sábado, 25 de agosto de 2007

7.9: La cifra del escándalo

He visto esta botellita de pisco, la cual es regalada a los colaboradores internacionales en agradecimiento a su acción filántropa (no a todos, sólo a los gobiernos, ni siquiera a bomberos ni a ONG), que si bien es cierto no constituye publicidad masiva, más allá de ser una deferencia, puede considerarse una forma de promoción para algunos. Sin, embargo, ¿hasta dónde se puede llegar en esta intención? ¿Conocen los promotores lo que se promociona? Y creo que también es válida esta pregunta, ¿cuán estúpida e insensible puede ser una o varias personas?





Uno de los personajes más emblemáticos del liberalismo en el país, desde el punto de vista meramente económico e igual de pintoresco que el liberalismo llano que se suele concebir, es Rafael Rey. Su liberalismo no sale de los canones de la necesidad de reducir costos de transacción de Coase, de Bork y si quieren, un poquito de Adam Smith, por lo que a mí no me parece nada anti-liberal su tejido de posturas cimentadas en su fe y su particular forma de práctica y contradicción, siendo miembro del Opus Dei y partidario de las cruzadas en cualquier momento histórico y lugar (salvando las distancias, de las "cruzadas" antiterroristas-comunistas), por ejemplo.





Por otro lado, hay que reconocer, sin mezquindad, que posiblemente es uno de los funcionarios más eficientes que tenemos y que desmuestra en muchas ocasiones no sólo su enorme tendencia laboriosa (que en una generalidad de ministro peruano es realmente poca, y para ese nivel, Rey descolla), sino su capacidad para los temas de la cartera que se le encomendó (extraña también para tratarse de un cargo de confianza). Aún así, eso no le impide mostrar rasgos de su personalidad, generalizada entre la burguesía urbana peruana, y la de sus trabajadores más cercanos, que son inaceptables y que reflejan una triste realidad nacional, que se nos está revelando a cachetadas durante este 2007.





Como se señala de manera estupenda en Gran Combo Club, una manifestación de "peruanidad" de las clases altas peruanas es la adopción y explotación de una manifestación de la cultura nacional costeña-criolla (nunca serrana, nunca selvática, nunca precolombina), hasta casi exclusivizarla en ellos mismos e incluirla en su sello identificante. Hablamos del odio hacia Chile en el pasado (ahora, al popularizarse, prefirieron dejarlo), las corridas de toros (para ellos, aunque no sepan las grandes inversiones de alferados religiosos en la sierras al respecto), los caballos de paso, la cocina novoandina (aunque sea una versión bien CHICHA-GAY de la contundente comida nacional, tal como los peruanos la conocemos y comemos) y ultimamente con el pisco. Es esta una costumbre muy latinoamericana en realidad, que pueden ver en (quienes la recuerden) la película Y tu mamá también, en la escena del matriomonio al comienzo de la trama, una ceremonia de un alto funcionario del estado con marichis y todo.





Hace diez años, en el Perú anunciaba la marca chilena Capel, de piscos, incluso en el Estadio Nacional en un partido de eliminatorias con Chile, no había problema al respecto si era una bebida para huaraperos, callejoneros, delincuentes, de precio huevo y de calidad Pisco Vargas (por entonces, la peruana única masificada) hasta que... a alguien se le ocurrió que, en parte para contrariar a Chile (recuperando costumbres clásicas), el pisco tenía que ser nuestra bebida y el pisco sour nuestro cocktail de bandera. Fue así como desde el 2002, más o menos, se produce el boom del pisco, el día del pisco, del pisco sour, toda la cientificación del consumo para abrazarlo como identificante burgues y no tanto como popular, como entonces.





Y bueno, este pensamiento también es propietario de la mente de nuestro Ministro de Producción. En cuanto a Rafael Rey y esa costumbre burguesa-clase-media ya mencionada en el caso del pisco, al igual que muchos otros que se suman oportunistamente al brindis y a la estupidez de defender una denominación de origen inexistente, como si fueran elementos de una verdadera nacionalidad, cuando en realidad dicha sensación sólo se hace sentir en otros, pero no se tiene en uno mismo.





Esta apariencia o "pose", esconde a la vez mucha ignorancia, pues el que se mueve mucho en la fiesta tal vez no sabe bailar, expuesta con la cuestión del origen, con la necesidad de "aburguesar" el consumo de pisco (cuando en Chile se incentiva el consumo popular, lo que lo hace más identificante) y ahora, con esto del Pisco 7.9. Otro ejemplo es el trilladísimo tema del Festival de Lima, con el que se cree difunde la limeñidad por poner un bus y un tico "característicos", a pesar de que lo central sea la casi argeninofilia que constituyó el plato fuerte del triste espectáculo de variedades de Toronja Publicidad.





A pesar de lo dicho anteriormente, estos factores apoyan la imputación de ignorancia y también de insensibilidad (primas hermanas) contra Rey, de la cual tampoco son libres muchos funcionarios públicos de diverso rango. Demasiadas fueron las muestras de ambos defectos nacionales después del luctuoso 15-Ago, desde las infortunadas declaraciones del presidente, hasta la alaracosas*** muestras de parte de los ministros al ir a llenar espacio a los lugares damnificados y no tomar medidas adecuadas fuera de su acto de presencia, pasando por los actos de peculado de diversos empleados municipales con las donaciones destinadas al apoyo a los damnificados del sur a pesar de mostrar su identificación con el departamento de Ica, estando realmente perdido: El pisco no es iqueño, no es una denominación de origen y ese intento ante la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) simplemente quedará en la historia como un chasco más del cuerpo abogadil peruano y de los empleados público.





El chasco que tendrá que asumir es el que se debe llevarse para con los funcionarios extranjeros (en especial con los colombianos), en su afán de hacer algo gracioso o anecdótico, habrá pasado Rey o cualquier peruano como aquel ignorante que intenta hacer promoción mediamente graciosa en un momento tan desdichado como el que pasamos los peruanos. Y esa a la vez puede ser su defensa contra su insensibilidad es su ignorancia casi candida: Rey no es un mal tipo, no es un hombre que pueda promocionar con malos recuerdos de otros o se zurre en una herida aún fresca y doliente del pueblo, sino que simplemente es torpe, él y sus amigos del ministerio, así de simple.





Lo que yo digo es que ese tipo de gracias e intentos promocionales creativos demuestran los estragos del play satation o bien un sentido creador digno de palomilla de ventana*** o de alumno de la Católica, aquel que no conoce nada de su mundo y cree que lo poco que haga puede ser gracioso o una proeza, así como la pésima comicidad de Cecilia Valenzuela. Sigo pensando que hace falta ser torpe para intentar promocionar de esa manera, para intentar mostrar el orgullo peruano del cual no conoce en absoluto o porque simplemente no siente, lo suyo es pura pose, como las políticas sociales apristas pitu-punk (Omar Apéstegui dixit).





Recomendación: Unos botellazos a la verdadera casa del Ministro, entre las tantas propiedades que tiene desperdigadas en la capital nuestro amigo el Rey de los Bibbos***.











***Alaracosa (Del sust. Alaraca: Escándalo sobre uno mismo, alarde): Lleno de autoproclamación, guarachuda (De guaracha, alarde), sobre algo que se hace o se tiene. Que alaracoso puede ser al tocar ese condenado claxón al entrar al parqueadero.



***Palomilla de ventana (o Bibbo, proveniente de un apellido europeo): Persona cándida o torpe que intenta pasar por audaz realizando trampas intrascendentes o de manera torpe. Ese palomilla de ventana se metió al bolsillo muestras gratis de perfume.







Apdeit: El gobierno decidió dar marcha atrás respecto a esto, como suele pasar...

1 comentario:

Me Myself & I dijo...

Es que lo criollo siempre estará de moda para ellos, no ves sus domingos en Mamacona? Con los caballitos de paso y todos de blanco? Es que son regios. Y hablando de Rafael Rey, ah, mejor no lo hago por que de verdad que me cae mal este pata. Es casi como hablar del Buitre Cipriani.

Hablando del pisco, Chile ya tiene su Suspiro a la limeña, que se vende mismo postre Soprole (creo que esa misma marca lo sacó); o sea, Perú (o sus autoridades) esperan a que Chile haga algo para ellos al toque saltar y decir 'Es mío'. No pues. En fin, gente obsesionada con Chile, luego se quejan de que hay problemas.

¿No era igual con el ceviche? Al inicio comida de pescadores.

Que podemos esperar de un numerario (del Opus Dei). Y creo que con eso lo digo todo.