sábado, 18 de agosto de 2007

Contigo nunca más (Parte II)

En realidad, mi presente ya había sido detectado. Estaba acompañada de una chica vestida de beige más baja, con una botella en la mano compartiéndola con aquella mujer de sacón azul, cabello negro y ojos de los cuales no noté color, sólo su dirección hacia mi cuadrante. Definitivamente ese sacón azul cubría cierta adiposidad que a mí, en cualquier estado de conciencia, se me hace más que un plus. Igual, faro y dar vueltas con los ojos.


- Oe, antagonista, Aldo, ¿y Lalo, Daniel, Lucho, dónde están?

- No sé, se han ido por allá, creo que Lucho le está presentando a alguien.


En toda la noche, ninguno de nosotros se había separado del grupo, como solía pasar en otros lugares para luego volver a nuestra posición original. Esa noche, nos movimos compactos de la barra hacia nuestro rincón y así, esta separación premeditada autorizaba al resto a violar ese código de no competencia entre hombres que muchas ganas o mucha capacidad no tienen o no querían sacar a relucir. Lucho siempre conocía a alguien de ahí y, conociéndolo, yo sería el último de sus camaradas a quien presentaría, por lo que decidí mandar al diablo nuestro pacto callado y sentar nuevo precedente; de todas maneras, y salvo por el antagonista que estaba con enamorada, teníamos derecho a hacer lo que quisiéramos.


- Creo que se fue a comprar pavas - dijo Aldo -, por ahí conoce a alguien. Fácil fue a buscar a la huevona que dijo que me iba a presentar.


Al demonio. Mi faro había encontrado una embarcación que miraba constantemente hacia esta darsena: Era una mujer un poco mayor y posiblemente estaba tanteando lo que pasaba; por mi lado, la etapa de revisión del terreno había acabado y sólo esperaba una señal de estribor para que Mahoma vaya hacia esa voluptuosa montaña. Persiana Americana, Soda Stereo y la venia para acercarme, haciendo sonar mis pasos con la voz fluida, sin sonrisas que demuestren cualquier destello de inseguridad, con la mirada y las cejas firmes, sin dejar pasar más tiempo.


Nadie como las mujeres de treinta y pocos para moverse tan candentemente a ritmo de canciones de los ochenta. Mi veintivarios creo que le respondió todas las preguntas posibles, cada quien con su vaso y compartiendo roces, voces al oído, alientos y el paseo furtivo de narices sobre la piel del otro. La noche se tenía que incendiar, ya no con Soda, ni con EMF, ni Rata Blanca o Fito, sino Depeche, muy buen avance para esos momentos yo nunca supe para cuantas canciones. No era necesario que ninguno de los dos arrinconara, el gentío ayudaba de maravilla, incluyendo a su amiga, la cual estaba muy entretenida con otro pata, oportuno como ninguno, nunca jamás. T no tenía ningun reparo en que la fricción se prolongara a todo el cuerpo y al parecer, no pensaba excusarla con lo lleno que podía estar el local un día de semana.


- ¿Y no nos presentas a tu amigo?


¿Qué miércoles...? Resulta que Aldo estaba detrás mío, tocándome el hombre constántemente, "Gordo, gordo, gordo, tu chela..." decía, babeando, mientras yo estaba tratando de juntar veinte roces faciales para canjear un beso. No moví ningún músculo mientras veía como se saludaba y Aldo le servía de MI trago a T, simultáneamente a que la amiga de T se reincorporaba a esta cuadrícula que originalmente era sólo de dos pero que se estaba congestionando y, por elementales leyes artiméticas y sobretodo físicas, tenía a más de una persona sobrando.


No rechacé tomar con la otra chica mientras intentaba escucharla a lo lejos que tenía su voz de mi oído. Aldo comenzó a bailar con T, a su manera y trataba de tranquilizar mi sed (de venganza) diciéndome: "Oe, allá Yuri (el antagonista) tiene más chela". No sabía cuanta dignidad podía quedarme si me iba o si, al contrario, me quedaba protestando o tratando de estorbar a mi amigo; decidí largarme sin evidenciar interés alguno, pues un cagazo con cerveza de veraz menos pesa.


- Puta madre, me llega al pincho, siempre que la estoy haciendo bien, algo tiene que cagarme - Le dije a Yuri (¿ya para qué decirle "antagonista"?), entrecortado, tomándome la frente y con un cigarro de eso que vienen con mal humor -. Carajo, si hubiera comprado un par de botellas más y Aldo se hubiera quedado en su sitio sin joder, si no hubiera venido, si hubiésemos chupado al toque, esto no habría pasado.

- ¿Quééééééé? Gordo, no te escuchooooo...

- ¡Carajo! ¡Que si no hubiera venido Aldo todo estaría saliendo de puta madre conmigo! Encima que tenemos que esperar al huevón hasta que el antro se llene para que luego venga a robarme el show...

- ¿Aldo qué?

- Siempre me caga, tío, siempre. Me llega al pincho que siempre llame la atención más que yo, que siempre me pregunten por él, y no faltaba más, hoy día también. Eso me pasa por cojudo, chupa, chupa cuñao...

- Gracias gordo, pero puta - ya había comenzado a renguearle la dicción -, somos patas...

- Yo sé, pero me llega al huevo, ¡mira lo que hace! Siempre le van a prestar más atención que a mí, puta madre... nunca más deberíamos salir con él...

- Tampoco es su culpa...

- No, no es pues, carajo, maldita sea su presencia en cualquier lugar.


Una de ellas me jaló al ruedo de vuelta que formaron con Aldo, al cual me incluí con cierto desgano. De todos modos, no había nada que salvar en su situación pues aparentemente Aldo se había quedado muy corto. Seguía hablando con ambas, mientras bailábamos y tomábamos las nuestras últimas cervezas, pues ya Lucho y Daniel estaban algo chaqueteados, cada quien por su lado. Yo realmente estaba muy parado, pese a que haya sido alrededor de las 5:00 (considerando además lo tarde que habíamos llegado y lo poco que consumimos), pero igual tenía muchas ganas de irme así nomás, sin ver el amanecer en la Av. La Colmena, con el ánimo suficiente sólo para putear cuanto pudiese a Aldo en el camino de regreso y chupar algo que pueda comprar en el camino.


Con el paso de los minutos y el fin de la cerveza, la gente que nos rodeaba comenzó a pensar igual que nosotros. Decidimos dar todo por perdido y bajar esa escalera tan característica de los solares del centro mientras las dos chicas se iban al baño, con cola y todo; no quise mirar atrás, pero inevitablemente tenía que hacerlo para ver si estaban todos, algunos de nosotros ya sentían ciertos estragos de la mala noche de día de semana y otros disfrutaban de su bohemia vagancia. Me perturbó no ver a Aldo.


- Oe, Daniel ¿y Aldo?

- No sé, ¿no lo viste salir? Creo que ya salió, fácil está adentro, hay que sacarlo.

- No, sabe lo que hace, fácil ni se va con nosotros - dije, sin voltear, pensando realmente que Aldo podía cuidarse sólo y estaba bastante sobrio -.

- Tío, tío, checa afuera, yo lo busco por acá.


Me detuve un rato en la escalera, con cierta inquietud, dejando pasar al resto de asistentes. Bajé despacio mientras buscaba con la mirada a Aldo, quien era fácil de ubicar por su cabello crespo un poco más elevado que el mío. Nada, posiblemente en alguno de los lados del Jr. Belén, alejado de la puerta. Daniel salía y poco después de él, T y su amiga juntas, entre las últimas. En ese momento encontramos a Aldo en la acera del frente, cogiendo con los dedos unas tiritas de hierba y un papelito en el que intentaba envolverlo que estaba comprando de un dealer especializado en turistas, cruzamos a su encuentro, mientras T y su amiga atravesaban la puerta. Lo que sucedió después es que la sincronía de las cosas puede ser tan impecable como insufrible y desfavorable.


- Oe, Yuri - decía Aldo, babeando, mientras sus vendedores se iban a la carrera rumbo al Centro Cívico -, creo que no me alcanza para el taxi, ¿puedo dormir en tu casa?

- Mira, mira, mira... jajajajaja, chaaaaaaaaauuuuuu - de la forma más patéticamente pendeja que puediese percibir el sonido de cualquiera, señalando y moviendo las manos -, jajajajajajaja.

- Puta madre - dijo Yuri, a quien le molestaba que Aldo se quedase en su casa-atelier porque una vez arruinó un cuadro de su mamá y porque supuestamente ahí se practica buen fútbol -, ¿en qué has gastado tus diez lucas?

- Puta madre - dije yo también, a modo de exhalación final -. Ya vámonos, mejor, al toque.

- Nosotros vamos a la jato de Daniel - dijo Lucho, despidiéndose -.

- A las discotecas de cabros, jajajajajaja - dijo Yuri, mientras yo tomaba el taxi -. Chau, chau... duerman separados...


No tenía ánimo para seguir la broma, sólo para regatear el precio y dejar entrar a mis amigos al asiento trasero.


- Puta madre, se me cayó la pava - dijo Aldo -.

- Ahí se te fueron tus diez soles, imbécil...

- Oe, gordo, no te molestes, ni que fuera tu ganja. Raúl, ¿no querías quedarte a ver el amanecer en...?

- Tú no eres mi mujer, carajo, no me exijas eso.

- Ya, no te sulfures, brother. ¿Se te cagó el plan, qué fue?


Lo miré por el retrovisor, no quise decir nada más, no quise ser obvio. Yuri prefirió el papel de árbitro al de conciliador.


- Sí, gordo, tranquilo, ya pasó. Y tú eres un imbécil, Aldo, ¿cómo gastas tu plata así? ¿Y si tenía que irme a la jato de mi enamorada o a recogerla?

- Me quedaba en la jato del gordo.

- Vete a la mierda, huevón. Te quedabas en la calle, puta madre, casi nos cagas a todos...

- ¿Qué pasa?

- Encima te quedaste corto con esas dos tías...

- Sí, ah - añadió Yuri -. Hasta las huevas, Aldo, era para hacerla, querían contigo y todo.

- Sí, siempre quieren con este y la termina cagando. Parece que sólo la puede hacer con Lucho al lado y encima creo que le metieron el dedo hasta la campanilla con su condenado wiro.

- Ya, ya, no jodan- replicó Aldo -. Más bien, ayúdame con la pava.

- Ya joven, encuentre rápido su basura - intentó poner orden el taxista - Luego el cagado soy yo.


La búsqueda fue corta, casi llegando a la casa de Yuri, la cual está cerca de la mía, por lo que no me hacía problemas para acompañarlos.


- Entra en silencio y ni se te ocurra fumar adentro - dijo Yuri -. Si enciendes algo, te vas...

- Pero si la hacemos en año nuevo, ¿si o no, causa?

- Contigo nunca más, ni cagando, tío.

- Ya gordo, no te molestes...

- Sí, gordo, no te molestes. Sí quieres entra y te sacó la mierda en un partidito.


No quería quedarme, realmente hay lugares y situaciones donde los que están son demasiados, por lo que prefería sobrar yo. Por entonces, ya casi de amanecida, no quería saber nada, sólo enterrarme en la cama hasta que comience un nuevo año.


- No, estoy realmente cansado de esto.


Caminé despacio, con la esperanza de encontrar la panadería de la ONPE abierta. En verdad, no había forma mejor de acabar el año que con ganas de no tener amigos. Felizmente, la panadería ya estaba abriendo, era cosa de darme tiempo para comprar un pastel y pensar en ir a sacarme el clavo, no con los mismos personajes, claro, sólo yo, para comenzar bien.

6 comentarios:

SomeDevil dijo...

Yo estoy recontra atrasada contigo!!! buuuuuu!!!
pero dame un dia y me leo todas ya?
Besote!!!

Si me habla la sra.............es muy graciosa :D

Katy Cano dijo...

Holas Raulín Raulón, oe gracias por los coments en mi blog y sobre todo por darte un tiempo para leer los post...
Saludos

Katy

la doctora yvonne dijo...

Raulín, te ves muy simpático en la foto. Me ha interesado mucho tu blog, a veces tengo problemas para leer posts muy largos, se me cansa la vista. te sugiero que escribas mucho más breve porque el tiempo de concentración de quien lee internet se vence muy rápido.
saludos!

la doctora yvonne dijo...

"Nadie como las mujeres de treinta y pocos para moverse tan candentemente a ritmo de canciones de los ochenta".

Raulín, cómo das en el clavo con algunas observaciones, esta me impresionó mucho. Yo, que tengo 32, siento que alucino cuando puedo ponerme a bailar alguna canción de Depeche Mode ("Enjoy the silence" me produce orgasmos)

Anónimo dijo...

Doctora: Sugerencia recibida! Y gracias por lo de la foto!

YvO dijo...

puf hace tiempo que no tengo tiempo para leer tu blog como me gusta hacerlo... tengo que ponerme al dia... a partir de la otra semana me preparo mi cafecito y me siento a leerte como dios manda
muchos saludos mamachito un beso!