miércoles, 8 de agosto de 2007

El dichoso afiche

Nunca lo dije, pero la última vez que asistí a ver películas al Festival de Cine de la PUCP fue en el 2003. La última película fue, como solía ser entre las imprescindibles, Los lunes al sol, en un fin de semana revelador.







La intención de cambiarle el nombre y tomar, no sé con que intención, el nombre casi monopólico de Festival de Lima (como único y exclusivo a realizarse en nuestra ciudad) como que da la impresión de algo casi fastuoso, inolvidable, imperdible por la calidad de contenidos; particularmente, a mí me hizo suponer una renovación de presentaciones, al menos del Perú hacia el resto de países asistentes y bueno, lastimosamente eso no pasó: Se exhiben películas casi del mismo calibre, protagonizadas por ese aparente sindicato único de actores peruanos que tratan sobre los mismos temas: En cuestiones artísticas, lo único permanente en ese grupete dominante del arte peruano es el refrito. Igual me quedaban las imprescindibles, las películas alemanas o coreanas, hasta que...







Sólo me había ganado con el comercial de Gastón Acurio, Vanessa Saba (para variar) y Francisco Lombardi, lo que me habñia hecho pensar "El Perú siempre con los mismos, con la tibieza de sus manifestaciones y los círculos, sólo faltó Pedro Suárez Vertiz". Pero cuando descubrí el verdadero afiche, di por cumplida parte de mi hipótesis. Antes, sólo había visto afiches con Gastón o Vane o Pancho, y me pareció la invitación a una fiesta infantil de El Rancho, pero con esto había mucho más.







Las opiniones vertidas en este post están muy, muy influenciadas y vinculadas con el encargado de la sala de la Biblioteca Nacional, Alfredo Vanini, cuya opinión adjunto en el siguiente video.











(Fuente: La habitación de Henry Spencer - http://lahabitaciondehenryspencer.com)

Seré directo con mi primera sentencia: ME LLEGA AL PINCHO EL DISFRAZ DEL CORRECTISMO. Sí, ese antifaz que a muchos reune alrededor de mesas de cafetería, en programas poseros de conversación, alrededor de la casa de cierto congresista de poderosa congragación religiosa, esa máscara en forma de lentes, cabello largo bien peinado, saquito, cigarro con su café. Tanta gente asombrada, convencida de la calidad de la que supuestamente disfrutarán y orgullosa de que Lima sea "el cine" del barrio que puede ser Latinoamérica según Gastón Acurio; tanta pompa que no se dan cuenta de cosas tan obvias.







¿Por qué tanta intención de llevar al centro de Lima el festival si en el fondo les apesta tanto, si piensan que les hurtan sus billeteras con la mirada o que aquellos lustrabotas pueden fetichizar sus pies (algunos de estos, no conocen otro tipo de feteiche)? ¿Para qué, si ni siquiera conocen o aprecian ni esa minúscula particula de América? Vemos una fila, Federico Luppi, Cecilia Roth, como menciona Vanini, más atrás otra actriz, argentinos, como los representantes de lo culto, los de afuera. Vamos más atrás, una mujer a la que veo ya hasta en la sopa (me gustaría tomar una muy caliente con ella, por cierto, a quien no nombraré para no hastiarme), entre otras caras occidentales, europeizadas, Norma Aleandro me parece que figura por ahí, delante de... ¡CHRISTIAN MEIER! Por Diógenes, ¿se están dando cuenta de a quien ponen como un hombre culto?






¿O es que, muy en el fondo, aún siguen pensando que la cultura es sólo occidental y que, a la inversa, la occidentalización (hispanización, argenitnización) es la base de la cultura? Por cierto, no sé como será en otros países, pero el hastío por ciertos personajes ya se hizo palabra, al menos de parte de Pietro Sibille. El cine es para el más cosmopolita, y maldito el que le de la espalda o no muestre su rostro, que no es parte por ignorante o nunca será bien recibido.







Como veo, no podía faltar un micro y un tico para identificar a Lima, con cierto orgullo, con esa comodidad con la que ciertos intelectuales evocan risueñamente una Lima presente, es a la que llaman cariñosamente "Lima chicha". Nunca me quedó claro en que consistía esa repentina afición hacia la iconografía combi, si a una verdadera aceptación o si, mas bien, a un intento de burla hacia aquel diferente que aún se resisten a ver en sí mismos. Elementos incluídos también como comparsa, el tico y el micro aquel más perdido que la mamá de Marco, linea que jamás en la historia pasó por la Av. La Colmena, para resaltar el naufragio de informalidad de entre el cual aparece la cola de ilustres espectadores.






Y bueno, ¡cuánta Lima falta en ciertos cerebros! ¡Venturo, por favor, usted dicta Sociología en Generales Letras! Ampay Perú es un libro plagado de inexactitudes y, me da harta pena por Gustavo Rodríguez, lamentablemente parece un articulado de datos a cargo de un palomilla de ventana (Ni "chévere" ni "bacán" son peruanismos, por ejemplo). Este afiche demuestra lo mucho que cierta gente denosta desde su ignorancia que ya parece contumaz, desde esa intentona de "occidentalización por medio cultural" (otro-por-favor pido, la cultura y el arte son siempre fines, nunca medios) hasta el olvido total del Perú fuera de Meier o ella (ya, ya, Vanessa Saba, sopa). Algún día me encantaría ver Mónica, más allá de la muerte en un festival o El Huerfanito, o cualquier otra cosa 100% peruana que no quieran mostrar o de la que quieran burlarse.








Mi copia de La vida de los otros será pirata. Chaparé mi combi por china hasta el Estadio Nacional y la buscaré entre los pabellones 16 y 18 de Polvos Azules, a cuatro luquitas nomás, se lo compraré a una chola que de seguro se ha visto toda las películas de Antoine a cargo de Truffaut y me quedaré hablando con ella acerca de lo condenadamente estupenda canción de Ottawan que cierra Le Bal, porque de hecho, ha visto mucho más que lo de cartelera. Y lo veré en mi casita, en mi DVD que lee de todo. Así lo haré porque todo lo anterior es parte de mí, sin roche alguno, y sin tener que gastar demasiado; si no soy invitado, al igual que el 90% de peruanos, no me importa.

3 comentarios:

Unknown dijo...

En fin.. que se puede esperar en el peru hay de todo y como para escoger...

SomeDevil dijo...

Te prometo que voy a leer tus post, estoy recontra desactualizada.
Gracias por el comentario!!!
besote!!

. dijo...

1)"La intención de cambiarle el nombre y tomar, no sé con que intención, el nombre casi monopólico de Festival de Lima (como único y exclusivo a realizarse en nuestra ciudad) como que da la impresión de algo casi fastuoso, inolvidable, imperdible por la calidad de contenidos"
RESPUESTA:
Respecto a eso, creo que la intención no es 'excluir' al resto de departamentos sino la de resaltar uno de ellos porque es ahí donde se realiza el festival, el festival de Berlin no se llama festival de Alemania, el de Cannes no se llama el de Francia, el de Londres, el de Ibiza, el de Nueva York, el de Oslo, el de Torino, etc etc etc no se llaman como sus respectivos países y sin embargo son motivos de orgullo a nivel nacional. Creo que esa es la intención, hacer que el festival aumente su calidad y que llegue a ser más conocido de lo que es ahora a nivel internacional. Definitivamente no creo que sea una forma más de excluir al resto de departamentos.
2)"Se exhiben películas casi del mismo calibre, protagonizadas por ese aparente sindicato único de actores peruanos que tratan sobre los mismos temas"
RESPUESTA
Sobre las películas en general que se proyectaron en el festival... NO ENTIENDO por qué dices que fueron del mismo calibre, vi una que fue violenta y rápida, vi otra romántica y cómica al mismo tiempo que me gustó un montón, cosa rara para mí, vi otra que me pareció extrañísima (ni siquiera la puedo describir), otra que me dejó pensando, otra que no me gustó, lo que quiero decir es que como que hay para 'distintos calibres'. Sobre el sindicato único de actores...bueno, no puedo opinar porque lamentablemente no llegué a ver ninguna película peruana.
Bueno, nada más, sobre el afiche y el racismo supongo que lo es pero ni cuenta me había dado hasta que lo leí en los blogs y qué bueno que hayan sacado ese punto a la luz, como para que nos demos cuenta todo de lo metido hasta el tuétano que puede estar el racismo en cada uno de nosotros pero en verdad ya me cansé de escuchar/leer como critican a la gente racista, discrimadora o lo que fuere. En el fondo, todos tenemos una cuota de lo mismo en nuestras mentes o corazones, algunos tienen la cuota esa bien grande, otros más chiquita, otros no se molestan por reducirla (les da igual), otros la reconocen en sí mismos e intentan eliminarla (otros solo la esconden), en fin... como siempre me fui por las ramas y ya me cansé de escribir. Tal vz más tarde termine la idea, sino, ojalá se haya entendido algo.