¿Alguien más en tu caída vida?
A priori, no me cayó bien Lucho. Me pareció uno de esos gorditos chela que conversan combinando pasos salseros y creen ser campeones de Copa Libertadores sólo por haberle sacado el MSN a una secretaria rica y por supuesto, con su pulsera con las imágenes de santos, esa huevada que me parecía horrorosa. El punto problemático es que este es un lector fiel y, por lo que descubrí, promotor de este blog y sus artes perversas.
- ¿Sabes? Yo creo que Car'e Cerebro tiene la culpa de que te hayas ido de la oficina.
- ¿Qué tiene que ver la tía esa? Oye, son áreas distintas. Aparte, yo renuncié, no hubo reducción ni nada parecido.
- ¿Ves lo que te digo? Entonces, renunciaste cuando viste su cacharro, no jodas.
- Ya, por favor, jajajajajajaja.
- Huevón, no duraste ni una semana más - dijo, levantando el dedo, como indicando qué decir en caso de ser interrogado -. Renunciaste porque el ambiente de trabajo se había afeado tanto, que incluso comenzó a perjudicar tu salud.
- Ya párala, pobre tía, ¿te ha hecho algo?
- A mí no, a tí sí, según dicen en el banco. Incluso imprimieron esa cosa que escribiste en tu blog sobre ella y la pegaron en el panel, hasta Claudine (mi ex jefa) sabe a quien se refiere.
- No jodas - cambién mi ánimo, alarmadísimo -. ¿Sabe que yo fui quien escribió eso?
- No, solo el pata de sistemas que reviso tu máquina, fácil sus amigos, Luciana, Karen y Charito, la secre de Enrico.
- Normal, no me interesa mucho. Luciana casi ni se habla con Claudine, Karen creo que ya sale también... pero huevón, igual, ¿por qué te la agarras sólo con ella? ¿Sólo porque no puedes tirarte a Karen?
- Aguanta, flaquito, hay que aclarar un par de factores. Primero, Carlitos y tú empezaron el chongo contra ella, así que...
- Oe, comenzamos, pero ustedes la continúan, incluso sin mí en la oficina.
- Es un cague de risa, no seas cojudo. Aparte, los patas de Riesgo me contaron que es insufrible, medio botada y encima, tiene una voz de mierda.
- Tú también tienes una voz de mierda y nadie te jode.
- Pero igual pues...
- Pobre chibola, querrá unirse al grupo y ustedes, hijos de puta, no la dejan.
- Puta madre, el defensor del pueblo - respondió Luchito, riéndose de nuevo, abriendo los brazos muy reclamón -. ¿Quieres su teléfono? Veo un extraño brillo en tu mirada...
- Sí, son mis anteojos, tarado. Pero párala, jode a otros hombres aunque sea, para que te saquen la mierda.
- No, están saliendo nuevos chistes...
- Ya, basta - traté de ser tajante -, ¿tan alicaída está nuestra vida en cuanto a mujeres, que nuestro centro de atención es una chica más fea que flan de ajo? Ya, de una vez...
Lucho se mató de la risa durante varios minutos, su blandengue y grueso cuerpo adoptaba movimientos de ameba, de manguera de bombero doblada para ser guardada, mientras se carcajeaba y se sostenía el abdomen, como si se le fuera a caer. Cuando recuperó el aire, se quedó callado un instante y encendió un cigarro.
- Tienes razón, parece que habláramos de la puta de moda.
- Mujeres sobran, como Karen...
- Ah, ella, puta, no me dejaste terminar - dijo Lucho, recuperando una expresiva excitación y autoridad al hablar -. Yo no mezclo trabajo con tire, donde se come no se caga.
- Brother, tú eres el único huevas que caga sobre quien debería montarse, ¿qué problema hay?
- ¿Y qué problema había con Charito?
- Con ella ninguno, sólo que me tenía hinchadas las sienes con Ritmo Romántica - dije, refiriéndome a la secretaria de mi sección, estereotípica chica adicta a la radio propiedad de Myriam Hernández -.
- ¿Y con Claudine?
- ¿Qué tiene que ver ella?
- Desde que la gente de sistemas se llevó tu máquina, todo el mundo comenzó a sospechar.
- ¿Ves que es bueno cambiar de personaje? Eso es importantísimo - Le dije, en una, despejando y tirando la pelota lo más lejos posible -. Yo acabo de encontrar en el Facebook a un compañero de cole que sólo conoce gente del cole o sólo tiene contacto en el cole, por mucho que los años hayan pasado - decía, tranquilo, confiado en que Lucho me seguiría la corriente -. Esa situación es patética, ¿no crees?
- Sí, que triste tu pata...
- No es mi pata - corregí -. De hecho, lo acepté sólo para comprobar lo que te venía diciendo. El punto es que, bueno, chochera, somos hombres de mundo, tenemos profesiones, inteligencia, chispa y hasta algo de pinta si quieres, no deberíamos estar desperdiciando nuestras palabras en Cara de Pepián.
- Pero es divertido, no lo niegues. Podría jurar que hasta transcribirás el tema de esta conversación en tu blog. Por cierto, ¿tú harás algo el viernes?
- Quedarme en mi casa, estoy en plan conservador. ¿Tú?
- Quería ir al cine...
- Sé que eso es una maldición permanente, aunque por otro lado, ¿qué hacemos acá, en tu carro? De hecho, protegiéndonos de conocer nuevas mujeres, que nos traigan nuevas desgracias.
Entonces, Luchito dijo algo que nunca olvidaré.
- Raúl, puede que me case con la próxima mujer que ame, ¿y tú?
- Dije lo mismo respecto de la última mujer que amé. Espero que no llegues a amar a Car'e Cerebro.
- Yo también espero que no.
- Si lo haces, ni gastes tu plata en Ripley Novios, mejor ve al banco de órganos. Ni me mandes invitación a la boda.
- Tú tampoco.
- Y si lo haces, dejame ir con un traje y máscara de cuero.
- Y a mí, vestido de exorcista.
Hacía unos minutos, estaba interesado en detener la avalancha que había producido con mis chistes. Ahora, creo que es más importante para ambos tener a alguien en quien pensar. Dentro de unos minutos no sé, el tiempo pasa demasiado rápido.
Bueno jóvenes, los dejo con una canción previsible. En verdad, incluyo la versión original de Tita Merello y la de la archiconocida novela que ya se va por los 10 años y que, sí, merece su homenaje, aunque sea desde este austero y conservador blog.