ayer y es verdad, para un país y un universo, 25 años no son nada, menos para la peruana más universal que conocemos hasta ahora.








Fuentes:







Música y cultura afroperuana



Peruvision

3 comentarios:

Anónimo dijo...

usualmente no le doy importancia a celebraciones q yo mismo no haya adoptado o creado..

si he creado una celebracion n.n q se celebra en cada estacion es la Semana de la Heterodoxia q se festeja en 6 paises n.n

pero bueno..


No se... creo q creare el dia del Hombre...


SIIII ese HOMBRE Q LAS SOPORTA...

ESE HOMBRE Q SE RAJA EN DARLES LO Q ELLAS QUIEREN..

ESE HOMBRE Q SE RAJA POR SOLVENTAR EL HOGAR Y LA ECONOMIA INDIVIDUAL Y ESTATAL...

ESE HOMBRE Q HACE GRANDES OBRAS Y PLANTEA LAS MEJORES FILOSOFIAS Y HAN EXISTIDO EN TODOS LOS MILENIOS


en fin... sera el dia del Hombre.. pero como el Hombre no necesita un dia.. creo q lo propondre para q sea el 29 de feb n.n siiii.. cada 4 años sera la super juerga de puro Macho q se Respete.. libando como Vikingo n.n

Oh si .. eso es genial


Saludos y gracias por pasar

Anónimo dijo...

Yo también te apoyo, habemos hombres que soportamos demasiado, y a veces incluso los errores de otros hombres.

Creo que es una buena idea eso del 29-Feb, ah...

. dijo...

Chabuca Granda es mi compositora favorita, qué mujer tan genial! diste en el clavo mi querido Raulín.