domingo, 9 de noviembre de 2008

Nowember rain (Un hombre flaco bajo la lluvia)

(Es la primera vez que intento un neologismo en inglés. Puristas, disculparme, significa "Recuerdo de ahora". El título alternativo de este post es idea original de Armando Robles Godoy)





Nunca olvido las lluvias vespertinas limeñas. Recuerdo una en Septiembre de 1995, cerca de las 5:30 pm, un día miércoles; no puedo olvidar como esperé su llegada en la segunda mitad de 1997, apenas vuelto a Lima, sabiendo que no era el único, ante el perceptible entusiasmo de los tubos y canales que habían instalado en todos los edificios de la ciudad por el Fenómeno del Niño. Como olvidar el viernes 26-Ene-2001, en ese parque de malecón miraflorino opacado eternamente por el Parque Salazar y su sucesor, cuando pude firmar mi felicidad y decir, aunque suene huachafo, que tuve al sol, sus colores de atardecer y un extraño chubasco veraniego como testigos del sello de un campeonato magnífico.





Estaba redactando un informe acerca de un registro de patente, algo aturdido por mi previsible falta de energía y ánimo, previsible por la visita que había hecho un par de horas antes (Palacio de Justicia, a hablar con secretarios, ¿qué otra explicación podrían pedir?) y aturdido por haber recorrido una vez más un laberinto que ya conocía. Tic............... tic................ tic...........





De no ser porque el jefe estaba rondando todo el piso, como gamonal en período vacacional de su capataz, y porque trabajo rodeado de mujeres llenas de poder, me hubiera desvestido aún cuando mi piel hubiese tenido que tocar documentos. Tic... tic... tic... tic... tic... tic...





Si algo me gusta de mi oficina es que no había abandonado su estructura original de casa acomodada, con su techo de madera a dos aguas, de casa campestre, con su jardín frondoso, con los vecinos de Aurora con su comportamiento "campechano", con las palomas en mancha, bailoteando sobre las cornisas y tablones. Era un día iluminado, hermoso, cualquier día así es hermoso a los ojos de quien sale de las entrañas del Poder Judicial. Tic, tic, tic, tic, tac, tic, tic, tac, tic, tic, tac, tac, tic, tac, tic, tac, tac.





Mi movimiento fue automático, mi excusa fue buscar una memoria descriptiva en el archivo de la "terraza" (hay veces que tengo que darme excusas a mí mismo, y me preocupa), un azotea acondicionada como fumadero de la gente del estudio. Por un momento pensé que habían regado hasta el segundo y tercer piso, pero las gotas continuas, gruesas, lentas pero seguras, me indicaron otra cosa aún mejor: Una invitación para encender un cigarro.





No sentía frío, sólo una sensación similar a la de volver a ver la luz. Me desaté la corbata, me dejé regar, me dejé iluminar, me sentía una planta tal como un hombre que no come carne durante cinco días y hasta puede alimentarse de monóxido. La lluvia me hizo pensar en lo bien que me siento ahora en comparación a la incertidumbre de hace 365 días, en como parecía una condena al fracaso y la desazón, y como ahora puedo ufanarme, como ahora me siento en lo más gustoso posible.





Luego pensé en como esa noche me liberé, ese día también llovió. Me liberé de un cuento malintencionado, de intentos de protegerme a costa de mi libertad, y decidí dejar mis pulsaciones a su libre albedrío: Te esperé, te busqué, ser tu prisionero era mi libertad. Mientras paseábamos tranquilamente en ese taxi (porque ni a balas te llevaba en combi), estaba lloviendo, como para darle mayor sentido a mi inusitada aparición fantasmal. Fui por tí y pasábamos ese momento a solas, con la lluvia como testigo y firmante.





Abrí los ojos y pensé en las varias ocasiones en las que tuve a la lluvia como agradable visitante de dicho suceso, y no miento si digo que sentí cierto regocijo y agradecimiento por esos gratos momentos, no menos gratos por ser pocos o cada vez más distantes en el tiempo. Era algo que inevitablemente se hacía sentir, y sabía que era así, una frescura, un sabor, un olor a lluvia de verano con tabaco... y es algo que todavía puedo sentir.





La gran diferencia es que al abrir los ojos, y antes de que terminará el chubasco y te mandé un mensaje. Gasté un mensaje como quien dispara al aire sin querer asustar a maleante alguno. Sólo cuatro palabras, y algo más a leer entre líneas de teléfono celular. Cuatro palabras que sabía que eran entendidas, y que no era necesario responder porque con el solo descubrimiento era suficiente.





Hizo falta algo de lluvia para refrescarme la memoria, refrescarme el corazón al menos por un momento, refrecar los sentimientos para que no se enfríen demasiado, aunque suene contradictorio. Los buenos momentos están ahí, no necesitaba estar en el último círculo del infierno para recordarlos, simplemente un buen momento les dio cabida.





Y sí, mandé el mensaje y me quedé mirando el horizonte, cómodo, sin esperar que nada subitamente entorpeciera mi visión del horizonte miraflorino, de un sol que se retiraba derrotado vergonzosamente por el chubasco que comenzaba a cesar. Mire hacia adelante, hacia donde mandé el mensaje de texto, que para Ene-2001 no existía en mi vida, así como esta oficina, y estas sensaciones...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Veo que la lluvia del jueves pasado le cayó muy bien a muchos.

Lástima que el chubasco haya durado apenas un poco más de media hora.

Por mi parte debo decir que valió la pena dejarse mojar por aquellas gotas, en los alrededores de un parque cercano a la universidad. La persona a quien esperaba bajo la lluvia estuvo más radiante que nunca.

Parece que la lluvia le cayó muy bien a muchos, no?

En fin...

Lara Holmes dijo...

Yo me quedé en la oficina....no me vacila la lluvia xq me enfermo (soy enfermiza)...aunq si...de hecho las trades lluviosas siempre traen recuerdos y prefiero esquivarlos...xq?....xq es mejor así...xq el ayer es historia y pues yo solo quiero seguir adelante y no mirar más hacia atrás...

Abraham Flores dijo...

"Novwember rain", como la épica canción de los Guns N' Roses.
saludos

Cristina G. dijo...

"Hizo falta algo de lluvia para refrescarme la memoria, refrescarme el corazón al menos por un momento, refrecar los sentimientos para que no se enfríen demasiado, aunque suene contradictorio".
--> el fragmento que más me gustó del relato :)

Bien dice Alexis que la lluvia, al parecer, le cayó bien a muchos.. Me pareció bien chévere el relato en general.. No había pensado antes que una lluvia es capaz de hacer esas cosas.. bien x la lluvia, entonces!

saludos,
Cris

Juanito el caminante dijo...

A las hormigas no les cae bien la lluvia...

Dicen que la lluvia limpia el ambiente... el aire...

Debería llover sobre mi casa unos 5 años seguidito para que limpie todos mis wagggs, mis oops, mis zock, pocks y auuus...

Sigue Caminando buen RR

Anónimo dijo...

La lluvia tambien me pone sentimental, triste y nostalgico, pero mas recuerdo la noche, alki si campeone.
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