Lardies have more fun (?)
Aclaración:
En vista de la considerable cantidad de dudas al respecto, considero oportuno aclarar un par de puntos:
a) En esa foto aparezco sin lentes SÓLO PARA LA FOTO. El resto de tiempo ando con anteojos, incluso en la ducha cuando me paso de copas.
b) En el Touring ya no permiten el paso de Ticos.
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La sinceridad ha sido el caliz sagrado de esta casa. Posiblemente, el valor más valioso y a la vez, el que trajo más problemas a quien escribe, problemas o simplemente posibilidades perdidas.
Vamos a virar en cuanto a la tratativa inicial con alguien. Mi postura inicial siempre fue "Sí, se te ve un poco gorda, pero eso no tiene porque hacerte ver ni mal ni regular, te ves muy bien así", la cual además me servía como un filtro: Si había una señal de retracción mayor después de, nada tenía que hacer yo con, por, para ella; todo lo contrario si era bien recibido, explotar dicho argumento hasta el tuétano, ella era una mujer que creía y sentía por sí misma. El problema consistía en que este último tipo de mujeres casi ni existe, el resto (en sus diversos grados de gordura) tenía ese fantasma encima, a veces inexistente, a veces fácilmente superable...
Ya para que me creas, tengo que mentirte. Esa es la peor parte de nuestro sarcástico trato, si no lo resume todo. No sé en que grupo estás, sólo puedo consolarme diciendo que eres del grupo que no escucha a Carlos Vives, y eso es suficiente para justificar mi sentimiento, como si cometiera un crimen.
No sé que quisiste de mí. A veces te adoré tanto que no podía mentirte, no podía complacer aquel capricho tuyo con el cual parecías querer complacer a quienes nada querían ni tenían para darte. Esteuve detrás de tí, delante de tí, frente a tí, a tu diestra y a tu siniestra, mirándote a los ojos sin anteojos ni atifaz, hablando directamente a tu oído, certeramente a tu corazón, muy difícil de ubicar en ese supuesto mar de grasa.
Nunca te perdoné ser parte de esa generación Cosmopolitan, tan estúpidas, tan desechables, tan al gusto de cualquiera, pero sobretodo tan desdeñosas (por decirlo menos) para conmigo. Te pensé diferente, por eso te seguí la corriente y cuando no la hubo, yo mismo remé para que nuestra corriente dé la chispa adecuada. No sé que pudo más, pero terminé ahogado, seco de sal, con el remo en la mano.
Como te dije, siempre estuve a tus luces, jamás ensombrecí ni revestí algo de mí. Mas, difícilmente entendiste la línea recta de mis palabras; recién ahora siento que la sinuosidad de tu figura indicava eso: Contigo iba lo curvo, lo sinuoso, los dobleces peligrosos.
No te decía eso que te gustaba tanto porque no quería arriesgarte a un desengaño, no te dediqué ninguna canción de trova cubana porque... porque... porque el género del amor de caribeñas aguas transparentes y lividas no iba conmigo (osea, no me gusta mucho), nunca traté de darle algodón de azucar a tu oído porque nunca quise contaminarlo.
Mi amor fue tangible, lo suficiente para que fuera caricia y no palabra, sonido, aroma, sabor, pasión, temblor y resplandor; algo más que una construcción verbal artificial. Fue mirarte y sonreirte (porque lo lograste, con lo que me cuesta sonreír), mi amor fue hacerte descubrir que en la buena comida no tiene porque haber culpa, escucharte mientras y olvidar que a veces podía conversar contigo y con tu salsa de champiñones, fue tomarte de las manos, tomarte orgulloso, venturoso y feliz de que anduvieras conmigo, sin tratar de ocultar todo lo que llevaba tu historia, ensombreciéndome.
Ahora me voy cansado de muchas cosas, principalmente de tu desdén, sin que sea necesario que me lo aclares. Cansado de diezmar mi autoestima para elevar la tuya y así... poder dejarme; cansado de que creas que yo no puedo corregirme y por eso, tú tampoco te quites ese costal de encima; cansado de tu miedo al futuro, a lo desconocido pese a que ya te lo iba presentando, de tu incredulidad hacia la existencia de un hombre que te mire, te piense, te sienta; cansado de tus complejos sociales, por pensar que sólo nos acercamos a tí por tu plata, cuando en realidad la cosa contigo ni era, sino con aquella amiguita tuya de cuya falta de autonomía me cansó (eso sí, el castigo a la machetera queda pendiente); cansado, de agacharme a recoger tu mirada cada vez que la bajabas, sin haber aprendido la lección reciente.
En fin, me cansé como en mis peores días, de tantas cosas.
Y mira como pude terminar disculpándome por todo lo malo que traté de evitar, y todo lo bueno que intenté lograr, de no ser por el párrafo anterior. Está bien, el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones.
(Este post está dedicado a todas las "gordas", en todos su grados, niveles y certidumbres de gordura, que pisaron fuerte en mi vida y que, en su lamentable y abrumadora mayoría no hicieron más que sufrir más de la cuenta a este escribiente.
Lo pienso bien y concluyo que Alberto tiene toda la razón del mundo: Gordas de mierda)
8 comentarios:
oe k pasa con las gordasssssssssssssssssssssss jajaj
LA cHATA
ala ke amor! realmente ke si te gusta a ti y a alberto su grasita mas.........
jajajaja
:D
Lo peor de salir con una gorda es que cuando te deja, uno no puede disfrutar viéndola engordar.
Por cierto, "Clásicos de la Provincia" de Carlos Vives es un buen disco. Son covers de grandes clásicos del vallenato. Uno aprende a querer el acordeón con ese disco. Aunque es lo único que me ha gustado de él.
Sí, la he adorado, pero el que perdió la mitad de su peso fui yo.
Chico Nube, estás en lo cierto. Ves como ella misma se hace la monópolica, y luego se convierte en una antihombres, para cagarte de risa. Aunque por otro lado, para eso es mejor verla engordando después de olvidar.
¿Carlos Vives? No, gracias. Algo que me hizo huir de la montaña antioqueña fue justamente eso. Prefiero El Santo Cachón, alucina.
Hola! te cuento que Adam leyó mi blog!!!!! (al menos eso sospecho) así que le cambié la dirección para poder seguir escribiendo... nos vemos en http://elblogdelo.blogspot.com
Besos!
Nunca he tenido o la buena o mala suerte de intimar con una gorda, por lo menos de esas a las que los lípidos cual sufflé rebalza lo que por algún tiempo alguien olvidó qué había abajo!!; si me he cruzado y he huído raudo como Michael Phelp ante un maremoto! con miedo a ser cruelmente apachurrado por el peso planetario!; amigas gordas?, sí, pero no imagino a un ser humano debajo de ellas!; lejos de eso, se imaginan tú con una gordaza como pareja en el ascensor y de pronto un mujerón con cuerpo totalmente mordible a lado coqueteándote? yo, en ese caso, creo que repetiría gritándo en silencio tus sabias palabras: Gordas de Mierda!!, jajaja
Un abrazo
Marco Palacios
No pues! No todas las gordas son malas. Ni mucho menos todas las flacas son lo máximo. Hay que buscar con paciencia. Además siempre será mejor algo de donde agarrar que alucinar que agarras cuando no agarras ni mela.
En fin...
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